martes, 26 de mayo de 2015

LOS MALOS POLÍTICOS MUERDEN LA DERROTA

   Hace algunos meses, tal vez un par de años, mantuvieron una charla abierta y franca, de la que afortunadamente fui testigo, varios destacados personajes del centro derecho vasco. Conclusión a la que llegaron algunos, que me  pareció acertada:  "estamos gobernados por los economistas y nos hemos olvidado de la política". Claro: nos hemos olvidado de hacer posible lo razonable y de que así lo entiendan los electores. La economía es una muleta: ayuda a caminar pero la ruta se marca por el que la maneja.
   El Alcalde de Vitoria, que también estuvo en aquella charla, se mantuvo callado pero tomó buena nota. Y será  porque se lo pide el cuerpo o su talento, pero durante su mandato, manteniendo el tipo, sin hablar de economía, ha ejercido de político puro y reivindicativo, mientras otros de su cuerda se dedicaban al birle por esos mundos de Dios (no hablo del País Vasco),  o a mantener cerrados los ojos y taponados los oídos para esconder las vergüenzas de la familia.
   El Alcalde de Vitoria, Sr. Maroto Aranzabal, denunciaba abusos en un sector tan delicado como el de las ayudas en favor de gentes necesitadas. Podía hacerlo, lo hizo en su condición de Alcalde y ante muchos votantes: tenia razón y se lo han premiado.
   La política ejercida con talento es la que da votos. Cuando el protagonismo se cede a la economía los resultados  son inciertos,  cuando no letales. Y cuando se niega uno a ser político, aún es peor. Un Ministro de Hacienda no puede anunciar una subida general de impuestos a pagar por los mindundis y anunciar al mismo tiempo una amnistía fiscal en favor de los defraudadores del fisco. Un Ministro de Educación no puede anunciar una reforma de la enseñanza y decir al mismo tiempo que es para españolizar a los niños catalanes. Como estos, hay muchos mas ejemplos.
     Decir "no hemos sabido explicarnos" es ,impropio de un político. Vete  a casa, amigo. El político que no acierta explicarse sólo se merece unas orejas de burro y ponerlo contra la pared: hace  más daño que un ladrón.
     Cuando  las manadas de burros y chorizos se juntan, el daño es irreversible. En esas estamos.

 




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