martes, 28 de febrero de 2017

POLÍTICOS Y POLITICASTROS

      Con el dinero de los asalariados -aparte fruslerías- pueden suceder dos cosas: que no llegue para pagar las necesidades y pequeñas debilidades de la persona o familia que se lo trabaja, o que pase a sobrar y pueda cada quién sumar algún ahorro a fin de mes y dormir sin preocupaciones económicas.
      Imagino que estas incidencias y otras que dimanan del uso  y abuso de la vil moneda, tendrán sus nombres técnicos,  muy atinados supongo, pero no hace al caso: con  que me entiendan, me basta.
      Por las noticias que difunde  la inmensa clase periodística,  son más los que sufren por defecto que por ir equilibrados en el manejo de sus ingresos. Pero no olvidemos; a estos últimos los  sigue de cerca -como el galgo a la liebre- toda una turba de expertos exploradores del beneficio ajeno: los tenaces recaudadores del erario público,  sin los cuales la vida sería a aún mas difícil, a tenor de cuanto dicen los mejor informados.
      Está demostrado por siglos de historia que  esta situación - muchos pobres, pocos ricos - favorece el nacimiento y desarrollo de los llamados politicastros que, como los hongos, son en su mayoría malignos: frente a  políticos, competentes y honestos, aparecen por millares, los  politicastros corrompidos e ineptos. No suelen abundar los primeros que, no obstante,  son imprescindibles. Se detecta, al contrario,  que los politicastros más venenosos  surgen como si fueran hongos: cuando das por desaparecidos a unos, surgen otros nuevos. De los politicastros (como de los hongos) dicen los libros que son parasitarios y que  muchos viven sobre materias en descomposición.
      Si alguien cree que las cosas han cambiado -por cómo funcionan los tribunales de justicia y por la desaparición el bipartidismo- se equivoca. ¿Por qué? Porque a mayor numero de partidos mayor número de politicastros;  y a más politicastros, mayor número de pobres.
      En España, lo selecto de cada gremio no suele ser reconocido por las multitudes. Obedece este fenómeno a la abundante segregación  de la más corrosiva y puñetera envidia.
     ¡Los dioses ciegan a los que quieren perder!



lunes, 27 de febrero de 2017

LA IMAGINACIÓN AL PODER


     Al proclamarse el final de la guerra civil del 36, en abril del 39, no parecía cumplirse el compromiso adquirido: "volverá a reír la primavera"..Con mis inexpertos diecisiete años, me conformaba con menos. Osé soñar con una patria limpia, generosa y  bien alimentada, cuando la propaganda trataba de idealizar la España:  una, grande y libre. Mal comienzo el mío, tan prosaico a la par que clandestino.
    Todas mis alegrías se rindieron el primero de septiembre de ese año, cuando mi padre, después de oír por radio que los alemanes invadían Polonia, exclamó: "¡nos van a hacer un pan como unas ostras!" (así lo dijo por no ser irreverente).
     La guerra fue global -que diríamos hoy- y España, pese a no guerrear, pagó su parte.. No se explica que  todos nosotros -salvo excepciones- nos fuéramos pudriendo de hambre entre ladillas y
piojos y, para más pinchar,  con una tuberculosis endémica a la española que hacía temblar al misterio.
     No exagero: en 1939 un servidor (1,77 de estatura) pesaba setenta y cuatro kilos; en 1945, cincuenta y dos. Como una mayoría de españoles, me  plegué a los dictados del mando. No tenía tiempo, ni ganas, ni medios para ir contra corriente. No me incluyan en la lista de héroes que aparecieron  en España a moro muerto. Aguanté remando para poder subsistir. Eso fue todo.
    ¡Y llegó la democracia!  A mí, que estaba en Vitoria, me dió por  pensar que aquellas huelgas sucesivas que terminaron en un doloroso 3 de marzo  en 1976, iban a tener consecuencias políticas, y así lo dejé escrito  y publicado. Como consecuencia del dramático desenlace de aquellos sucesos, empezó la carrera democrática de Adolfo Suárez.
     Otra primavera. ¡A empezar de nuevo! Y nadie pensaba  que en España llegaría la "imaginación al poder", grito de guerra de los rebeldes parisinos en 1968. Nadie soñaba con que un jefe falangista pudiera construirnos una democracia.
    ¡Bueno! Así somos los españoles.  Verán la paella es la vasija; el arroz el alimento. El plato, por lógica consecuencia es  "paella de arroz", como podía ser "caldereta de cordero", donde el alimento es lo importante . Pues no señor; no es así como lo llaman; es "arroz a la paella"; aquí, entre nosotros, prima la vasija, es decir la chapa, la carrocería. Pura imaginación.
    Por eso una "democracia en España"  no es lo mismo que una "España en democracia".
    ¡Ya la quisiéramos!
    Como pueden ver lo que falla es el condumio.
    ¡Mi gozo en un pozo!






 










sábado, 25 de febrero de 2017

LOS POLÍTICOS COMO REMEDIO

     A medida que los cambios socio-económicos llegan a caer sobre un pueblo, surgen los conflictos y las mesnadas de voluntarios que quieren arreglarlos.  A tal efecto, estos voluntarios componedores, se proclaman expertos políticos. Pero suele suceder que esos políticos,  anunciados como solución, muy al contrario, pasan a ser el problema.
      Veamos el caso de España y de sus  alrededores. En tiempos del Presidente,  Aznar, según él
mismo proclamaba, España iba bien. Estábamos entre las primeras potencias mundiales. Se gastaba dinero a espuertas. Aznar anunció su  retiro estando en la cresta de la ola, y decidió pasar los trastos del poder a Mariano Rajoy.
      Pero los atentados del 11 M (en el año 2004), vísperas electorales, tuvieron secuelas que fueron mal gestionadas por el gabinete de Aznar. Las elecciones dieron el poder a Rodríguez Zapatero, que manejó el gasto público a sartenazos y nos metió de hoz y coz en una crisis inesperada que no acabamos de superar.
     Con la crisis se quemaron muchos políticos y aparecieron otros nuevos, con nuevos sueños, todos cargados de promesas, pero  sin medios económicos con los quehacer frente al  creciente déficit.del Estado; y donde no hay cecina todo es mohina.
     Ahora, desde los EE.UU de América, llegan los cambios. La culpa es de los forasteros. Las migraciones son multitudinarias.  Todos somos buenos con  el dinero del prójimo pero si los que vienen son pobres... es otra cosa. Y se abren dos tipos de soluciones: la de puertas abiertas a todo extraño al país, o éste se cierra con murallas para impedir el paso de  todo signo de pobreza.
    Es  muy duro decirlo, pero las soluciones  para miles (millones) de problemas -tan viejos como viejo es este mundo- son de sobra conocidas. Y triunfa la ley del más fuerte, que no quiere decir que sea la más justa.
    Esto no  lo arreglan los políticos, pese a que cada uno con más ahínco, busque su  solución en bien de todos. Casi todos, la encuentran para sí mismos, pero las  mayorías votantes se quedan en la lista de espera.
    Menos mal que hay excepciones.
    ¿Pesimismo? No. Ya lo dijo el maestro: optimismo bien informado.
   



viernes, 24 de febrero de 2017

ASISTENCIA ECONÓMICA A NECESITADOS

     En el País Vasco, su Gobierno autonómico, ha bautizado la que podría llamarse "ayuda económica al necesitado" con una ambigua frase: "Renta de Garantía de Ingresos". En resumen es un plan de subsidios que se aplica, sin distinción de clases, a los que no tienen medios para costearse una subsistencia digna, como cada uno (o cada una) y sus familias se merecen. Excelente idea, inmejorable propósito.
     Solo hay un reparo:  que cada día toma más cuerpo un clima de protesta a cargo de nativos vascos, que malamente llegan a fin de mes sin deudas y sin ayudas. Este sistema de renta garantizada es, para ellos, una injusticia y un insulto. La picaresca mafiosa, -dicen- han encontrado en el País Vasco  un chollo que favorece el tráfico migratorio de la peor especie.  Vienen a vivir mejor que muchos jubilados vascos, con  ingresos inferiores a estas rentas garantizadas, pese a que cotizaron  a lo largo de toda una vida para asegurarse una pensión mínima
     Insisto. No hago sino constatar un hecho: el malestar de muchos vascos a pie de calle por cómo se lleva la cosa. No paso ni quiero pasar de esa línea. La intención del proyecto es loable. Su ejecución es causa del malestar, por los abusos que las gentes detectan.
    Esto es todo, ¡pero  no es moco de pavo!



jueves, 23 de febrero de 2017

PENSIONES Y POBREZA

     En lo comienzos del siglo XX las pensiones generalizadas no existían. Lo normal era, entre familias bien organizadas -que  rezaban unidas, no es broma- contar con la correspondiente libreta de ahorros donde reunir algún dinero  para un por si acaso.
     Esto no impedía que en todo lugar habitable residiera un colonia de pobres vergonzantes, que vivían de la caridad prestada desde algunas asociaciones piadosas. No tenían para comer y su tarea diaria se reducía a sufrir sin rechistar.
     Algo parecido está volviendo a suceder, con una diferencia: el nivel medio de vida ha mejorado pero hay más pobres que dejaron de ser vergonzantes en su mayoría. Reclaman lo suyo y hacen bien.
     ¿Y que relación existe entre los pobres y los pensionistas?
      Sencillo de explicar y de entender. Donde hay pobreza no hay pensionistas. Porque la pensión, colectiva o individual es ahorro, y donde no hay ahorro, no hay presente ni hay futuro. En España llevamos años viendo impasibles como lo pobreza aumenta.
      ¿Por qué aumenta la pobreza?
       También es sencillo de explicar: porque todos queremos ser pensionistas; todos queremos que los gobiernos, cumplan sus promesas. Queremos que se reparta ese dinero que según una señora que vivía del cuento, no es de nadie. Lo malo es que todos -menos unos pocos- pecamos por lo mismo.
        Esto lo sabían muy bien nuestros tatarabuelos, aquellos que aprendieron a quejarse con resignación, los que llegaron a decir: "mas se perdió en Cuba". Era el  tiempo de los pobres vergonzantes.
      Para tener pensionistas hay que cuidar las muchas rendijas por donde se va el dinero. Es desagradable decirlo: lo que se gasta en fruslerías no va a la caja de pensiones. El ahorro en su mayor parte, viene del trabajo. Y la balanza,  en nuestros días, está desnivelada. Tenemos demasiados políticos, tantos casi como parados;  también estos, sobran. Mucho ruido y pocas nueces.
      Luego se arma la gorda. Y no se quieren dar cuenta.
     ¡No hagan correr a voz!







miércoles, 22 de febrero de 2017

POLITICOS CENTRISTAS VASCOS Y SU CLIENTELA

        A estas alturas del desarrollo democrático, los centristas del País Vasco de España pasan sus tribulaciones un tanto desorientados. Se da por supuesto que se tiene por "centrista vasco"  a todo aquel que sin ser nacionalista, vota a partidos moderados y constitucionalistas, o no vota.
        Y si "no vota" es porque carece de referencias claras sobre los programas de estos partidos o porque no se fía. Mejor dicho: las referencias o promesas que recibe y la realidad de los hechos que percibe, no cuadran.  Justo es decir que la  información que emana del poder central, o del núcleo director de estos partidos, referida a tema vascos, es escasa o nula.
        Por ejemplo -vamos a ser claros-  los posibles votantes centristas vascos están llenos de dudas. Y no sucede tal cosa porque sí; sencillamente no se sienten interpretados; o, lo que es peor, se sienten ninguneados.
        Estos españoles e hijos de españoles vasconizados, que no  quieren extremismos, tampoco se conforman con estar en tierra de nadie: en un centrismo despersonalizado. A  estos centristas vascos les llena de miedo que se hable -como si fuera normal- de alianzas o apaños entre constitucionalistas y secesionistas.
        La sensación es correcta: los centristas están convencidos de que esos acuerdos, pactos o lo que sea, entre constitucionalistas y nacionalistas, han supuesto concesiones opuestas a lo que convenía a ellos, a sus intereses mas nobles y directos; y temen por su futuro.
        Los centristas con voto nunca se pronunciaron contra el progreso vasco, compatible con su ideario. Es decir, sin que el poder central olvide a su clientela. Y la verdad, no suelen tenerse en cuenta esos deseos por parte de los se han alternado en el ejercicio de ese poder.
       Se están pagando aquí,  por muchos centristas,  los errores o la desidia de los elegidos por quienes les votaron creyendo que eran de los suyos.
       Podríamos llenar páginas  con estos errores. Estos partidos han consentido la negación de España y no pasa nada. ¿Y lo de cumplir y hacer cumplir la ley?
      Los votos se van y no vuelven. Si les da lo mismo o no saben cómo cambiar el rumbo desde la sinceridad que se merecen estos vascos centristas, ¡ellos verán!
     ¡Algo huele a podrido en Dinamarca...!






martes, 21 de febrero de 2017

EL CUENTO DE LA IGUALDAD

     Hoy me toca pasar la prueba del examen médico. Tomo aire y quiero ser optimista. La doctora me anima mientras le cuento mis penas. "Estoy para el arrastre", -  le digo. "Calle, calle; ya quisiera yo llegar a sus años, así como usted..." - responde. Y añade: "Es imposible. Ni queriéndolo somos iguales".  Entonces me callo y medito.
      El derecho a la igualdad me parece una joya inestimable. Pero la igualdad como valor absoluto, mal que nos pese, no existe. Condenados a parecernos los unos a los otros, nunca hemos sido iguales. Por eso la divina gracia -según los dogmas- nos concedió la posibilidad de ganar el cielo para, con los mismos cuerpos y almas que tuvimos en la vida terrenal, gozar de la presencia de Dios como iguales. ¿Y qué va a pasar con los ateos? Seguirán existiendo. Son el mejor ejemplo de la desigualdad voluntariamente elegida.
       Soy partidario de la equidad: dar a cada uno lo que se merece en atención a sus méritos. Pero los políticos, ninguno está de acuerdo conmigo. Reconozco que con la equidad no se captan votos. La igualdad, imposible, se limita a ofrecernos el mismo trato ante las exigencias de la ley. La idea es buena, pero no se cumple o se cumple a medias.
        Un supuesto interlocutor me dice: "¿Pero usted no querrá retroceder a tiempos de extorsión y de miserias?
        Antes de contestar a esta pregunta conviene aclarar un extremo: En tiempos, ya idos,  tuvimos pueblos que vivieron fases de equidad y de bonanza. Ocurre que han pasado de moda. Fueron pueblos que supieron equilibrar la balanza de pagos con la de ingresos. Parece ser que sus fórmulas eran muy sensatas y sencillas: estaban educados a reducir los gastos o a incrementar los ingresos o las dos cosas.
        ¿Y cuando no hay ingresos...? Siempre ha sido igual: hay que inventarlos. Porque el gasto, llegado  un momento, no se puede reducir más.
         En ese trance la política tiende a simplificarse: aparece y crece el derecho a la igualdad. En efecto: todos tenemos derecho a la vida. Y esto tiene un coste. Claro está: antes de que muera un cofrade ¡cualquier cosa es buena! Podemos endeudarnos, y la "pella"  que la paguen nuestros nietos. O podemos robar, y el que venga atrás ¡allá se las arregle!
        Tengo mis dudas: unos me ofrecen gastar  hasta donde sea posible  y remediar cuantos sufrimientos se puedan, para ser todos más felices; otros piensan en contener el gasto y aplicar el ingenio para aumentar los  ingresos y poco a poco equilibrar las cuentas.
        No hay más cera... Los políticos están en uno u otro bando. Todos prometen. Hay que elegir.
        ¡No es mi caso! Me bajo en la ya cercana estación término.
     


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me estoy refiriendo a los fueros "originarios", surgidos  de los buenos usos  y costumbres de los vascos rurales, -los de la tierra llana, en Vizcaya, y de tierras esparsas en Álava-; fueros casi siempre admitidos de mala gana por las jerarquías superiores; excluyo los fueros "otorgados" como gracia de la Corona,  a cambio casi siempre de promesas financieras creadoras de mayores desigualdades.
     El fuero "originario" enseñó a las comunidades, donde se implantó, a vivir sobriamente con una mínima burocracia  muy controlada y con dos ideas económico-sociales impuestas con éxito: valorar la importancia de la calderilla, por una parte,  y de la prestación personal, por otra,  para atender a la solución de problemas colectivos.
     Así se logró, con  los buenos usos y costumbres,  una desigualdad equitativa y una vida social equilibrada, sin dictaduras, sin caciques,  con pocas casas fuertes... , con pocas y menguadas  jerarquías. Algo que hoy, en nuestros días,(y en los dos últimos siglos) equivaldría a una reducida burocracia oficial,  a la supresión de todo gasto superfluo en las instituciones oficiales  y una mayor participación de pueblo en los asuntos oficiales que se refieren al bien común, empezando por los pequeños núcleos de población.
     Hasta que llegaron los feudalismos, los institucionalización absolutista de poderes en favor dee la Corona, de la nobleza y de la Iglesia, las convulsiones revolucionarias, las repúblicas, los nacionalismos, los socialismos, los comunismos, los populismos etc.,  todos prometiendo la igualdad a raudales..., para terminar repartiendo en abundancia la pobreza entre los débiles., dominados por su afán igualitario;  doctrinas que decían defender a los iguales. .
     Animo a los lectores que conozcan de cerca la realidad foral originaria, no exclusiva de  Vasconia; pero fue donde más perduró y s  mantuvo en línea de progreso. .
    Lo digo con toda mis luces despiertas y conectadas. A sabiendas de que tendrá detractores.
    Todo tiene su explicación.

lunes, 20 de febrero de 2017

LA DIFUSIÓN DEL EUSKERA

     Han pasado más de veinticinco años desde que se popularizó la difusión del euskera en todas las escuelas del País Vasco y otros tantos a contar desde la plena imposición del bilingüismo en las instituciones oficiales de esta Comunidad Autónoma.
     El Gobierno Vasco reincide en facilitar el ingreso, en distintos centros universitarios, a los aspirantes que tengan buenas notas en el idioma vernáculo. Se deduce que los resultados -en cuanto a  la divulgación y dominio del idioma euskériko en general- no satisfacen a gran número de vascos. El español se utiliza mayoritariamente en las conversaciones de calle, en la vida real y en la oficial, sin recibir ayuda alguna  a estos fines.
     Solo trato de constatar hechos, y de paso quiero quitar morbo y pasión a esa realidad. Debe tenerse en cuenta que el español es un idioma que sube  mundialmente; y si cada día se habla por mayor número de personas, es porque obedecen -sin conciencia de ello- a la ley del mínimo esfuerzo: es más fácil, o menos enrevesado, -al parecer- hablar y entenderse en español que en otros idiomas.
     Por otra parte, para la difusión masiva de un idioma no son tan eficaces. como se piensa, algunos métodos didácticos: la gran divulgación suele ir unida a causas genéticas -aumento de la prole que hable el idioma- y mucho  más si entre las nuevas generaciones, portadoras de la lengua, se producen grandes  migraciones que, generación tras generación, sin proponérselo y sin ayuda alguna, la mantienen intacta. Es el caso del ladino  hablado por los  judíos que fueron expulsados de España; conservaron el español de la época en la que soportaron esta injusticia.O el caso de los emigrantes hispanos en los EE.UU. 
    De cualquier forma, en la actualidad hay algo  que conduce a dejarnos perplejos: cada día hay más personas dispuestas a deificar algún idioma. Lo idolatran. El idioma, en un principio, tuvo que surgir por puro instinto: vino a ser la superación  del grito, del aullido, de la señal de aviso,  para no desaparecer; al paso del tiempo, pudo mejorarse la marca,  sirviéndose de un desarrollo intelectual o de un sentimiento creativo que activara el entendimiento.
   Llegar a deificar un idioma es algo sublime. Y lo sublime es propio de las creencias religiosas. Los nacionalismos, cuando llegan a ciertos extremos, suelen verse tentados por la sublimidad.. La "patriolatría" no deja de ser un sucedáneo religioso. 
    Multiplicar los peces y los panes evangélicos,  nunca dejó de ser un milagro. Hacer algo parecido con un idioma, ¡es más difícil! Y no puede confundirse la política con los efluvios  sobrenaturales.     



   

sábado, 18 de febrero de 2017

GASTOS INÚTILES A CARGO DEL ERARIO PÚBLICO

     En Vitoria-Gasteiz, donde resido, hay un paseo único que arranca en el centro de la ciudad y lleva hasta la basílica  de Armentia, en el extrarradio, puesta bajo la advocación del Patrono de Álava, San Prudencio. Es un paseo emblemático, lleno de historia, muy frecuentado por los cardiópatas vitorianos y por los  "deportistas" que se sirven de las instalaciones del entorno de Mendizorroza.
     Cerca de estas modernidades hay un rinconcito que aloja una fuente de aguas mineralizadas, que estuvo de moda en el siglo XIX y que mereció la atención municipal: levantaron un chiringuito que facilitaba a los visitantes las  aguas con cierta comodidad; y el recinto lo llenaron de árboles.
     En los albores del siglo XXI alguien, desde el municipio vitoriano, sentenció: "Aquí  hace falta un bar".  Y levantaron un edificio, en la campa que rodeaba la fuente,  para instalar un bar de lujo, que tuvieron que cerrarlo por constituir un sonado fracaso. ¡Gasto inútil del que nadie, que se sepa, ha rendido cuentas. ¡Un bar con dinero público! No se le ocurre ni al que asó la manteca, que dirían nuestros abuelos. Ahí sigue, cerrado y vallado con alambres que no impiden  el asalto y los desmanes de algún gamberro que se sale de madre, entre los que aún abundan.
     ¡Cálmese amigo! En otras ciudades lo que en Vitoria es un bar, fuero aeropuertos sin  viajeros, palacios para exposiciones que se  usaron un par de años, edificios emblemáticos, fabulosas instalaciones deportivas...
      ¿Qué dicen? ¿O no se acuerdan de la catedral nueva, tan costosa como anacrónica, cuando vino a resultar  que la vieja catedral era una joya? La catedral neogótica hubo que acabarla  -eludiendo hojarasca-  con dinero público. ¿Y no tienen en cuentan que hemos construido una plaza de toros cubierta con el pretexto de los multiusos, ahora cuando se está perdiendo la afición taurina y sobran locales para otros fines?¿Y el aeropuerto alavés de Foronda sacrificado en pro de las ambiciones  bilbainas que vuelan sobre un sucedáneo que tiene sus riesgos y no los reconocen?
       Como dijo la señora aquella, el dinero público no es de nadie.
        ¡Cosas veredes, Sancho!
   






















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viernes, 17 de febrero de 2017

UNA RETENCIÓN INJUSTA

     Dos fechas atrás sostuve que para prever -y prevenir- contingencias futuras con efectos socio-económicos perniciosos, debiéramos reclamar, como ineludible, una reforma fiscal que permitiera reducir la presión tributaria sin tocar la tabla de impuestos al alza, como es costumbre.
    ¿Acaso es usted economista? me preguntará más de uno. No, ni podré serlo. Pero como uno ha vivido siempre al día para subsistir, valga la redundancia, se le pegan las cascarrias del  sentido común, que no es moco de pavo.
    Voy a tomar como ejemplo la parte más inocua  del "conocido popularmente" como impuesto sobre la renta de las personas físicas. En cada ejercicio hay un periodo de devolución de las retenciones, exigidas  en demasía por el Estado a los contribuyentes mártires. Es decir que el Estado maneja un dinero que no es suyo, sino del sufrido y modesto "paganini" al que justo le dejan respirar.
     Desde un puesto de vista financiero, el  Gobierno está recibiendo cada mes un dinero a cuenta; es decir un préstamo aportado por los trabajadores más débiles que nunca se reconocerá como tal;  por este préstamo circunstancial, nadie paga un mínimo interés, como suele hacerlo todo prestatario en favor del prestamista.
     Lo curioso del caso es que ese Estado,  no perdona una y si alguien se retrasa en el pago de sus contribuciones, que cuente con   un recargo sobre la cuota impositiva, en concepto de intereses por demora.
    Y otra curiosidad añadida: el contribuyente se siente beneficiado y distinguido,  se siente feliz cuando materializa la devolución, que la asume como si fuera un premio. En realidad ha sido un castigo inmerecido. Lo cual demuestra que el Estado se mueve por  rutinas y  a sus servidores -salvo excepciones, que las  hay- se le han cruzado los cables: les importa más el café a media mañana, que los desvelos tributarios del prójimo.
     Si el Estado cobra intereses por demoras, lo menos que puede hacer es indemnizar  con intereses, justos a los que se exige el pago por adelantado y en exceso.Por ser de justicia.
    ¡Y usted que lo vea!


















jueves, 16 de febrero de 2017

LA CUEVA DE ALI BABA SIGUE ACTIVA

     El arte del birli birloque es fruto de la ley del mínimo esfuerzo. No hagamos de un hecho que tiene sus orígenes en  una ley que avala la supervivencia del género humano, lo que un portavoz de la TV reinante llamaría un "escandalazo".
     Lo expresó muy bien una buena señora de misa diaria, a la que abordó -camino de la iglesia en plena campaña electoral- un periodista pesquisidor con esta pregunta: "Y usted ¿a quién va a votar?". "¿Yo? A los que ya están?". "¿Cómo  es posible?"."Pienso que habrán robado  todo lo que pudieron y que otros nuevos están expuestos a la tentación de volver a empezar".
     En resumen, los politólogos -fruto inesperado que cuestan lo suyo- y sus seguidores, se quedaron sentados de culo cuando vieron cómo, en dos tacadas seguidas, las elecciones se ganaban por el partido mas vituperado  en el correr de los  siglos.
     ¿Y por qué ganaron? Muy sencillo. Porque pensaban como la  mujer que iba a misa. O tal vez, porque la chispa popular española tiene respuestas para todo. Nadie se explica por qué la "Zapatones" -del imaginario español- prostituta de oficio, insultaba a su vecina, acusándola del mismo pecado, si bien la "Zapa" era más antigua en el escalafón.
     La cueva de Ali Baba sigue abierta y no se cerrará -lo digo en serio- hasta que todos los políticos españoles -incluidos los  de más valía  -vale más  honra sin barcos que barcos  sin honra- hagan un acto colectivo de contrición y se pongan a inventar otro cobijo para privilegiados: por ejemplo  un paraíso fiscal para españoles de las mejores familias.
     Porque la política, mientras no se demuestre lo contrario, es un terreno abonado para montar trampas.
     Y si no, que se lo pregunten a los comprometidos en esta faena por tierras de Cataluña.
      ¡No parece que hayan recibido el mismo trato!



   

miércoles, 15 de febrero de 2017

LA SANIDAD AL SERVICIO DE LA POLÍTICA

      Algunos políticos creen de buena fe que ciertas conquistas sociales dieron comienzo cuando ellos arribaron al mundo del poder.
      Recuerdo que la primera piedra de este gran edificio sanitario con el que contamos -de la seguridad social, que ya se decía - se puso en la década de los cuarenta del siglo pasado y, al cabo de los años, nuevos tiempos con nuevas ideas fueron poco a poco, acrecentando  el edificio y acompasándolo a las exigencias de cada época. ¡Demos a cada cual su correspondiente mérito! No es tan difícil.
      Dicho lo que antecede, quienes verdaderamente han dado cuerpo a los avances sanitarios conseguidos, han sido los profesionales del cuerpo médico con distintas titulaciones y grados que, desde el más elocuente silencio, han puesto sus conocimientos y su dedicación al servicio de los demás. El cambio dado a la sanidad española en los últimos sesenta años, a partir de una pobreza posbélica,  para sí lo quisieran otras actividades y muy especialmente la política que sigue los derroteros  ya viejos del siglo XIX. ¡Pregúntenselo a don Pablo Iglesias, el auténtico!
      Ahora bien, no neguemos la realidad: en su afán de apuntarse tantos los políticos, todos, no quieren ver la fragilidad del edificio y creen que el derecho  a la salud es infinito, por ser de justicia.(Por ser de justicia y porque conviene a los intereses electorales de algunos, dicho sea de paso).
      Me apunto al deseo de justicia. Pero el edificio sanitario no lo  aguanta. Está a la vista del que lo quiera ver. Un político avisado,  previendo la marejada, estaría  ya tomando  medidas para evitar desdichas. Medidas políticas y medidas sanitarias. Entre estas últimas, la intensificación de una medicina preventiva.
     ¡Qué cosas! Poco se conseguiría si no se abordara antes una profunda reforma fiscal.
      Lo dejaremos para otro día...


      

martes, 14 de febrero de 2017

ESPAÑA Y SUS POLÍTICOS

     Algunos índices económicos hacen pensar que España está saliendo de la crisis, aunque nadie olvida que hay una gran tarea pendiente para poder cantar victoria.
     Y como, además, la política esta revuelta, son muchos los que opinan que van a faltar medios económicos para atender, en el corto plazo, las demandas de los menos favorecidos.
     Los partidos de izquierda propagan que todo se arreglará si el sector público se anima a  invertir fomentando el trabajo de las clases más necesitadas. Las derechas moderadas, consideran suficiente que se mantenga un equilibrio controlado, un clima que proporcione  a los inversores una estabilidad económico-social que garantice el beneficio al cierre del ejercicio. En fin: opiniones diversas y muy opuestas. Pero nadie asegura que no nos vaya a salir el tiro por la culata.
      Un ejemplo: la herencia de bienes inmuebles era una gracia caída del cielo con la que salían de apuros buen número de familias necesitadas. Hoy, en algunas Comunidades Autónomas, como la andaluza, socialmente justa (eso propagan), es tal el gravamen a pagar al fisco por una simple heredada vivienda, que para  no entrar en pérdidas, resulta preferible renunciar a ser heredero.
       La tendencia está marcada: la propaganda de los partidos políticos, para conseguir votos y hacerse con el poder, consiste en prometer más justicia social, conseguida  por la vía fácil: exprimir al rico para facilitar la vida del pobre.
      Nunca diré que no sea justo. Lo es. Pero esto no puede impedir que, esta forma de conducirse, que hoy llaman  "populismo de izquierdas",   incite a los ricos a emprender la fuga, a irse con sus dineros a climas más favorables. Y bien: necesitamos muchos más ricos para que la carga les sea llevadera. Al final, si esto no se programa, se  prodigarán  los paraísos fiscales que se sostienen por seres humanos dotados de un poder internacional que no necesita votos para ejercerlo.
      ¡Es el poder del dinero, que los políticos también agradecen! ¿O no?




 





lunes, 13 de febrero de 2017

LA DISPERSA CLASE MEDIA

     ¿Dónde situaríamos a la clase media? Es muy difícil su encasillamiento: Ha de tener un nivel cultural medio alto, con recursos económicos medidos, pero holgados y pertenecer a una jerarquía social influyente en la distancia corta.
      La clase media -por lo general conformista- es el punto de apoyo en el que se apalancan los gobiernos, si  éstos aspiran a conseguir el mínimo bienestar de las gentes que forman la clase baja. Pero la clase media vive indefinida, sin articulación que le otorgue poder  y, en cierto modo, indefensa, aunque otra cosa pudiera parecer.
      La clase media no solo paga buenos impuestos, sino que además,  los recauda -oficio gratuito-, en nombre del Estado,  a gran parte de la clase baja.
      En resumen, esta clase media tiene asumido de antemano , gane quien gane las elecciones y gobierne quien gobierne, que si el dinero anda escaso  el Gobierno de turno, sin otro remedio, acabará por aumentar la presión tributaria antes  o después. Quien de verdad soportará esa presión, será la clase media, seguida muy de cerca por la sufrida clase baja,  la más desguarnecida  a fin de cuentas.
      ¿Por qué sucede tal cosa? Sencillamente porque la clase media está dispersa y no sabe unirse para hacer acto de presencia y  defenderse; y porque la clase baja, en tiempos  bien sindicada, ha ido consintiendo que la sindicación sea un oficio para unos cuantos, con lo cual ha perdido todas sus esencias reivindicativas para convertirse en un "lobby" jerarquizado al estilo vertical.
      Y atención: los políticos de izquierdas, en el siglo XIX defendían,  a una clase socialmente olvidada y pobre: al proletariado que pretendían sacar de esa humillación. Hoy, la gente que sigue, aplaude,  rodea y coloca o se recoloca junto a la nueva izquierda, no recuerda al proletariado de blusa y alpargata de otros tiempos;no es la clase baja, compuesta por jornaleros y obreros, sino una clase media descolocada por la crisis.  No es, esta de hoy,   la respuesta del proletariado sindicado; es una respuesta entreverada  por clases medias desplazadas,  con aspiraciones de poder político puro y duro. Este es su norte.
      Ahora, esa  izquierda, antes internacionalista, no lo duda: es nacionalista. Antes se agrupaban bajo una estructura "internacional"; hoy se cobijan bajo el paraguas "plurinacional", pese a que, según la historia nos enseña, desde  la Cantabria  hasta la Bética,  si en la Iberia se intentó algo para que prosperara la convivencia peninsular, fue precisamente "el confederalismo cantonal". Algo parecido a los territorios autonómicos de nuestros días: cada uno  a lo suyo y el que venga  por detrás,  ya sabe...
      ¡A cualquier cosa llamaban chocolate las patronas del antiguo régimen!



   

     

sábado, 11 de febrero de 2017

UNA MUERTE DIGNA

    Leo con asombro que en los países con alto índice de riqueza, el número de suicidios, por cada cien mil habitantes, es muy superior al de los pueblos considerados pobres. ¡Aten ustedes esa mosca por el rabo!
    Para más cachondeo, según los expertos, ese desnivel (muchos ricos, más suicidas) viene dado por la viciada costumbre de comparar la vida propia con la del vecino,  y por el desasosiego, el complejo de desgracia y la sensación de fracaso que dimana de ese feo pecado llamado envidia.
    No puede discutirse este aserto, ya que viene avalado  por universidades y centros de prestigio dedicados al examen de conductas al uso entre bípedos implumes,  que diría don Miguel de Unamuno.
    El caso es que en España, país de paradojas (el pueblo mas creyente y que menos respeta a Dios, a la hostia y a la buena fe de gentes que siempre rezaron por una buena muerte) nuestros políticos más progresistas luchan por la grandeza económica, que despierta envidias, y al mismo tiempo, por una muerte digna, a sabiendas de que los conceptos dignidad y muerte no se llevan bien ni en las mejores familias.
    Y aludo de paso al habla irreverente, a la que eran proclives los carreteros para estimular a las bestias de tiro, por estar generalizada  -en concepto de modernidad con chispa- entre  muchos  "graciosos" la grosera y vulgar manía de ciscarse en Dios, ya que para eso está la libertad de expresión, según dicen, como si sus oyentes fueran mulas. ¡Peccata minuta!
    Ya lo expresó un alcalde de tiempos idos para justificar el dislate: "Prohibida la blasfemia, menos en la cuesta".










viernes, 10 de febrero de 2017

LA LUCHA POR EL PODER

     Una de las servidumbres por  las que han de pasar los políticos profesionales (excluyo a los pocos que actúan  por vocación) es su afán por figurar en nómina; en la que fuere con tal de que les otorgue cierta estabilidad económica.
     Este muy bien disimulado deseo de nutrir su cartera, han de venderlo a  sus electores -y al público en general- como si obedeciera a una conducta (aparentemente)  generosa  que, por  pura conveniencia, hay que fingirla a diario. No les importa recurrir al tópico,  "hasta dejar la piel en el intento", o a la malhadada frase de "nosotros no robamos como hacen los demás", o aquello de "nadie nos puede dar lecciones de democracia" o el culto al olvido, "quisieran tener como nosotros, una historia política tan limpia y honorable";   y se olvidan de las canalladas que toleraron, consintieron y propiciaron.
     Comprenderá, el bien intencionado lector, que la política al uso, aquí y en las quimbambas, esté plagada de impostores y llena de malos intérpretes: fingen muy mal y se les ve el plumero a larga distancia. Un buen político al estilo, lleva dentro un buen actor.
     Ahora, durante semanas, se vienen atacando como gallos de pelea y manejan a degüello las navajas, los dirigentes de un partido político cuyo nombre no hace al caso. Luchan por el inveterado poder y, de paso, por  las compensaciones económicas que reporta. Pero nos quieren hacer creer que sus retorcidas dentelladas y sus puñaladas traperas, son cariñosas fintas dialécticas, llenas de nobleza democrática y hasta patriótica, en beneficio de los electores más desvalidos, por los que se están jugando la piel... ¡Ni mucho menos!
      ¡Cosas veredes Sancho...!


í

jueves, 9 de febrero de 2017

LA VALÍA DE LOS POLÍTICOS

     Como si fuera un artículo de fe: la valía de los políticos que ejercen en una democracia, está en relación directa con el grado de conocimientos de sus votantes: si los electores fueran analfabetos darían el voto  a los candidatos más cercanos a su forma de sentir, dando menos importancia a su forma de pensar. Y sentir no es lo mismo que pensar.
     Nadie negará  el deseo de todo político por mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.¡Nadie! Pero casi siempre ocultan que,  para materializar sus promesas, necesariamente precisan de grandes sumas de dinero que sale de los electores. Para hacer, por ejemplo,  el hospital prometido, hace falta invertir grandes sumas de la vil moneda y ésta, más tarde o más pronto, la van a pagar los electores. Y nadie negará  que esta realidad, la deduce con más diligencia una persona culta que otra menos preparada.
     De ahí deviene el éxito de muchos  políticos que  actúan, ,según nos dicen,  de buena fe, lo que no excluye que una mayoría haga promesas como quien reparte sal gorda a voleo; prometer es el ejercicio más socorrido para ganar votos.
     Estarán de acuerdo, y más los políticos, que en la formulación de un futuro feliz,  se prodigan más las derechas que las izquierdas,  pero todos coinciden en las grandes promesas, sin un cálculo exacto previo de su coste real;  grandes realizaciones cuya contrapartida económica  necesaria,  irá a cargo de los electores, aunque así no se proclame.
     Todos sabemos, y más los políticos, que entre los votantes no hay electores que se chupen el dedo, porque los españoles, todos, somos muy listos: eso es lo que suele propagarse en los medios informativos. Pero a mi entender, no es para tanto...o  la capa no aparece.
     Los tales políticos, en consecuencia, fracasan en gran número y nos arruinan. Así tenemos la plataforma nacional llena de obras a medio hacer y paralizadas; inversión perdida que podría  estar atendiendo a la solución de muchas necesidades de millones de españoles.
     ¡Con lo listos que somos! Es para comer cerillas.

miércoles, 8 de febrero de 2017

ESA POLITICA LLAMADA IGUALDAD

     Hay noticias que parecen inventadas o inventos que parecen noticias. Hace poco -un par de días- un contribuyente domiciliado en Asturias, se quejaba de cómo le reclamaban los poderes oficiales de su Comunidad, 80.000 euros, tributo exigible por hacer recibido de sus padres -residentes en Madrid- una donación de 300.000 euros. Si hubiese residido  en Madrid,  el obligado por ese mismo impuesto, solo pagaría unos 800 euros.
     La igualdad es un principio defendido como irrenunciable por cualquier político que por las buenas se sienta ejemplar o paradigmático, justo, noble y generoso... Al final, con los pies "p´alante", todos iguales; aunque al vivir la historia, seamos unos "más iguales que otros", según idea  que popularizo el escritor George Orwell.
     "¡No hay derecho!",  decía el asturiano. Y por no mostrarse egoísta llevaba las consecuencias al terreno de la justicia social. Dicen que dijo: "Por ese camino Asturias se llenará de pobres y Madrid de ricos". Y el de Madrid, por su parte, fue más lejos cargado de patriotismo: "Si de la capital de España hiciéramos un Gibraltar, se elevaría el nivel de vida de toda España".
      O dicho de otra forma, por  la presidenta del Gobierno comunitario madrileño: "No quiero que la  capital de España sea un infierno fiscal".    
      Metido a político años atrás, estas cosas que ya se dibujaban en la transición, me llevaron a considerar, ¡triste de mí!, "soy un fracasado de la política". Lo único que me liberaría de penas mayores (posiblemente una condena a galeras) es que el sesteadero nacional está  lleno de de buenas a la par que inútiles gentes. En España se dice que mal de muchos consuelo  de tontos.
      ¿O es de todos?







martes, 7 de febrero de 2017

EL DERECHO REVERTIDO

      Así, a vuela tecla, entendemos por "derecho" el conjunto de leyes por las que se gobiernan las gentes de un país. ¡Ustedes ya me entienden! Y también,  entendemos por "revertido", el hecho de volver una cosa a un estado anterior.
      Por ejemplo: Cataluña quiere ser independiente y soberana, argumentando que lo fue en tiempos atrás y que una mayoría de catalanes lo pide. Un hecho incierto, pero  admitido a medias
     En esencia este es el pleito que puede arruinar a los españoles, incluyendo a los catalanes. Como casi todos los pleitos,  perfectamente evitable.
     A mi amigo Lucas lo hicieron presidente de una sociedad recreativa cultural que, atendiendo a sus finanzas, estaba en situación de mírame y no me toques. En la  espaciosa planta que ocupaba la asociación había un bar que, antes, con otro dueño, fue público. La junta presidida por Lucas, con animo de hacer algún dinero, dividió: mitad para la sociedad y el resto libre y público. Se sacó el alquiler a subasta y se adjudicó a un astuto y libérrimo barman. ¿Qué hizo? Explotar todo el local con el carácter de público y doblar la ganancia.
     Mi amigo Lucas se tiraba de los pelos y con más ahínco aún cuando le dijeron que para echar al sujeto por su ilegal abuso, tendría que iniciar una demanda judicial. Estaba muy  cabreado, llamó a un experto, cambió las cerraduras y privó del local al inquilino de marras. ¡A robar al, puerto!
     - ¡Eso no se puede hacer! Es cosa del juzgado. Hay que poner una demanda.
     - ¿Sí? Y en tanto dura el pleito, ¿quien se forra? Al juzgado sí, pero  "la vaquiña es nuestra y no me la ordeña el listo de la clase. Si quiere pleitos que vaya él al juzgado, que nos demande, pero sin vaquiña".
     Me da a la nariz que el Presidente parecía gallego e hijo de magistrado. ¡Pero no es el.caso!




lunes, 6 de febrero de 2017

CRISIS CENTRISTA VASCA


     Me explicaré: no es mi propósito referirme al "centrismo" político vasco deteniendo  el examen en cada partido, en sus  doctrinas o en la conducta de sus dirigentes. Invito a los lectores a que examinen la respuestas que a los ofrecimientos y programas de los políticos  pueden darse desde la calle, por los electores.
     El "centrismo" político en España, y también en los territorios vascos españoles, se presentó en el período de la transición con el marchamo democrático expuesto a todos los rigores. Y claro está, lo calificaron de continuista y, por ende, de solícito y complaciente, pero falso. Duró poco, porque  lo del "centrismo" era una forma de hablar que obligaba a muchos y satisfacía a menos. Y poco a poco, aquel centrismo se transformó en una derecha moderada sobre la que verter errores, culpas y fracasos. Y sobre la que cayeron como buitres los doctorados en rapiña al calor de la madre Patria.
     Esta "rapiña",  ¿tuvo y tiene efectos negativos para el "centrismo" vasco? ¡Claro que sí!
     La tuvo y  la tiene. Los votantes vascos, las gentes del cetro-derecha, se callaron al principio, pero lentamente se alejaron de las urnas, ahora se abstienen y, cuando no, votan a otros partidos. ¡Claro que varios políticos centristas vascos cursaron sus protestas  ante la autoridad competente dada la gravedad del caso! Pero era tarde.
     Seamos sinceros: no hay equipo que funcione, con probabilidades de éxito, si le falta una fuerza moral que justifique su existencia. Además se nota la carencia de un líder con el correspondiente apoyo de expertos, para interesar al votante en  las promesas que pueda ofrecer una candidatura de centro en el País Vasco.
     En suma, hay que dar una muestra significativa, previa y convincente, de que las cosas han cambiado. ¿O no?
     Por otra parte -y termino- se echa de menos un plan y un programa"centrista"  adecuado a la problemática  del País Vasco; un plan sencillo pero convincente. Y para lograr la eficacia de ese plan, se necesita un partido con temple y personalidad acreditada y un buen equipo de trabajo que los secunde y apoye. Esto es trascendental para cualquiera que busque votos y aspire a ser hegemónico
     La hegemonía atrae y une: es comprensible. Pero aquí, en el PaísVasco, a fuerza de ningunear a España, la hegemonía, que casi todo lo puede, está en manos nacionalistas. No es broma: está en manos, corazones y cerebros de quienes -por convicción, nunca disimulada- no quieren ser españoles.
     ¡No  olviden que en la selección de los mas válidos, está el triunfo!







sábado, 4 de febrero de 2017

CONTRASENTIDO NACIONALISTA

     Escribo desde una provincia  (palabra maldita para los nacionalistas) llamada Álava, donde por razones de subsistencia  sus pobladores tuvieron que defenderse, desde la alta Edad Media, ante las invasiones periódicas de las huestes  árabes. Tuvieron que luchar y ganarse el terreno vital día a día, palmo a palmo, al igual que sucedía en otros  puntos de la Península Ibérica.
     Aquellos alaveses organizaron sus vidas según usos y costumbres propios que, al paso  del tiempo, adquirieron la categoría de leyes a las que llamaron fueros. Fueros similares, pero distintos de los correspondientes a sus territorios vecinos. De aquello nos queda el recuerdo historiado de cien maneras y, a la vez, -pienso con optimismo- el espíritu de una legislación ceñida  a la sobriedad de los tiempos.
     Vivían las gentes asentadas en Álava de la agricultura y la ganadería en pequeñas aldeas pobladas por gentes libres y por tanto sin depender del centralismo impuesto por jerarquías beligerantes mas poderosas.  Álava, en su mayor parte, pudo ser era una behetría de mar a mar, con facultades, sus gentes,  para elegir al Señor (nunca impuesto) que respetara los  buenos usos y costumbres del   paisanaje y actuara en "aumento de la justicia contra malhechores".
     ¿Dónde estaba la clave de su buen gobierno? En una sobriedad y en una lealtad que presidÍa las actuaciones de aquellos pobladores de los territorios forales.
      Cualquier parecido entre la conducta de aquellos aforados y los de nuestros días, es mera coincidencia, lo cual es lógico que así sea. Los años  no pasan en vano; pero además, la autonomía local -por mas que se quiera- está en nuestros días sobrada de petulancia. No hemos construido unos territorios forales adaptados a las necesidades familiares  y locales, sino una vecindad con aspiraciones nacionalistas a la que dotar de fronteras estables; fronteras separadoras de pueblos  naturalmente unidos desde hace siglos por razones de subsistencia.
      Sí; estaban unidos a bajo coste por conveniencia mutua. Algo que aún se conserva, como costumbre popular, entre algunas comarcas,  con riesgo de perderse entre "naciones" de última hornada.
      Estamos dando paso a quince o más naciones, tendentes a dotarse de un aparato externo  que justifique su existencia, a cambio de empobrecernos sin sentido práctico. Mantener a pequeñas naciones  con vida y con posibilidades de futuro, es carísimo cuando no imposible; un contrasentido. De esta convicción nacen intentos como la Unión Europea.
      ¡Algún día nos daremos cuenta!





viernes, 3 de febrero de 2017

DE PARAÍSOS FISCALES Y OTRAS MINUCIAS.

     El fiel contribuyente siempre paga. Hay dos factores -por lo menos-  que  inducen a esta feligresía a cumplir con sus deberes tributarios: uno, el miedo a ser descubierto por el fisco, con sus consecuencias punitivas; y dos, la vergüenza que se pasa ante terceros, si te descubren y publican el fraude. Pero los hechos son los que son y los defraudadores crecen cuando la presión tributaria aumenta.  
     Al final, el fiel contribuyente, el buen pagador, se siente expoliado  y todo el  que puede huye, escurre el bulto y  busca refugio en los paraísos fiscales o esfuma sus actividades, sujetas a tributo, en esa que hemos dado en llamar economía sumergida.
      El éxito contributivo está supeditado a la respuesta  que,  ante ese doble fenómeno escapista, puedan dar los Estados recaudadores, porque si se cierran del todo ambas espitas, cunde el desánimo; los emprendedores deducen que no merece la pena trabajar o  arriesgarse si todo se lo lleva el fisco, y paralizan toda iniciativa si no pueden levantar el vuelo.
      Así sucede que si los paraísos fiscales no se desmontan, ni la economía sumergida se reflota, todo seguirá igual; y si algún partido político no se baja del burro y persiste en llevar su gestión por los senderos actuales, termina dándose de morros contra el empedrado y todo irá peor. Véase el caso de las naciones mas deprimidas donde los Estados llegaron a socializar empresas porque el capitalismo se dió a la fuga o los trabajadores dejaron de emprender y se conformaron con vivir del subsidio.
      Pero es que ¿no hay remedio? Por lo menos algunos lo intentan. Unos con la instauración  de un régimen donde los Estados tienen bajo control sus paraísos fiscales (ejemplo el Reino Unido); y otros, donde a la economía sumergida se le facilita su existencia en un primer período, para no impedir su instalación y desarrollo e incorporarla, si triunfa (o eliminarla si no), al régimen general con plenos derechos y deberes (que es lo que parece están haciendo en China) sin escape posible.
      Pero en España, nuestra mayoría de políticos, después de casi cuarenta años de democracia, están debatiendo si son galgos o podencos los célebres perros de la fábula. Y el País no sale a flote ni con recomendaciones del maestro armero.
     !Que hemos hecho mal para tener que sufrir a tanto inútil!
                                                                                                                                                                                                                                                                                                            

jueves, 2 de febrero de 2017

POBLACION SOCIAL DESCLASADA

     Desclasados: son -ni más ni menos- todos aquellos que no pueden costearse el  pan de cada día y, al mismo tiempo, carecen de un mal rincón de reposo y de un sitio caliente donde caerse muertos. Se dan individualmente por derrotados.  Buscan estar solos,  para no molestar. Gentes venidas a menos, espectadoras, con asombro, por sentirse condenadas a ver cómo las preocupaciones sociales están más cerca de atender a los exiliados (forasteros) que a  sus próximos (o prójimos) que se fueron arruinando lentamente sin salir de casa, sin una mal sindicato que los  defendiera, sin una caridad que fuere a verlos en su rincón del olvido.
      Los políticos mas avisados, están queriendo ocultar las dimensiones del drama: el número de desclasados futuros crecerá sin cesar; está predestinado por la sencilla razón de que el sistema de pensiones previstas para los  jubilados de ambos sexos, no se puede actualizar; no hay fondos, ni reservas previstas para hacer frente  a la demanda de millones de españoles que crecen en número, a medida que ganan días de más y viven más años y su retiro pierde valor.
       Ganan años de vida y pìerden en capacidad adquisitiva, ya que con sus comedidas pensiones no pueden combatir la creciente inflación o caída de valor del dinero contante y, en tiempos idos, sonante. Es decir, no  pueden hacer frente a la carestía de la vida,  por  otro lado  obligatoria y tan temida como impuesta, pues sociólogos y economistas han descubierto que sin inflación no hay desarrollo. Y sin desarrollo todo se vuelve miseria. Y cuando la miseria aumenta, hay que repartirla. Y nadie mejor para quedarse  con ella -con la miseria- que quienes no protestan. Ni nadie protesta menos que un desclasado.
     Siento que la realidad sea tal como la pinto. Millones de mujeres y de hombres la sufren en  silencio más expresivo que un aullido de socorro.
     ¡Y nuestros padres de la Patria, de palmeros en las Cortes! ¡Que bella es la vida cuando  la sufren otros!    





miércoles, 1 de febrero de 2017

POLÍTICA FUERA DE CAUCE

     La realidad política de los pueblos, su forma de gobernarse, termina por estar dirigida y controlada por los más listos y por los más fuertes. Claro está: el listo tiende a ser fuerte y, cuando por si mismo no lo fuere,  se vale de  alianzas y de otras triquiñuelas para dominar la situación.
     Comprenderán que esta simplificación, este esquema, no se se cumpla con rigor, pero todo desvío, tiende y termina  por buscar su cauce, como  ocurre con las corrientes de agua.
     Un millonario se ha hecho con el poder en los EE.UU. Quiere poner en práctica una política desorbitada, fuera de cauce, porque se siente listo y fuerte. Entre otras ocurrencias, pretende   poner murallas y puertas, unas fronteras herméticas, al campo; una línea de barreras, con las que aislarse con los suyos para siempre y ser felices; pero eso es imposible. Desde que el hombre es hombre no ha hecho otra cosa que huir en busca de la supervivencia de la especie. Y nadie  ha conseguido,  total y de forma permanente, detener esa huida interponiendo murallas.
      Por eso, ya  que el ideal no puede ser y además es imposible, aparecen los políticos que tratan de remediar ese límite hasta donde se pueda, que no es mucho en el mejor de los casos. Al fin, el bienestar llega a muy pocos y no siempre a los más necesitados. Los remedios son parciales y nunca definitivos.
     Si las multitudes estuvieran convencidas de esta realidad, tratarían de ser listos y por añadidura fuertes,  a la  par que justos. Pero éste es otro asunto y mientras esas muchedumbres  no distingan a  pillos y granujas de los fuertes y listos y crean que de allí salen los políticos, estamos perdidos.
     El problema, ahora, esta en saber si los EE.UU. han elegido bien a su máximo empoderado,  para si así no fuere, cambiarlo por otro. O, en el peor de los casos, atarlo corto.
    ¡Es un decir!