A estas alturas del desarrollo democrático, los centristas del País Vasco de España pasan sus tribulaciones un tanto desorientados. Se da por supuesto que se tiene por "centrista vasco" a todo aquel que sin ser nacionalista, vota a partidos moderados y constitucionalistas, o no vota.
Y si "no vota" es porque carece de referencias claras sobre los programas de estos partidos o porque no se fía. Mejor dicho: las referencias o promesas que recibe y la realidad de los hechos que percibe, no cuadran. Justo es decir que la información que emana del poder central, o del núcleo director de estos partidos, referida a tema vascos, es escasa o nula.
Por ejemplo -vamos a ser claros- los posibles votantes centristas vascos están llenos de dudas. Y no sucede tal cosa porque sí; sencillamente no se sienten interpretados; o, lo que es peor, se sienten ninguneados.
Estos españoles e hijos de españoles vasconizados, que no quieren extremismos, tampoco se conforman con estar en tierra de nadie: en un centrismo despersonalizado. A estos centristas vascos les llena de miedo que se hable -como si fuera normal- de alianzas o apaños entre constitucionalistas y secesionistas.
La sensación es correcta: los centristas están convencidos de que esos acuerdos, pactos o lo que sea, entre constitucionalistas y nacionalistas, han supuesto concesiones opuestas a lo que convenía a ellos, a sus intereses mas nobles y directos; y temen por su futuro.
Los centristas con voto nunca se pronunciaron contra el progreso vasco, compatible con su ideario. Es decir, sin que el poder central olvide a su clientela. Y la verdad, no suelen tenerse en cuenta esos deseos por parte de los se han alternado en el ejercicio de ese poder.
Se están pagando aquí, por muchos centristas, los errores o la desidia de los elegidos por quienes les votaron creyendo que eran de los suyos.
Podríamos llenar páginas con estos errores. Estos partidos han consentido la negación de España y no pasa nada. ¿Y lo de cumplir y hacer cumplir la ley?
Los votos se van y no vuelven. Si les da lo mismo o no saben cómo cambiar el rumbo desde la sinceridad que se merecen estos vascos centristas, ¡ellos verán!
¡Algo huele a podrido en Dinamarca...!
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