lunes, 6 de febrero de 2017

CRISIS CENTRISTA VASCA


     Me explicaré: no es mi propósito referirme al "centrismo" político vasco deteniendo  el examen en cada partido, en sus  doctrinas o en la conducta de sus dirigentes. Invito a los lectores a que examinen la respuestas que a los ofrecimientos y programas de los políticos  pueden darse desde la calle, por los electores.
     El "centrismo" político en España, y también en los territorios vascos españoles, se presentó en el período de la transición con el marchamo democrático expuesto a todos los rigores. Y claro está, lo calificaron de continuista y, por ende, de solícito y complaciente, pero falso. Duró poco, porque  lo del "centrismo" era una forma de hablar que obligaba a muchos y satisfacía a menos. Y poco a poco, aquel centrismo se transformó en una derecha moderada sobre la que verter errores, culpas y fracasos. Y sobre la que cayeron como buitres los doctorados en rapiña al calor de la madre Patria.
     Esta "rapiña",  ¿tuvo y tiene efectos negativos para el "centrismo" vasco? ¡Claro que sí!
     La tuvo y  la tiene. Los votantes vascos, las gentes del cetro-derecha, se callaron al principio, pero lentamente se alejaron de las urnas, ahora se abstienen y, cuando no, votan a otros partidos. ¡Claro que varios políticos centristas vascos cursaron sus protestas  ante la autoridad competente dada la gravedad del caso! Pero era tarde.
     Seamos sinceros: no hay equipo que funcione, con probabilidades de éxito, si le falta una fuerza moral que justifique su existencia. Además se nota la carencia de un líder con el correspondiente apoyo de expertos, para interesar al votante en  las promesas que pueda ofrecer una candidatura de centro en el País Vasco.
     En suma, hay que dar una muestra significativa, previa y convincente, de que las cosas han cambiado. ¿O no?
     Por otra parte -y termino- se echa de menos un plan y un programa"centrista"  adecuado a la problemática  del País Vasco; un plan sencillo pero convincente. Y para lograr la eficacia de ese plan, se necesita un partido con temple y personalidad acreditada y un buen equipo de trabajo que los secunde y apoye. Esto es trascendental para cualquiera que busque votos y aspire a ser hegemónico
     La hegemonía atrae y une: es comprensible. Pero aquí, en el PaísVasco, a fuerza de ningunear a España, la hegemonía, que casi todo lo puede, está en manos nacionalistas. No es broma: está en manos, corazones y cerebros de quienes -por convicción, nunca disimulada- no quieren ser españoles.
     ¡No  olviden que en la selección de los mas válidos, está el triunfo!







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