martes, 31 de marzo de 2015

SIN ROMPER EL EQUILIBRIO




     Tengo la impresión, desde una perspectiva apartidista,  que el buen funcionamiento de cualquier  país exige que se mantenga el equilibrio entre el sector público y el sector privado.
     En España tenemos un sector público sobre-dimensionado. El poder central se complementa con el poder autonómico y ambos con el poder provincial y el municipal, por lo menos. Esto que pasa con el ejecutivo, se  repite con el poder judicial y  el legislativo. Todo un generoso sector público  gastando a esgalla, como si el Estado tuviera a mano la máquina de hacer billetes.
     Mirado este asunto con imparcialidad - como si fuéramos chinos sin intereses que defender en España - cabe  preguntarse como en el cuplé,  refiriéndose a los políticos: "¿De dónde sacan p'a tanto como destacan?". La respuesta está ahí: del sufrido contribuyente inserto en el pueblo llano. Los de arriba han aprendido ingeniería fiscal y no se puede contar con ellos, si no es parcialmente.
     El contribuyente ha de aprender de una vez para siempre que, cuando un político  quiere remendar un roto con el dinero de los ricos,  entre éstos  el que no corre vuela y no hay galgo que haga presa en su fortuna.
     En realidad España, para prosperar,  debería recortar el número de políticos. Con la actual estructura, políticos hasta en la sopa, deseosos de   acabar en  corto plazo con las calamidades que sufren millones de españoles, ¿que se puede  esperar? A corto plazo,  más impuestos. ¿Y a quién van a presionar? Como todos: al que no se pueda escapar, es decir a los de siempre.
   Un interlocutor pregunta: "¿Y ya está, el horno para bollos?" , "No". "¿Y que puede pasar?". "Que se imponga la mal llamada fuga de capitales"." ¿Y si, pese a todo, los Gobiernos se empeñan...?".  "Sencillamente, se parará el país". "¿No hay muchos parados ya?" . "Muchos, pero no del  todo". "El que viene, ¿será paro total?". "Es de temer..."."Bueno. Como en Grecia".
   ¡Estamos buenos!
   ¿Políticos hasta en la sopa?  Mejor sopa de políticos. Por ahí vendría la solución.
 

lunes, 30 de marzo de 2015

UN CENTRO INDEFINIDO

    A todo  el que se sienta políticamente moderado y por añadidura centrista,  hay que decirle bien a las claras dónde está su sitio, para salir de una nebulosa que nos impide saber adónde iremos a parar cuando aterricemos.
    ¿Hay un partido centrista en España?  ¿Cuáles son los valores  base de una política centrista? ¿Qué quieren aquellos  que se llaman centristas? No está claro.
    Hay unos rasgos identitarios, que sin ser definitivos, nos pueden orientar a saber que sitio ocupa cada partido.
    Ser de izquierdas  -en nuestros días- , tiene una meta: el bienestar de las colectividades más desasistidas Que lo consigan es otro asunto, pero las izquierdas pretenden mejoras orquestadas desde el sector público; sector que para funcionar necesita de los dineros aportados -de una u otra forma- por  personas productivas y consumidoras. Ellas corren con el gasto. 
    Ser de derechas - también en nuestros días- equivale a mantener unas fronteras solidarias, a veces en nombre de la  patria (lo mismo grande que chica),  en beneficio  principalmente de los  concomitantes (de los suyos), lo mismo se trate de personas que de grupos  mas o menos afines. Ahí, en la derecha,  están los nacionalistas en el sentido más amplio del término, aunque algunos presuman de izquierdistas. Se sienten generosos y justos, pero  hay  pruebas de cómo los nacionalismos se pagan por todos en beneficio sustancioso de unos  cuantos y no pocos.
    Ser de centro es una cosa rara. No se aclaran. Particularmente pienso que deberían promover la vigencia de los derechos humanos  en su sentido más amplio y auténtico, es decir, de verdad; no unos derechos humanos aparentes, disminuidos, sin nervio. Unos derechos humanos "individuales"  -no nos engañemos- reconocidos en favor de cada persona, de cada individuo,  por encima de todo otro derecho atribuible a  pueblos,  naciones,   estados, partidos políticos o colectividades de inferior rango,..
    El centrismo  equivale a pensar en (y defender)  todos los derechos  que convienen y favorecen al desarrollo de la persona, como individualidad a proteger.
    ¿Por qué lo digo? Porque si no empezamos por saber dónde estamos políticamente, mal asunto. Reducirlo todo (y digo todo) a la búsqueda de soluciones económicas, -como sucede en nuestros días-  es ceder en perjuicio de lo principal  (la persona)  y en beneficio de soluciones parciales, incompletas e injustas, que terminan por desnudar a un santo para vestir a otro.
   La Carta de las Naciones Unidas,  disposición asumida expresamente por la Constitución Española, puede ser la guía, el programa del centrismo. 
    Pero ¿se cumple o no este mandato de las Naciones Unidas?
    Por ejemplo, subvencionamos a los partidos políticos y a los sindicatos (colectividades) con generosidad  y olvidamos a los niños (personas)  que pasan hambre en familias condenadas a no salir de la pobreza. Es un caso sangrante, como tantos otros en los que el individuo, la persona,  esta indefensa mientras se protegen colectividades que deberían  sostenerse por sus afiliados si, como quieren demostrarnos,  su dedicación es  vocacional. En España  la realidad nos prueba todo lo contrario. 
    La Carta de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas  sólo reconoce los derechos individuales, frente a cualquier otro por muy colectivo que sea el demandante. Pero en España la, política admite la paradoja. Otro ejemplo: pese al imperativo constitucional: de hecho no existe  la libertad de enseñanza. Dicen que sí,  pero es que no. Otro día hablamos. 
  Conclusión: siendo así, en España no hay ni un solo partido centrista.  El individuo,  con muchos deberes y pocos derechos, está sometido a un totalitarismo encubierto en beneficio de colectividades que se llevan la tajada del león, corrupciones aparte. 

sábado, 28 de marzo de 2015

EVOLUCIÓN ANTE EL CAMBIO

   La sorprendente -no menos que prevista- evolución de la política española entre las masas sociales, ha tenido confirmación en las elecciones andaluzas. Los protagonistas han sido "Podemos" y "Ciudadanos". Los pacientes suministradores de votos, para estos partidos, han sido el PP, el PSOE, IU, UPyD y un sector de  indecisos.
   Digo evolución entre las masas sociales, porque es la sociedad la que ha repudiado, en cierta manera,  el modo de actuar de los políticos integrados en cada una de esas fuerzas políticas perdedoras de votos.
   No ha sido causa principal del cambio,  la corrupción.  Y es lástima, porque de ese pecado están libres algunos de los perdedores. Aun estando limpios. se les ha ido la parroquia.
    Ni tampoco ha sido causa del aborrecimiento el mejor o peor cumplimiento de sus programas por parte de los que están en el poder,Ya nadie niega que el Gobierno del PP ha funcionado, pese a todo, y está mejorando el panorama económico social
  . Tampoco es el cambio de los indignados, porque indudablemente, UPyD -por ejemplo- además de que siempre  estuvo limpia y aseada frente a culpas corruptoras, ha luchado con  denuedo en favor de los más débiles y desfavorecidos.
    No es, por tanto un cambio racional. Son factores emocionales  los que han inducido a buen número de electores a dar el voto a nuevas fuerzas políticas
  Un tema emotivo es la patria, la nación, "Ciudadanos" ha sido, en este asunto, claro, constante  y definitivo en su actitud, en sus discursos y en su ejecutoria.
  También es un tema emotivo, la indignación y el lamento.  Y "Podemos", capitalizando esas emociones, ha hecho causa común  con la quejumbre, pidiendo, a un tiempo, una decidida  aplicación  de una nueva justicia social.
   La emoción se sublima cuando un personaje como la Delegada del Gobierno en Madrid, elogia sin límites al líder de "Ciudadanos" Sr. Rivera, dando rienda suelta  esta idea: "Rivera es buen político y excelente persona. Cuenta con todo mi aprecio.¡Cuánto siento que no sea del PP!"
   Es el mejor ejemplo del clima emocional que mueve todo el tinglado del cambio. Que no se preocupe doña Cristina: Que  el Sr. Rivera no sea del PP tiene remedio: afiliarse y votar a "Ciudadanos". Si la montaña no viene a uno, ese uno si puede ir a la montaña.
   En el fondo es lo que viene sucediendo. El Sr. Rivera, guaperas,  joven, delicado y  con don de gentes, es una joya, de acuerdo. Ademas de ser, un patriota, lo votan porque representa como nadie el papel del bueno.  A doña Cristina le ha traicionado su buen corazón.

viernes, 27 de marzo de 2015

PUNTO SINGULAR

    Por los años sesenta me daba  por escribir pequeños comentarios sobre los también pequeños abusos que favorecían a un contado número de caciques que se  hicieron "conocidos" del Alcalde de Vitoria,  muy popular a la sazón, - buscaban  coincidir  en punto y hora,  la del desayuno, en la barra del Círculo Vitoriano, donde el edil se dejaba que le hicieran la pelota -  y dispuesto a  cumplir  con el dicho muy popular entonces: "al amigo hasta el culo, al enemigo por el culo y al indiferente la legislación vigente".
   ¡Ya me dirán! ¿Ustedes creen que la democracia ha podido con estos malos hábitos? Seamos sinceros: no. En vez de obsequiarse con un desayuno por unos cientos de miles de pesetas, ahora están en juego millones de euros.
   Un amigo me aconsejaba moderación, que la vida es corta y no estamos para quijotismos. Yo le decía: "pero esto acabará algún día". Claro que acabó. Cambiaron los perros y vinieron otros con los mismos collares. ¡Que no es porque lo diga yo:  si no,  pregunten al Sr. Rajoy!
   Vitoria estaba creciendo y se edificaba a esgalla. Las ordenanzas limitaban la altura de los edificios y esto reducía la ganancia. El caso estaba en manos del alcalde. Y sus "pelotazales" no paraban de darle  jabón a pasto. Y yo, enterado del caso, dale que te pego, a poner a la opinión en  contra. Me apunté una pequeña victoria de la que nadie se acuerda. Se pudo evitar que en la esquina de una manzana edificios, frente a la nueva catedral de Vitoria, se levantara una torre de no sé cuantos pisos, porque ése  había sido calificado como "punto singular".
   Moisés bajo del monte Sinaí  con las tablas de la ley para que su pueblo mirara al cielo. Pero Moisés los halló postrados ante el becerro de oro.
   Otro día  les contaré por qué fracasó en el intento.
 

jueves, 26 de marzo de 2015

EL COTORREO TELEVISADO

     No voy a referirme a los periodistas -que para eso cobran- aunque, algunos,  suelen participar en las tertulias televisadas con pleno olvido de quienes  escuchan; ellos se lo pierden porque con darle al mando a distancia, la cosa tiene arreglo inmediato.
     Voy a referirme a los políticos, no con ánimo de darles lecciones  -no se puede aleccionar al que
se considera superior-  sino para que no se alarguen repitiendo  vaciedades y por el bien, no de ellos, sino de sus electores. Lo que más molesta al espectador es el cotorreo.
     La consideración que me hago es la siguiente: cuando le dan un micrófono a un político  le dan una joya, en cuyo manejo no puede perder el tiempo discutiendo con los que le rodean. Tiene que agarrar la ocasión por lo pelos y arreglárselas para mandar su mensaje a quienes le interesan: los electores. Pero claro, lo primero que hace falta es tener un mensaje cautivador.
    No vale decir una simpleza como la  de "vamos a mantener la estabilidad", cuando los otros prometen  "cambio". La estabilidad de un parado, equivale a seguir en el paro. El cambio supone que va a tener trabajo. ¡Para desternillarse de risa! La estabilidad la valoran los que tienen algo que perder, que son muchos menos que los que con el cambio tienen algo que ganar. La estabilidad es un seguro para los  ricos, que son pocos votos. El cambio es una esperanza para los pobres, que son muchos más votos. No hace falta extenderse. Esto lo comprende un niño.
    He aquí por qué se puede pronosticar quien perderá y ganará en las próximas elecciones., Perderán los que no acierten con el mensaje y pierden, además,  la ocasión  de divulgarlo.

miércoles, 25 de marzo de 2015

UNA IGUALDAD MAL EXPLICADA.

      En el encargo de un obra de albañilería iba incluida una pared de cantería artesanal que el contratista confió a unos especialistas,  a un tanto por hora trabajada. Al liquidar  la primera tanda de obra, los canteros pidieron un aumento porque no les tenía cuenta el salario convenido.
      - No sé qué salario os conviene. Pero por mí rescindimos el contrato y en paz.
      - Tampoco es eso. Podemos discutir un nuevo acuerdo y aquí no ha pasado nada.
      - Vamos a no engañarnos. La verdad es que no alcanzáis el rendimiento acordado. No me interesa vuestra  oferta. Así que si no rescindimos el contrato por la vía del diálogo, pongo el asunto en manos de un abogado y os entendéis con él.
      - Yo le propongo el cobro de lo mío, dijo uno de los canteros, a un tanto, que podría ser  "X" , por metro cuadrado de superficie bien terminada.
      - ¿Y sus compañeros...? - preguntó el contratista.
      - Es cosa  a tratar con ellos, - respondió el autor de la propuesta.
      - Todos somos iguales -dijo uno de los aludidos.
      - Ustedes saben que  esta forma de contratar - respondió el dueño- supone un cambio: dejan de ser obreros asalariados, para tener la  condición de autónomos.  Yo no les quiero engañar. Tienen que correr con las obligaciones de un autónomo, seguros incluidos. Hagan cálculos, por si les conviene reajustar el precio para no perder dinero, ni ustedes ni yo.
      - Si somos iguales... -repitió el tercero aludido- ¡lo  mismo dará!
      - Pues sí, y no... En teoría sí; en la práctica no. ¿Por qué?. Porque cada uno cobrará con referencia a los metros labrados. Y todos, digo yo, no darán igual rendimiento. Cuando se lo hayan pensado a fondo vuelven y hablaremos. Pero eso sí deben saber: el contrato actual lo doy por incumplido y me reservo el derecho a su rescisión.
      Y se fueron para analizar si la igualdad es un derecho o si a veces el tal derecho no está bien explicado. Todos somos iguales pero...no es lo mismo la igualdad que la equidad.

martes, 24 de marzo de 2015

LOS ERRORES DEL POLÍTICO SATISFECHO.

   Aquel abuelo mío que por culpa de los políticos tuvo que ir  guerrear a Filipinas, para defender la testarudez (y los intereses económicos) de los políticos de su época en nombre de la Patria, me dejó esta consigna: "Mejor solo que mal acompañado. Ni te, fíes ni te duermas pero al cielo no  se  llega por listo: se llega solo"
    En tiempos idos me vi metido en trajines políticos, pero tan pronto como adiviné que, para prosperar, una mayoría rampante se daba a la buena vida, me acordé de mi abuelo y me hice esa reflexión: por estas veredas es muy difícil ganarse el cielo. Y sin decir nada a nadie, colgué los hábitos. Pero claro, me queda un poco de aquel olfato que hube de cuidar para no ser arrollado en el tumulto.
    Verán: me da que la derecha española tiene unos guías que tropiezan siempre en la misma piedra. Les gritan desde la izquierda: "Su política de recortes solo sirve para crear parados".  Más chulos que un ocho, vociferan desde la derecha: "Vamos a crear millones de puestos de trabajo". Y los crean; no tantos como esperaban, pero los crean.  Se sientan a esperar las elecciones. Resultado: batacazo.
     Uno, con  la mejor intención, les dice: "A la gente no le gusta el trabajo. Lo que la mayoría quiere es un subsidio. Mientras ustedes pierden el tiempo creyendo que la gente es feliz trabajando, las izquierdas  van derechas al grano: subsidiaremos a todo lo que se mueva: a niños, a jóvenes  estudiantes, a hombres maduros en el paro, a parturientas, al cine, a los ancianos de sesenta años, a los que no tienen vivienda digna, a los desahuciados, a los enfermos, a los emigrantes, etc. ¿Y  de dónde se saca para todo este programa dadivoso? Con impuestos que vamos a exigir a los ricos, (Pero los ricos ya están en paraísos fiscales, aunque las izquierdas no se lo crean).
     Entonces los políticos de derechas (no confundir con los votantes de derechas) examinan la cosa y su debilidad a la vista de los resultados electorales andaluces y se dicen: "¡No hay que preocuparse! Los resultados de Andalucía no son extrapolables"
    ¡Y a vivir, que el tiempo pasa! El olfato me dice que otra vez,  para defenderse uno, ha de apañárselas solo. A no ser que consiga formar parte de un "lobby".

lunes, 23 de marzo de 2015

PRIMER AVISO

       Celebradas las elecciones autonómicas de Andalucía, un examen objetivo de los resultados nos permite reflexionar  sobre lo que podríamos llamar primer aviso al centro derecha de España.
        Reflexionar:
        a).- Sobre lo mucho que han de cambiar las cosas en el PP  para evitar un testarazo de muerte,  en las elecciones generales cada día más próximas.
        b).- Sobre el tiempo que ya no pueden perder los jerifes del PP  para  oxigenar sus filas, haciendo una limpieza fondo  -incluidos  Ministerios-, para ofrecer, a los electores, una auténtica regeneración hecha desde dentro. (Incluye una talentosa revisión de sus programas para que  emanen honestidad, resulten cautivadores y sobre todo emitan sonidos de buena moneda; autenticidad a prueba de expertos).
        c).- Sobre los efectos negativos de una testarudez propia de  mulas correosas y carentes de agudeza discursiva, si no se valorara debidamente el corto plazo que tiene el partido aludido para cambiar de estilo y de política. (Tómese nota del cambio que dió  el Papa Francisco a un problema de moralidad e imagen. Poder se puede y hay mucho donde poder elegir).
       No quisiera terminar estas líneas sin rendir un homenaje a las buenas gentes que en el PaísVasco mantienen su fidelidad a un centro derecha vasco español y moderado, cargando con la mala fama de logreros de otras latitudes que les salpica, cuando aquí se dan pruebas de una honestidad ejemplar; es decir, pruebas contrarias a lo que viene sucediendo. Aunque sólo fuera por ellos, creo que son oportunas  éstas u otras parecidas reflexiones. El fracaso duele más pensado en ellos.
     
     

sábado, 21 de marzo de 2015

SIEMPRE ARRASTRADOS.

      Han pasado diez años. El Parlamento Europeo publicó en 2005 una comunicación en  la que daba puntual noticia de los efectos que la globalización estaba  ya causando, en la población de los países integrados en la UE.
     Todos esos efectos los ha padecido España, hasta el punto de que la comunicación resulta  ser de plena actualidad, como si en lugar de un aviso de lo que nos vendría encima, estuviera dándonos cuenta de lo que ha pasado  y aún sigue pasando.
     Nos dicen en esa comunicación que debido a que dos imperios económicos - China y la India, donde la mayor parte de la  población trabajadora percibe unos salarios ínfimos- nos inundan con sus producciones, se harían necesarias en Europa reformas laborales con salarios a la baja para poder competir y evitar el paro. Y también indican, como segunda solución,  y naturalmente preferida como tal,  que el otro remedio está en  contar con empresas innovadoras que, al ir en vanguardia, evitarían  la competencia de países  estancados en las rutinas de siempre.
     Alemania y los países nórdicos tomaron nota de la comunicación e hicieron las reformas aconsejadas por esas fechas, jugando a los dos palos,(salarios e innovación). Nos llevan, por tanto,   diez años de ventaja en reformas laborales y en adelantos técnicos.
      Los políticos españoles en el  poder,  presumían entonces desde sus tribunas  de nuestro crecimiento neto,  a cuenta de edificar y especular con el ladrillo y el choriceo. Y hasta se hicieron promesas  abundanciales por  tales políticos,   que nadie pudo cumplir.
     Ante las elecciones actuales (2015), como siempre se siguen prometiendo ayudas y subvenciones como si los gobernantes fueran reyes magos y los gobernados unos niños atontolinados que siguen sin querer enterarse de lo floja que está la cartera de papá y de mamá; la alternativa es endeudarse aún más.
     ¡Siempre arrastrados, en vez de llevar la carga erguidos!
   

viernes, 20 de marzo de 2015

GLOBALIZACIÓN QUE NOS APLASTA.

    No todos los seres humanos advierten la influencia que ejerce en nuestras vidas el fenómeno de la globalización. Y digo advierten cuando en realidad debiera decir "no todos advertimos", porque más menos a la mayoría  se nos priva de los elementos de juicio necesarios para detectar con precisión cuáles son los efectos de algunas medidas, imprevistas por supuesto,  que pueden hundir la economía de un pueblo con gravísimos perjuicios para seres humanos inocentes.
    Túnez como  nación, como pueblo, ha sido víctima de un terrorismo globalizado que consigue, por la vía del miedo, que su principal fuente de ingresos, el turismo, se reduzca hasta poner al país en riesgo de empobrecerse.
    Ciertos países productores de petróleo ven comprometidos sus programas sociales, porque determinados poderes capaces de alterar los precios en los mercados internacionales,  hacen que esta energía fósil se cotice a la baja, sin que los afectados puedan hacer otra cosa  que esperar a que los vientos que soplan cambien de rumbo. Podría suceder otro tanto, en otros países, si los especuladores apostaran al alza.
    Algunas de esas medidas afectarían a España a nada que  en las bolsas mercantiles donde se decide, por ejemplo, el precio de  algunos  cereales se registraran cotizaciones a la baja provocadas artificialmente.
    ¡Claro que se podrían arbitrar fórmulas para combatir estos abusos! Pero seamos sinceros: ¿Han visto a nuestros políticos preocupados por estas realidades y anunciando la defensa de los intereses de España en Europa cuando se pone en peligro el bienestar de nuestro país? Algo habrá, pero muy poca cosa. Por lo menos en España nadie, ningún partido político, que se sepa, anuncia en sus discursos electorales la adopción de medidas contra los efectos nocivos de la globalización, manejados en beneficio de unos pocos.
    Esto es lo que se espera de una Unión Europea con  fuerza para defenderse e imponer  criterios globalizadores justos; tal y como, al parecer, han hecho desde los EE.UU con la Banca Privada Andorrana.
    Aquí, en Europa, podrían mirar a otros paraísos como el de Gibraltar, tan necesitado de un cambio en beneficio de los negocios limpios y de la zona deprimida generada en torno a la Roca. Estos cambios no entran en el cálculo político de  los partidos españoles,   nunca  sabremos por qué, a no ser por las miras tan cortas de sus dirigentes.

jueves, 19 de marzo de 2015

¡QUE PASE DE MI ESTE CÁLIZ!

 
     ¿Por qué algunos políticos o asesores del ramo quieren cambiar la esencia de las cosas?
     Viví el arribo de  II República con nueve años cumplidos y no me enteré muy bien de qué iba la cosa hasta que, algo más tarde, dí con una revista de humor y mala uva que compraba mi padre y que leía yo  creyendo que era un tebeo:  se llamaba "Gracia y Justicia". Claro está,  me enteraba  a fuerza de preguntar a los mayores de la familia, para los cuales  era yo un castigo.
    "España -disponía  el artículo primero constitucional que se declaró vigente - es una República democrática de trabajadores de toda clase..."  Y el humorista Xaudaró daba la réplica en la primera plana de "Gracia y Justicia":  Era un dibujo caricaturesco de dos buenas señoras, dos proletarias que trabajaban de rodillas  armadas de estropajo y de caldero de agua, con aire de cansancio de tanto fregar una estancia residencial; le decía la una a  la otra  enseñándole el texto aludido: "Mira por donde Eufrasia, va a resultar que estas casada con un millonario".
    Era una España llena de parados por un lado y de vividores por otro, donde se cumplía un principio no escrito, de valor universal: "Para que unos pocos vivan muy bien, hay que contar con millones de personas que vivan muy mal".
    Aprendí en aquella revista  a conocer la esencia de las cosas pese a los epítetos a los que tan dados somos los españoles. Las palabras "enchufe" (por nepotismo) y   "straperlo"  (por negocio ilegal) afectaron a dos prohombres republicanos (Cordero y  Lerroux) y   nacieron apoyadas en las irónicas alusiones dirigidas a los políticos de entonces. Bien mirado, todo era una pálida sombra ante  lo que luego harían sus nietos.
    Un cambio de esencia, de verdad,  nos lo sirven estos días (18/03/2015) bajo signos de valores éticos: "si tienes dinero negro (clandestino e ilegal) y se lo das a un partido político, puede quedar libre de toda culpa".
    Se entiende -por sentido común- que si cualquiera admite como bueno un dinero ilegal, es por lo menos cómplice del traficante delincuente. Y los cómplices también pecan. ¿O no? Pues bien: poco menos que quieren del vicio hacer una virtud.
   ¡Con qué cara se presenta uno a votar a tales descuideros en cuadrilla! ¡Qué pase de mí este cáliz!
 
 

miércoles, 18 de marzo de 2015

EN LA DÉCADA DE LOS CUARENTA

     En la década de los cuarenta, inmediata posguerra, el gran enemigo de los hogares de la clase media fue la inflación. De esto sabían algo en las zonas  bajo el control del Gobierno  de la República donde, al verse desabastecidos de los artículos de primera necesidad, se generó el alza desbocada de los precios - sobre todo de los artículos de comer y vestir-  mientras los salarios se quedaban congelados.
     En  la zona bajo dominio de los sublevados, eminentemente agrícola-ganadera y pesquera, no se registró este fenómeno hasta el comienzo de la posguerra. Los agraciados por las circunstancias, hasta entonces, aprendimos a saber lo que valía un peine. Era cuando los precios, según constataron los españoles,  subían por el ascensor mientras los sueldos lo hacían por la escalera.
      No fueron  poca cosa las privaciones sufridas,   ni pocos los que la padecieron. La distribución de alimentos racionados perduró  hasta el año de 1952 y el avance industrial no se produjo hasta los años sesenta.
     A través de esta realidad, los pocos que quedamos de aquella época sabemos lo que supone vivir bajo un régimen dictatorial en un clima de escasez y privaciones, donde lo primero que se hace es silenciar la voz de la ciudadanía y lo segundo, so pretexto de generar la igualdad,  cargarse todo principio de libertad.
     Es igual que sean rojos o azules los puestos a dirigir la marcha de la Nación. Siempre sucedió y sucede lo mismo.
     En los agitados años treinta todos querían ser iguales. Nunca hubo menos igualdad que durante la guerra y la posguerra. Ni nunca menos libertad. Y es que para ambas cosas hace falta cultura y sentido de la ciudadanía generalizadas. La democracia no es un fin: es una consecuencia. Por eso hago tan poco caso de las promesas de los políticos. Por eso, también, la corrupción incontenible.

martes, 17 de marzo de 2015

¿QUÉ HACEMOS?

    En el episodio de un libro que escribo a retazos, sin otra finalidad que la de ejercitarme  para no perder el seso (no confundirse), enfrento a dos combatientes: uno de bando A y otro del B,  que por azar vienen a encontrarse en tierra de nadie. De mutuo acuerdo, arrojan sus armas y deciden hablar para entenderse.
    - ¿Qué hacemos? -le dice uno al otro.
    - Eso mismo me pregunto.
    - Veamos: desde aquella posición nos están viendo los tuyos y desde esa otra de enfrente, nos vigilan los míos. Esperan  ver cómo nos matamos el uno al otro. Yo no estoy preparado para matar. Me repugna.
    - Pienso de igual forma. Me angustio solo de imaginarlo. No puedo matarte.
    -  Vamos a pensarlo mejor. Somos enemigos y estamos aquí para morir o matar;  o para volver a nuestras filas haciendo  uno, previa rendición y entrega voluntaria,   prisionero al otro. ¿Acaso quieres  rendirte?
   - Tampoco deseo eso. Y a ti te sucederá lo mismo. Discurre ¿Qué hacemos? Aquí no vamos a  quedarnos. Nos dispararían  de ambos lados hasta la muerte.
   -  No hay un fácil escape. A  no ser que nos pongamos de acuerdo para desertar y estudiemos como salir de esta zona batida para luego escaquearnos y emigrar de la  maldita tierra que nos ha tocado en suerte,  para  ir a otra donde vivir  sin necesidad de matar a nadie.
   Terminaron en una patera navegando con mar picada; con suerte llegarían  a un país desconocido.
Entonces, como autor de la historieta, era yo  el llamado a  decidir,  y me vi ante este dilema: ¿Los hago tocar tierra en España? ¿O los dejo perecer en  alta mar?
    Llegar a España, casi en pelota picada,  era muy duro. Tendrían que vivir el purgatorio, por el que pasan  tantos emigrantes y muchos mas nativos,  para  no salir nunca de pobres. Ha de tenerse en cuenta que aquí, en este País,  tenemos demasiados políticos a los que dar de comer, vestir, pagarles los viajes, el teléfono, la internavegación y si te descuidas,  la tarjeta bancaria,  o ponerles coche oficial, ordenador portátil  y ordeñador automático, etc. Tenemos  por añadidura, cinco millones de parados al ,borde de la miseria...
     Ayudar a estos dos náufragos y unirlos a millones de huidos que, como ellos,  llegan con lo puesto y nada más, es muy duro mirando  más allá de la nariz. Y muy   difícil asegurarles, alguna prosperidad. ¡Son demasiados, para poder atender a todos cuando ademas los políticos y sus asesores no dejan de crecer en número con cargo al erario público!
    ¡De verdad!  Me dió mucha pena pensar en cómo lo pasarían mis dos náufragos. España sería para ellos un martirio. Lo sentía mucho, era una pesadilla,  y llegué a dudar si por su bien era mejor que murieran en la mar picada.
    Sin embargo, no me atreví a dejar que fenecieran. Espero que usted, lector me ayude, a salir de esta crisis en la que, fatalmente,  yo solo me he metido, por cuestiones del seso (no confundirse).
  ¿Qué hacemos?

lunes, 16 de marzo de 2015

POR UNA EDUCACIÓN EFICIENTE.

         En  "El Confidencial" de ayer (15/03/2015), "S. Mccoy" titula : "Éste es el mayor fracaso de España, verdadero lastre para su futuro" y  a renglón seguido presenta una serie "de informaciones diferenciales, enfoques novedosos, gráficos relevantes..." para demostrarnos que nuestro País, España,  además de la crisis, padece un conjunto de males crónicos que, en casi cuarenta años de democracia, nadie -entre nuestros políticos- ha sido capaz de erradicar y que al haberse consolidado han terminado por imprimir carácter  y ser causa -por ejemplo- de que España tenga uno de los mayores índices de parados entre  los países europeos.
         O sea que  España está peor, en este orden de cosas, que lo que ya estábamos hace cuarenta años.  Años que se han ido, por fijarnos en una sola de las estaciones de este calvario, discutiendo sobre si la escuela ha de ser pública o privada, en vez de interesarnos todos por una buena escuela,
que es lo que importa.
         Ahora resulta que, la,"tasa de abandono escolar", entre los jóvenes de 16 a 34 años, según la "ONG Educational Testing  Service", alcanza en España el 65% del total,  en cuanto se refiere a "habilidades numéricas" y el 59% en cuanto afecta a las materias de letras. Y el periódico concluye:  "Señores del Parlamento, o solucionamos de manera urgente este problema o España no tendrá nunca remedió (y será) caldo de  "populismos".
          Veamos: Si en casi cuarenta años de democracia, ni los Gobiernos centrales que se han sucedido en el poder, ni los autonómicos competentes en materias educativas, fueron capaces de salir de este atraso, tampoco lo van a ser ante el abanico de  ideas educativas que puedan prosperar en un futuro próximo, puesto que lo que  preocupa a sus partidarios, es  el  adoctrinamiento por encima de la instrucción.
          De aquí se deduce que el cambio no  llegará a la enseñanza y un pueblo sin escuela instructiva eficiente es un pueblo al que los políticos manipulan a su antojo. Solo un pueblo culto puede garantizarnos  el funcionamiento cabal de una democracia, por la sencilla razón de que a un pueblo culto no lo puedan engañar los políticos y menos si son en gran parte unos garrulos.
          Si uno fuera padre con hijos en edad escolar, estaría a estas alturas junto a otros padres conscientes del desastre, proyectando la creación de una escuela libre, posible en nuestros días, gracias a la comunicación "on-line", con  un costo asequible. Todo menos sufrir esta degradación de un pueblo, por el interés en mantener como universitarios a grandes pandillas de  gandules que nos cuestan un ojo de la cara.
          Son los que más aplauden ciertos cambios, que no el de una enseñanza que nos redima.
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sábado, 14 de marzo de 2015

TODAVÍA HAY CLASES.

   Los españoles mejor preparados, los más solventes, si se quiere los más insignes, no suelen,  salvo excepciones, concurrir a las listas electorales; no quieren ser candidatos. No comulgaron con el dogma de la igualdad ni se echaron a la calle a ver quien cumplía  mejor con la doctrina de una democracia sin relieves, plana,  insulsa, y pringada de basura; no quieren la democracia  del tuteo sin sentido, del todo vale para  mi convento; no están por una democracia desclasada, insolidaria y quejumbrosa y , en consecuencia, cómplice frente al pelotón de inconformistas que se ejercitan en el derecho al pataleo.
   No creo que los españoles, mejor preparados, más solventes  y hasta insignes, muy repartidos en el seno de la sociedad española, estén ubicados entre las clases más acomodadas; no lo están.
   A lo largo de una vida activa, obligado a recorrer  calles y a tratar personas, he llegado a conocer a muchos hombres y mujeres cabales;  los he visto y encontrado  entre entre familias que, con  pocos medios económicos, vivían con dignidad; personas que resolvían  sus problemas sin faltar al cumplimiento de unos deberes éticos. Son los que menos se fían de unos políticos al uso. Todavía hay clases.
   Curiosamente, estos políticos a la violeta, por mayoría  se apuntan al cambio. ¡Qué farsantes! Y más los que se dicen no ser de derechas ni de izquierdas para mejor vender una mercancía averíada.
    Todos  iguales ante la ley, pero no me negarán que es un objetivo incumplido  en demasiadas ocasiones. Todos conformes con la igualdad de oportunidades, pero no sucede así y en ello pierden más los que más valen. Todos equiparados para aportar una cuota proporcional a los ingresos de cada uno al ,erario público, pero es otra mentira de bulto; todos con derecho a  un salario justo, pero para empezar no hay español que por su gusto quiera contratar asalariados y sí hay un anhelo muy extendido  por vivir con la ayuda de un subsidio.
   El día en que la mayoría de los españoles empiecen a entender que no  es lo mismo igualdad que equidad, se habrá dado el primer paso  para el gran cambio que todos prometen y pocos entre ellos podrían llevar a cabo.
   Ese gran cambio exige gran dedicación y unos valores éticos que se quiera o no,  han de cumplir los llamados a llevar  la cosa pública; llevarla sin descalificaciones o insultos para el rival y sin   consideraciones irrespetuosas para los subordinados.
    Hoy por hoy, no se ve el  cambio. Cuando los,políticos en el día a día se ponen a parir, están demostrando su poca vocación y nula valía para el oficio que desempeñan.  No los veo. Son  muchos y mal avenidos. No los que nos deben mandar. Ni todas las democracias son buenas y útiles;  una verdad que pocos admiten. ¡Todavía hay clases!




viernes, 13 de marzo de 2015

LOS AMOS DE ESPAÑA

     Nací y me crié en un  pequeño pueblo alavés, cuenca de Omecillo, afluente del  alto Ebro, donde diez niños formábamos  un  grupo con iniciativas endiabladas. Vimos a un mendigo con su  perro,
arrimados a una tapia para protegerse del cierzo.  El mendigo comía y el perro miraba a la espera  de un bocado. 
     - ¿Por qué no le da algo de comer? -preguntó uno de los nuestros.
     - Primero el amo; luego ¡ya veremos!
     - ¡Le compramos el perro! - dijo otro de los nuestros.
     - Por  diez perras gordas es vuestro.
     Tras una breve deliberación, apoquinó cada uno su perra gorda y el perro fue nuestro. Para su desgracia, claro está. Antes tenía comida, poca pero no le faltaba, un saco de cáñamo como yacija y los jirones de una  manta como abrigo para cobijarse en la noche; nadie lo quiso llevar a su casa,  o no pudo, por miedo a sus padres.
      El perro enflaqueció, perdió defensas y cogió la sarna.
      - Hay que matar a  ese perro dijo el alcalde. Y bajo esa orden, -yo no quería matarlo pero estaba en minoría-  los niños metieron al perro en un saco junto a unas pesadas piedras y lo tiraron a la poza más profunda del río. ¡Se acabó la sarna! 
      Cuando veo a los políticos (y oigo sus planes) disputarse el título de "amos de España"  - que no por otra cosa luchan - me echo a temblar. ¿Que hemos hecho para merecer ésto?
      Y digo amos de España porque -salvo contadas excepciones - todos prometen dar, con el dinero de los demás. Pero eso ¿qué importa?  ¿Ya llegará para todos? No importa, insisto: cuenta primero la mordida del amo; luego, ya veremos.
      Lo bonito es tener un perro al que mandar aunque  se muera de hambre y agarre la sarna. Siempre hay voluntarios para echarlo al río.
      Perdón por el manido recurso de la parábola.
     

jueves, 12 de marzo de 2015

SER CONSECUENTES

     A juzgar por el número de parados y por el de familias necesitadas, España debe exigir a sus políticos que sean sobrios, tanto al prometer como a la hora de gastar,  para que lo poco que tenemos llegue a los desasistidos.  Esta sobriedad permitiría, a su vez, facilitar la inversión creadora de puestos de trabajo.
     Desgraciadamente,  ejercer de político es muy barato para los que llegan   y muy costoso para quienes los hacemos llegar y nos vemos obligados a mantenerlos.
    Por esta y otras razones, un político ha de ser consecuente. Y esto ¿qué significa o supone? Vamos al diccionario para no errar: "Consecuente: Dicho de una persona cuya conducta guarda correspondencia lógica con los principios que profesa".
     Todos los partidos que aspiran a gobernar o a influir desde una oposición constructiva, están preocupados tanto con la pobreza, como con el hambre que ronda en torno a  millones de españoles. Si escuchamos lo que dicen y proclaman en sus discursos, réplicas, contrarréplicas, mítines y peroratas, todos llegan dispuestos a impartir justicia y de la buena; por supuesto, dispuestos, también, a la administración de  los caudales públicos con rigor y equidad, con transparencia  y cuentas claras. Nadie gastará un euro inútilmente.
     Henos aquí con un año cargado de elecciones que se solventarán en cascada, una tras otra. ¿Cuánto cuesta una elección? Según informaciones fidelignas, nos saldrá por unos ciento veinticuatro millones de euros cada una.
     En suma, y nos quedamos cortos, si las tres elecciones se celebrarán en un solo día,  podríamos ahorrarnos unos doscientos cincuenta millones tirando por debajo. El ahorro sería mayor si el País Vasco, Cataluña, Andalucía y tal vez alguna otra comunidad autónoma hicieran coincidir sus elecciones autonómicas con todas las demás.
     Aparte economías, es lo más lógico, racional y eficiente que se merece un pueblo al que se le piden tantos sacrificios.
     Pero no se preocupen: anuncian cambios, muchos cambios, pero todo seguirá igual, gane quien gane.

miércoles, 11 de marzo de 2015

NÚCLEOS URBANOS ASEQUIBLES.

     Las promesas de "cambio" formuladas por los políticos en los prodigados períodos electorales que padecemos los españoles, están más manoseadas que las  ubres del ganado vacuno. Hablan de "cambios" pero nunca los precisan e informan con claridad sobe su alcance, ni a quiénes van a afectar entre los ciudadanos de a pie, ni  cuánto van a costar al sufrido contribuyente.
    Según las estadísticas que circularon por España cuando los  gobiernos socialistas negaban la crisis, allá, por los años 2007 y 2008, se contaban, una vez paralizadas las obras,  un millón trescientas mil viviendas inacabadas y cuatrocientos mil millones  de euros perdidos  en esas construcciones.
    Posteriormente se han filmado documentales sobre los parajes ocupados por esos fantasmales  cementerios de ruinas de ladrillo  y de su inutilidad para dar algún servicio.
    Pudieron haber sido una solución para algunos de los sin vivienda, pero no lo fueron ni lo serán por dejaciones de los que ahora nos anuncian el milagro del cambio, contando con la desmemoria del pueblo.
    Tal como están las cosas habría que pararse a pensar que, si los gobiernos no innovan e idean soluciones  para preparar núcleos urbanos asequibles a las economías de cortos vuelos,  que son   las que llenarán nuestras poblaciones, será el pueblo (es decir los más necesitados de ese pueblo) los que buscarán la solución por medio del chabolismo con todas sus nefastas consecuencias.
    Bien merece la pena estudiar alguna solución para lo ya construido y aprovechable. Ahí tienen un "cambio" a la vista, de una herencia olvidada por una mala política que tiene sus responsables, algunos de ellos  aún ejerciendo como políticos ilustres.
    Pero no se preocupen; todo seguirá igual a como está.



martes, 10 de marzo de 2015

EL BIENESTAR ES UNA QUIMERA.

        En los primeros años de la dictadura, en plena guerra, se tomaron medidas radicales que de una u otra forma han repercutido en las costumbres aún vigentes. Una de estas disposiciones  afectó a los propietarios de fincas urbanas: se congelaron las rentas y cuando la inflación, quieras o no, repercutía en el alza de todos los precios, los alquileres  permanecieron fijos.Aquello duró décadas.
       Los pequeños propietarios viéndose en la ruina optaron por vender sus pisos a los inquilinos y así nació la que  se llamaría propiedad horizontal.
       Con la construcción paralizada, debido a la escasa o  nula rentabilidad de la inversión en inmuebles, alguien ideó el contrato de arrendamiento con opción de compra a favor del inquilino, que fue la forma de sacarle beneficio a la inversión.
      Todo fue posible  gracias a la política social de aquellas ya extinguidas Cajas de Ahorro, que propiciaron  la  construcción de viviendas a pagar en diez o más años mediante  cuotas fijas mensuales; fueron las que hicieron posible que las clases medias tuvieran resuelto el problema de la vivienda.
       Claro está: vinieron los políticos que se dicen -falsamente, en su mayor parte- defensores de los derechos humanos y se hicieron los amos de las Cajas. Es decir, la moneda mala desplazó a la  buena, hasta mandar el invento a la quiebra y poner a las entidades de ahorro  en situación de desprestigio como nadie pudo sospecharlo.
       Ahora esos mismos políticos  quieren reinventar los alquileres pero el resultado no es el mismo. El alquiler tiene sus riesgos para  el propietario, puesto que  el inquilino actual no es como lo  era aquél de antes de la guerra que, en general,  cuidaba de la casa como si fuera suya. Y los dueños de viviendas, remisos para el alquiler, quieren vender. Y aunque digan lo que digan, el crédito se da en nuestros días con garantías que, en tiempos de crisis, son obligatoriamente muy estrictas.
       ¿Y el alquiler? O se subvenciona o no funciona. Así que los propietarios prefieren vender, pero la venta tampoco funciona. Estamos ante la figura de la pescadilla que se muerde la cola.
       ¿Solución? El peligroso  chabolismo. También lo había con Franco. ¿Pero no habíamos quedado en que esto no pasa en las democracias con un Estado del bienestar en marcha?
       Está demostrado que el bienestar, impulsado por malos políticos, es una quimera.
      Solo un cambio del concepto especulativo del suelo, precedido y aliado a una revolución técnico-fabril de la vivienda, podrían resolver el problema.
      Estamos en manos de los científicos del urbanismo. Y, por desgracia, todos nuestros políticos hablan del cambio pero, ante las próximas elecciones, ninguno se ha parado a pensar en el  auténtico cambio que demanda el problema de la vivienda.
    Seguiremos como estábamos.




lunes, 9 de marzo de 2015

COMO RECLAMO DE FERIA.

    Hay una corrupción  económica instalada en en el sistema democrático español que a todos nos afecta. Es decir a todos los que pagan las consecuencias de que algunos se lo lleven crudo. Por estar radicada en el sistema, la llaman "corrupción sistémica", aunque por la tolerancia  con que todos la soportan, podría llamarse "corrupción cívica",  tanto más cuando  conmueve y se encarna en la ciudadanía patria.
    Da la impresión de que una capa inmensa de la sociedad española considera a los corruptos como seres normales y hasta útiles, sobre todo si pueden ser rentabilizados como palanca para el ataque a terceras personas.
    Urdangarín habría sido noticia de dos semanas o poco más,  si no fuera porque servía de trampolín para atacar a todos sabemos quién. Ni el señor Bárcenas  tendría la celebridad que gasta -ni la opinión pública lo toleraría- si no se supiera que, de rebote,  el daño por lo sucedido repercutirá en el Presidente del Gobierno ¡y de qué forma!
    La última maravilla viene de la mano del escritor Sr. Sánchez Dragó que ha publicado un libro,  una novela, sobre el Ex-Director de la Guardia Civil, Sr. Roldán,   vividor de una aventura millonaria que si causa dolor no es por razón alguna de tipo ético, sino porque el confeso depredador, no vio un céntimo de lo depredado. ¡Que injusticia!
   Pues bien, los citados  -dos de ellos con sospechas mas que fundadas de haberse regodeado en la corrupción  y el último convicto, confeso y condenado-  gozan de un acreditada aceptación pública a juzgar por el requerimiento que de ellos se hace y del trato que reciben;  tienen  abiertas las tribunas más insignes para contarnos sus desdichas ante  una crecida audiencia. Audiencia que llenaría  decenas de veces el Bernabeu. Tal vez suceda como con la  mujer barbuda en tiempos remotos, que se han convertido en una atracción de feria.
   ¿Por  qué será? ¿Tal vez porque se ven favorecidos ciertos y particulares intereses? ¿Algo así como el proceso de exaltación  que dieron al pequeño Nicolás?
   Es para  pensárselo.
 

sábado, 7 de marzo de 2015

LA IGUALDAD EN SOLFA.

 
     La España dividida en provincias surgió, tras la superación del antiguo régimen, para  borrar diferencias territoriales tras las cuales se escondían privilegios. Se implantó un centralismo igualitario que, para hacerlo posible, necesitaba subdividir la nación en parcelas, con su propia capital de zona donde se instalarían las autoridades delegadas del poder hegemónico. Eso fue la provincia.
    Copiamos a los franceses y lo que para ellos fue bueno y funcionó, para España no; nunca salimos de pobres  y además -la Administración por un lado y el pueblo por otro- gastaron a porrillo los dineros que no tenían, haciendo el idiota.  En poco más de un siglo nos montamos dos o tres guerras fuera de España, por necios intereses, a las que añadir cuatro guerras civiles, varias revoluciones y un meneo de políticos, de federales levantiscos y de caciques, propios de una España analfabeta y de unas minorías directoras egoístas y mayormente incultas. A las minorías cultas, ni caso; se las pagaba mal y eran más apreciadas en el exterior que en casa.
    Después de una guerra civil sangrienta en 1936,  las generaciones que vivieron una paz impuesta  fueron  las que, con su sacrificio (más  que el de sus gobernantes),  levantaron el país y fue entonces cuando, al terminar la dictadura,  se dijeron: vamos a ser buenos, tolerantes, solidarios y a trabajar en paz todos unidos como buenas gentes que somos y vamos a darnos un país autonómico. Que no todo se decida en Madrid, sino que sean los territorios afines, mayores que una provincia, los que colaboren con su  buen sentido al progreso general. Y les dieron amplias competencias a tal fin.
    Noticia de hace unos días: "La política  de España, el gasto medio por niño, su distribución, está calificada de "regresiva", según el informe de una Comisión Europea que controla la cosa. "No sólo es un problema de falta de recursos. La Comisión entiende que la estructura territorial de España no favorece la articulación de la política social". "Las competencias sobre ayudas y prestaciones se distribuye entre instituciones y niveles de Administraciones muy diversas, lo que provoca deficiencias".
    Vimos que la provincia no funcionaba como es debido; vemos que las autonomías, tampoco funcionan,  lamentablemente en daño de los niños españoles.
    Menos mal que estamos en Europa donde hay gente que piensa y nos ponen en ridículo. ¿O será que los españoles somos muy especiales? Porque por falta de leyes, no será. El repertorio llenaría un estadio.
    O tal vez suceda que el ser humano  es tan complejo, tan débil al mismo tiempo y tan convencido de que es un dios, que no nos pueden parecer extrañas sus respuestas egoístas, tanto individuales como de grupo.
    Eso, tan nuestro (y de  otros países no muy cultos), sigue vigente. Un egoismo tan   contrario a todo principio de igualdad, tan insolidario, que pese a estar  el país  lleno de apóstoles  a los que se les llena la boca  proclamando los derechos igualitarios, nos conduce a fines opuestos: a una brutal desigualdad que la pagan los niños.

viernes, 6 de marzo de 2015

UN ANÁLISIS INÚTIL

   La moderación en el ejercicio de la política es fruto de una actividad reflexiva y tolerante. El moderado, lo único que pide a cambio, a sus adversarios,  es que le paguen con la misma moneda y sin perder la compostura.
   Examine usted el comportamiento de nuestros políticos y a nada que fríamente quiera darles nota, se encontrará que los hay de dos clases: los que hablan poco,  se ciñen a exponer con humildad cómo van sus tareas y, además,  tienen  la virtud de rehuir  la formulación de opiniones sobre asuntos y personas que no hacen al caso;  y los que se avienen a tocar todos los palos.
   Y examine, también, cómo los interrogadores suelen verter  el agua fuera del tiesto y hacen peguntas impertinentes, con tal de poner contra las cuerdas al interrogado.
    - ¿Me podría decir si el Presidente Sr. Rajoy piensa publicar el nombre de sus candidatos antes de que se celebren las próximas elecciones?.
    El tono del pesquisidor era chulesco, la pregunta estuvo hecha con la suficiencia del necio y en actitud de espera,  como la de un perro cazador que acecha el salto de la liebre para lanzarse en su persecución a degüello.
    La interrogada, Vicepresidenta del PP, aguantó el varetazo y hay que agradecerle su buena educación en la respuesta, lo que nos permite decir que todavía hay clases. No clases sociales, sino culturales, porque la buena educación es un valor cultural.
   De todas formas, parece hasta mentira que quienes aceptan esta suerte de interrogatorios,  donde se toleran las preguntas mastuerzas (necias y porfíadas), no tengan un burladero para salvarse de la cornada. Es muy sencillo: basta con pedir por favor, con la mayor educación y sostenida calma, que repita la pregunta al que la hizo; así,  varias veces, hasta que el  interrogador se de cuenta -si quiere- de que lo están chuleando. Y si no quiere, pues no se contesta y en paz. Surte efectos; se lo aseguro.
   Alguien ha de empezar a romper una chulesca costumbre.
 

jueves, 5 de marzo de 2015

LOS POBRES Y LA CASTA.

    Leo que los políticos "populistas" son aquellos que se presentan como redentores de las clases desasistidas,  con la buena nueva de que todo se arreglará el día en que los ricos no roben a los pobres y el Estado, con esos excedentes, se dedique a impartir justicia distributiva.
    Naturalmente, ellos, los "populistas" son demócratas de verdad: todo para  el pueblo llano, todo con el pueblo llano  al que se consultarán las decisiones a tomar de forma directa, porque todo ha de revertir a ese pueblo equitativamente.
    Ya no tendremos derechas ni izquierdas, porque todo viene a estar abajo o arriba;   sabiendo, de antemano, que no es bueno que unos, los pocos y  ricos, estén muy arriba, y otros, los más y a la vez pobres, muy abajo. Esto equivale a dar por buena la idea de que la situación actual  es notablemente injusta y tiene enojado al personal. El ideal: muchos menos ricos con tanto dinero  y muchos menos pobres con tan poco.
    Para tan justa, equitativa y saludable labor los "populistas" quieren crear su propio Gobierno, nacen con la vocación  irresistible de mandar y, como todo el mundo, para participar en unas elecciones que los lleve al Poder (de ahí viene podemos),  necesitan dinero; un dinero que ellos no tienen y que tampoco quieren pedírselo a la banca, por que sería tanto como atarse a una obligación: la  ir a comer en su mano, la de la banca, tal que dóciles y candorosas aves.¡Y eso nunca! ¡Miren lo que le pasa a Grecia por haberse fíado de la banca europea!
     El dinero se lo van a pedir a los pobres (ya lo están pidiendo) por el sistema de los mini créditos que es  algo así como una demanda  vergonzante.
     Todo muy bello, pero resulta que el invento ha tenido mal fin en otros países. He oído, muy ocasionalmente y por azar,  a una ciudadana de Venezuela  quejándose de que el tejido social productivo de su país, que estaba en tiempos pasados en manos de las clases medias, ha desaparecido a base de exigencias, imposiciones y requisas, y que sus antiguos titulares ya están  censados entre las clases bajas que siguen desasistidas. En Venezuela  ya no hay ricos. Los que no se marcharon han pasado a ser  pobres. Todos iguales, menos unos poco privilegiados: son los de la casta renovada subidos  al  poder para quedarse.

miércoles, 4 de marzo de 2015

CONTRA LA PERSONA Y NO CONTRA LA IDEA.

     Supongamos que uno dijera: "Don Fulano está imputado por ladrón". ¿Cómo lo interpreta,  entre nosotros los españoles, la mayoría de los oyentes? Muy sencillo, de inmediato piensa: "Don fulano es un ladrón". En suma: esa persona, sin haber ejercido siquiera el derecho a ser oída en su defensa, ya está condenada. ¡A ver quién levanta ese muerto! Este es un modelo de ataque personal, aun estando  solapado y tiene sus efectos.
    Sale el mandamás socialista y se dirige a los españoles, en general, con una frase para él lapidaria y redonda: "Que coño  tiene que pasar para que el Sr. Rajoy  visite las zonas afectadas por el desbordamiento del Ebro." Y lo dice para hacer patente que él ya ha estado allí y, por tanto, con este ataque personal, trata de establecer una diferencia a su favor, a partir de elementos de juicio falsos.
   En fin: una manera de confundir el culo con las témporas o el coño con las indemnizaciones. Porque puestos a elegir, a la hora de decidir sobre  los  problemas generados por la ríada, pregunten y verán: ¿A quién elegirían para resolver o mitigar las desgracias derivadas de esa catástrofe?
    En España, es muy corriente que un adversario, e incluso un comentarista político, le diga a otro: "Su opinión se merece todos mis respetos". No nos equivoquemos: Lo que se  impone es el respeto de sus derechos como persona. Las opiniones son ideas, y con las ideas,  uno puede estar conforme o no, respetarlas o no, asumirlas o  combatirlas. En eso nos asiste la libertad de expresión. Pero la falta de respeto a la persona, el argumento "ad hominen" es una bajeza, no resuelve nada, va contra los derechos humanos y envilece la oratoria.
    El último debate sobre el Estado de la Nación, se puede calificar  envilecido por tantos insultos como profirieron unos contra otros. Algunos siguen con la misma música para crear enemigos.
   Y si declaro mis respetos como persona al Secretario General del PSOE, no me privo de combatir sus ideas cuando incluyen el ataque a otras personas tan dignas como él de  ser respetadas.

martes, 3 de marzo de 2015

PROMESAS Y REALIDADES


     Es perceptible el, prestigio ganado por España entre los medios de opinión principales de las naciones europeas. No es menos cierto  que esta favorable situación se atribuye, por esos mismos medios, a las medidas puestas en juego por el actual Gobierno de España. Los índices económicos internacionales, ratifican con sus datos esta realidad.
     Pero dentro de casa, después de pasar por una amarga experiencia, como la sufrida por millones de compatriotas durante la  larga y atravesada crisis  del ladrillo,  con sus aditamentos financieros, España no es la que fue. Y no por ella y sus gentes -que algo cuentan- sino porque el mundo ha cambiado, aunque  la generalidad ciudadana no llega a entender cómo ni por qué.
    Y si, ante este cambio,  no se ha dado una respuesta violenta y revolucionaria en las calles de España, será por alguna razón poco analizada. Aún no se ha explicado si ha influido en ello la economía sumergida o pudo  la actividad sindical, menos radical que en otras ocasiones,  la moderadora, o existen  otras razones que aún no se tuvieron en cuenta.
    En resumen, aquellos  dos polos que animaban la inversión  en años que resultaron ser positivos- el sector industrial  y la construcción - perdieron todo  atractivo. Es difícil, dados los avances técnicos, volver  a dar colocación a  tres millones de personas por esas vías. No nos extrañe - el intento es antiguo- que empiecen a ofrecerse casas prefabricadas en serie, cuyo  abaratamiento esté relacionado con la reducción del número de horas necesarias para fabricarlas  y montarlas, lo que supone una oferta inferior de puestos de trabajo. Está claro que las fábricas, no pueden ser ya las que fueron.
    Es inútil machacar en hierro frío y si algo ha de cambiar -cada día que pasa se demuestra-  ha de ser  gracias a la iniciativa privada y a pesar de los políticos.
    Cierto es que solo hay un animal capaz de tropezar cien veces en la misma piedra y,  por ahora, sigue siéndolo el político de la vieja escuela, que llega a los cargos sin  preparación alguna, que pierde el tiempo poniendo a parir y dando leña  a los de la facción contraria, y que dedica la mayor parte de su horario a redondear sus ganancias por la vía del mínimo esfuerzo. ¡No quiera salvarse mirando  para otro lado!
     Porque ¿quién tiene mejores profesionales entre sus cuadros activos de los partidos políticos?
     Eso es lo que debería mirar, por encima de toda promesa, un elector consciente de la importancia de su voto. Llevar a la política un buen profesional (y esto incluye la honestidad arraigada que comporta) equivale a incorporar lo mejor de la iniciativa privada al sector público.
    Equivale a dar más importancia a la realidad de cada día, que a las promesas de la hora que puede durar un discurso electorero.

 




lunes, 2 de marzo de 2015

UNA SOCIAL DEMOCRACIA NÓRDICA.

    Para hacer esa bebida espirituosa que se llama "patxarán", lo primero que hacen falta son los aranes o endrinas, que vienen a ser ciruelas asilvestradas que dejan en el paladar un suave y astringente toque agrio con unas pinceladas  de aromática  dulzura. ¿Se puede hacer "patxarán" con melocotones?  Imposible.
    ¿Es posible recrear una social-democracia nórdica a partir de una sociedad compuesta por españoles? Viene a resultar que no. A estos efectos sucedería que los españoles, como los melocotones que no sirven de materia prima  para elaborar "patxarán", tampoco servirían para instituir una social-democracia nórdica.
    Nuestros padres  de la Patria,  reunidos en el Congreso de los Diputados hace unos días para analizar el estado de la Nación - que es como conocer el grado de  salud socio-político de una  España enferma - y para decidir sobre qué remedios procede aplicar al enfermo, se pusieron tibios los unos a los otros y acabaron por tomar  dos decisiones no escritas: fomentar el odio entre facciones y  saborear la derrota del contrario. Lógico: no somos nórdicos, sino españoles, herederos de las tribus ibéricas, célticas, vasconas, catalaúnicas, béticas, etc. que como los aranes, dejan en el paladar un toque de acritud mezclado en este caso, con una sentida amargura;  somos como somos y cualquier cosa menos nórdicos.
    A uno, tan aficionado a la política como yo, hay que empezar por preguntarle: ¿Qué cambios pediría a una mayoría de españoles para llegar a constituir una sociedad fundamentalmente justa y solidaria como las nórdicas?
    Sabiendo, como sé, que el español goza defraudando al fisco, arbitraría un sistema tributario opuesto al que hoy rige. Al aprobar los presupuestos, le anunciaría a cada español la cuota tributaria que le corresponde abonar  en razón a sus ingresos. Fijaría  una cuota muy alta, por supuesto. Y le anunciaría al contribuyente "pagano": ahora, de usted depende rebajar esa cuota tan elevada, por una vía que le va a entusiasmar; la vía de la defraudación. Aunque usted sea pobre,  también podrá defraudar al erario público como si fuera rico. Todo siguiendo unos principios de igualdad, por ser  lo más justo.
    ¿Y cómo defraudarían? Muy sencillo: Si usted recicla las basuras y residuos, puede defraudar  un porcentaje. Si consigue que sus hijos aprueben a la primera en sus respectivos centros docentes, se le permitiría otro recorte defraudador. Si no fuma, en bien de su salud y para ahorro de gastos sanitarios y de farmacia, también. Si no bebe ni come en exceso, con el mismo fin, si usted y sus hijos y demás familia prescinden del botellón, de la droga y llevan  una vida saludable,  si  son puntuales y eficientes   en el trabajo y hacen deporte, más de lo mismo. Con esto, y más sectores de defraudación que se pudieren crear, cada uno podría seguir defraudando en su provecho y en el de toda la sociedad de la que usted y yo formamos parte.
    No sigo. Ustedes me comprenden. Los españoles,  sin dejar de serlo, podrían por un bien ideado sistema tributario, parecerse a los nórdicos... Se podría, entonces, dar por  llegada la hora de pensar en una  social-democracia a la nórdica.
   ¡Algo, es algo!