EL BONITO CUENTO DE LAS PRIMARIAS. - Estamos hablando de la elección de personas a las que vamos a confiar una tarea de la cual hemos de beneficiarnos colectivamente, como es el caso de los políticos.
Lo primero y más importante de toda elección es saber si el elegido destaca por sus conocimientos específicos de la materia sobre que ha de tomar decisiones, y lo segundo. si estamos ante una persona que destaca por su templanza, sensatez y sentido de la justicia.
Puestos a elegir vemos que los pueblos han progresado cuando la selección de personas, aptas para el desempeño de cualquier función responsable, ha estado precedida de una seria preparación teórica y práctica, ha superado el elegible serias pruebas objetivas que lo demuestren y, además, tiene experiencia.
Por ejemplo a nadie se le ocurre para construir un puente, o para tratar una neumonía, o para asesorar en una inversión financiera, acudir a miles de personas que pasaban por allí o poco más, para que con arreglo a su leal saber y entender elijan a la persona más apta para ejercer esas tareas,, sin tener en cuenta siquiera, si son ingenieros, médicos o expertos financieros.
No me negarán que la función de un político exige unas dotes y una preparación que algunos la alcanzan a fuerza de reconocer y corregir errores y que otros no aciertan ni aunque les pongan las bolas de billar como a Fernando VII a la hora de jugar a carambolas. No es raro que entre esa colección de inútiles se cuelen galafates, rateros y piratas, que terminan siendo los que mejor pasan las pruebas selectivas al uso.
Para mí, entre españoles, habiendo superado unos conocimientos básicos como los de un bachiller con reválida, además de tener vocación política a través de un partido, con cinco años de antigüedad acreditada ante notario, les pediría una rigurosa oposición demostrativa de unos conocimientos mínimos exigibles a un político.
Aún con todo, crearía un cuerpo de inspectores que dieran garantía de que los tribunales nunca fueran manipulados.
Las primarias son un invento para poner en la lista a los que más convienen a los dirigentes de los partidos.
jueves, 30 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA XII
LOS GRUPOS DE PRESIÓN Y LOS POLÍTICOS.- No hay duda: la España rural está recorriendo el camino del abandono (algunas zonas ya en vía muerta), sobre todo en las dos Castillas, Extremadura, parte de Aragón y territorios más o menos improductivos de otras provincias de la España interior.
Políticamente alguien es responsable de esta dejadez, sobre todo cuando la Constitución dispone, al tiempo que la unidad, la solidaridad entre las distintas tierras de España.
Uno de los pueblos situado en unas áreas muy pobres, Villar de Cañas, se ha convertido en víctima de una lucha creada por algunos grupos de presión y alimentada por el apasionamiento político.
Villar de Cañas ha tenido mala suerte. Cuando alguien o algo, -persona, animal o cosa -es motivo de disputa entre políticos, y más en período electoral, no la salva ni el sursum corda.
A cuenta de este pueblo conquense, hay dos fuerzas que tiran cada una en distinta dirección respecto al basurero nuclear. Como es lógico, la corporación mediática entre en liza, analiza el asunto y aviva la polémica. Además echa cuentas y concluye: si el Gobierno se pone a favor del pueblo, puede ganar doscientos votos, pero también perder doscientos mil, ¿a quién me arrimo? Al que le haga perder más votos. (Malo para un partido si, en período electoral, no mide sus pasos y afila su oratoria; voto que se va, voto que no retorna).
Del análisis mediático los sectores interesados deducen: es más rentable descargar la munición contra el Gobierno que contra ecologistas y geólogos, que ya han tomado posiciones para hacerse un hueco en la disputa antigubernamental.
En los países democráticos desarrollados, cuando las fuerzas políticas mayoritarias vislumbran un peligro, tratan de conciliar intereses sin faltar a sus principios, porque saben que un edificio con goteras termina por arruinarse. Hay que tapar agujeros, porque la ruina, cuando llega, para nadie es buena, pero a quienes más afecta es a los que más tienen.
Dudo que el PP hubiera exigido al PSOE tanto aguante a cuenta de las humillaciones a las que está sometido por sus nuevas aliados. Que lo diga el Sr. Carmona que iba para Alcalde de Madrid y ha quedado reducido a ser el currito de la actual alcaldesa.
Muy triste si esto pasa, pero sobre todo para los vecinos de Villar de Cañas.
Políticamente alguien es responsable de esta dejadez, sobre todo cuando la Constitución dispone, al tiempo que la unidad, la solidaridad entre las distintas tierras de España.
Uno de los pueblos situado en unas áreas muy pobres, Villar de Cañas, se ha convertido en víctima de una lucha creada por algunos grupos de presión y alimentada por el apasionamiento político.
Villar de Cañas ha tenido mala suerte. Cuando alguien o algo, -persona, animal o cosa -es motivo de disputa entre políticos, y más en período electoral, no la salva ni el sursum corda.
A cuenta de este pueblo conquense, hay dos fuerzas que tiran cada una en distinta dirección respecto al basurero nuclear. Como es lógico, la corporación mediática entre en liza, analiza el asunto y aviva la polémica. Además echa cuentas y concluye: si el Gobierno se pone a favor del pueblo, puede ganar doscientos votos, pero también perder doscientos mil, ¿a quién me arrimo? Al que le haga perder más votos. (Malo para un partido si, en período electoral, no mide sus pasos y afila su oratoria; voto que se va, voto que no retorna).
Del análisis mediático los sectores interesados deducen: es más rentable descargar la munición contra el Gobierno que contra ecologistas y geólogos, que ya han tomado posiciones para hacerse un hueco en la disputa antigubernamental.
En los países democráticos desarrollados, cuando las fuerzas políticas mayoritarias vislumbran un peligro, tratan de conciliar intereses sin faltar a sus principios, porque saben que un edificio con goteras termina por arruinarse. Hay que tapar agujeros, porque la ruina, cuando llega, para nadie es buena, pero a quienes más afecta es a los que más tienen.
Dudo que el PP hubiera exigido al PSOE tanto aguante a cuenta de las humillaciones a las que está sometido por sus nuevas aliados. Que lo diga el Sr. Carmona que iba para Alcalde de Madrid y ha quedado reducido a ser el currito de la actual alcaldesa.
Muy triste si esto pasa, pero sobre todo para los vecinos de Villar de Cañas.
miércoles, 29 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA XI
HÁBITOS Y COSTUMBRES.- Hoy he oído decir, desde una predicadera mediática, que los vascos tienen distintas costumbres que el resto de los españoles. Dicho con desparpajo y buena fe, como es el caso, convendrán conmigo en que ya no quedan vascos/as o no se ven menudear por las calles, que se distingan ni por la boina (ellos) o por el adorno de la pañoleta (ellas) ni por las abarcas y calcetines de lana cruda (ambos), prendas que aún siendo también usadas en los ambientes rurales de otras provincias norteñas, en la Vasconia peninsular solían utilizarlas siempre salvo excepciones y ahora resultan folclóricas.
Si ustedes cogen mil vascos del montón, entre los que andan por calles y plazas de pueblos, villas y ciudades vascongados, y los ponen a vivir en un país centro europeo, a la semana los identifican como españoles, si es que no entran en juego otros signos de identidad que el de sus hábitos y costumbres -reitero intencionadamente- de todos los días. Lo cual es tan lógico como insignificante: llevamos siglos viviendo intercaladas las gentes de distintos pueblos de España, -más de lo que muchos piensan- y por fuerza los cruces genéticos son inevitables; el mestizaje surte sus efectos y nos iguala en lo bueno y en lo malo. Los ejemplos están a la vista.
Es dudoso si fue un alemán o un soviético (en cualquier caso al servicio de una dictadura totalitaria) el autor de la frase: "una mentira repetida mil veces termina siendo verdad". Pero es para dudar que, a estas alturas, existan personas capaces de dar suelta a simplezas como la citada y que se cuelen a través de una emisora de TV. Y sin embargo las echan a volar como si fueran inocentes palomitas, sin advertir que también defecan. Y sin tener en cuenta, de igual manera, que -ya entre personas- la ignorancia (si ese fuera el caso) empieza a no favorecer al equilibrio de todo colectivo social en el que democráticamente debe primar la igualdad.
Claro que el "somos distintos" favorece a unos y perjudica a otros y si bien uno es partidario de la equidad (dar a cada cual lo suyo con arreglo a sus méritos como se hace con los futbolistas de carrera por darle patadas a un balón, con el aplauso de las masas), la tal medida -la equidad- nada tiene que ver con la pertenencia a uno u otro pueblo.
¿O no?
Si ustedes cogen mil vascos del montón, entre los que andan por calles y plazas de pueblos, villas y ciudades vascongados, y los ponen a vivir en un país centro europeo, a la semana los identifican como españoles, si es que no entran en juego otros signos de identidad que el de sus hábitos y costumbres -reitero intencionadamente- de todos los días. Lo cual es tan lógico como insignificante: llevamos siglos viviendo intercaladas las gentes de distintos pueblos de España, -más de lo que muchos piensan- y por fuerza los cruces genéticos son inevitables; el mestizaje surte sus efectos y nos iguala en lo bueno y en lo malo. Los ejemplos están a la vista.
Es dudoso si fue un alemán o un soviético (en cualquier caso al servicio de una dictadura totalitaria) el autor de la frase: "una mentira repetida mil veces termina siendo verdad". Pero es para dudar que, a estas alturas, existan personas capaces de dar suelta a simplezas como la citada y que se cuelen a través de una emisora de TV. Y sin embargo las echan a volar como si fueran inocentes palomitas, sin advertir que también defecan. Y sin tener en cuenta, de igual manera, que -ya entre personas- la ignorancia (si ese fuera el caso) empieza a no favorecer al equilibrio de todo colectivo social en el que democráticamente debe primar la igualdad.
Claro que el "somos distintos" favorece a unos y perjudica a otros y si bien uno es partidario de la equidad (dar a cada cual lo suyo con arreglo a sus méritos como se hace con los futbolistas de carrera por darle patadas a un balón, con el aplauso de las masas), la tal medida -la equidad- nada tiene que ver con la pertenencia a uno u otro pueblo.
¿O no?
martes, 28 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA X
CAMBIOS DE POSTURA.- Hace unos días un empresario autónomo confesaba que tenía asalariado por MIL euros al mes, a uno de sus empleados. pero que cotizaba a la seguridad social, por tal contrato, otros OCHOCIENTOS, con lo que, al final, el desembolso por estas cuotas sociales ponía a su negocio al borde de lo imposible.
Hice una breve consulta por internet para saber como resolvían ese problema en Dinamarca -social democracia equilibrada y modélica- y pude comprobar que los ingresos de la seguridad social danesa proceden, en su mayor parte, de los impuestos aportados por todos los contribuyentes.
Esta sencilla solución permite a las empresas quedar exentas del pago de cuotas a la seguridad social, en tanto no cierren su ejercicio con beneficios de los que proceden los recursos para costear las prestaciones sociales. Implícitamente se favorece a las empresas de nueva creación que se ven libres de cotizar en sus primeros años de ejercicio, cuando las ganancias son dudosas.
Siento admiración por los emprendedores autónomos que, en la situación que vivimos, han tenido -en gran medida- que luchar para subsistir a la espera de tiempos mejores. Y siento pena por los que se vieron en la necesidad de bajar la persiana porque sus negocios se iban a pique. Nos consta que una mayoría se vieron atados de pies y manos por una legislación de vuelo corto que puede renacer al calor de nuevas aventuras políticas.
Todos los días me despierto con la novedad de los muy anunciados cambios, los cuales -después de haber logrado el triunfo los "nuevos reformistas" en importantes concentraciones humanas, no constituyen novedades dignas de mención. Porque nadie negará que para cambiar el nombre de las calles, quitar el busto de un salón institucional, o suprimir algunas tradiciones sean necesarias tantas promesas, tantas caras nuevas y tanto eco mediático. Todos esperábamos otra cosa: quizás un poco de social democracia a la danesa.
Claro que si Dinamarca se salva es porque está llena de daneses, bien instruidos en sus respectivos oficios o profesiones y educados en una democracia donde nadie pierde el tiempo en decir o hacer chorradas.
O tal vez no acertemos en España a dar en la diana porque tenemos unos políticos -salvo excepciones muy contadas- que fallan más que las tópicas escopetas de feria. Claro: esto no obsta para que en España todos seamos "muy listos". En el resto de Europa se admiran de como siendo así de listos, tengamos tanto personal dado al choriceo impune y que para llevarlos a la cárcel nos cueste más de diez años,¡Con lo caro que está el servicio! ¡Y la capa no aparece! Somo tan listos que en vez de tener buenas escuelas, -como sucede en Dinamarca- tenemos muy buenos equipos de fútbol. ¡No sé de qué nos quejamos!
Hice una breve consulta por internet para saber como resolvían ese problema en Dinamarca -social democracia equilibrada y modélica- y pude comprobar que los ingresos de la seguridad social danesa proceden, en su mayor parte, de los impuestos aportados por todos los contribuyentes.
Esta sencilla solución permite a las empresas quedar exentas del pago de cuotas a la seguridad social, en tanto no cierren su ejercicio con beneficios de los que proceden los recursos para costear las prestaciones sociales. Implícitamente se favorece a las empresas de nueva creación que se ven libres de cotizar en sus primeros años de ejercicio, cuando las ganancias son dudosas.
Siento admiración por los emprendedores autónomos que, en la situación que vivimos, han tenido -en gran medida- que luchar para subsistir a la espera de tiempos mejores. Y siento pena por los que se vieron en la necesidad de bajar la persiana porque sus negocios se iban a pique. Nos consta que una mayoría se vieron atados de pies y manos por una legislación de vuelo corto que puede renacer al calor de nuevas aventuras políticas.
Todos los días me despierto con la novedad de los muy anunciados cambios, los cuales -después de haber logrado el triunfo los "nuevos reformistas" en importantes concentraciones humanas, no constituyen novedades dignas de mención. Porque nadie negará que para cambiar el nombre de las calles, quitar el busto de un salón institucional, o suprimir algunas tradiciones sean necesarias tantas promesas, tantas caras nuevas y tanto eco mediático. Todos esperábamos otra cosa: quizás un poco de social democracia a la danesa.
Claro que si Dinamarca se salva es porque está llena de daneses, bien instruidos en sus respectivos oficios o profesiones y educados en una democracia donde nadie pierde el tiempo en decir o hacer chorradas.
O tal vez no acertemos en España a dar en la diana porque tenemos unos políticos -salvo excepciones muy contadas- que fallan más que las tópicas escopetas de feria. Claro: esto no obsta para que en España todos seamos "muy listos". En el resto de Europa se admiran de como siendo así de listos, tengamos tanto personal dado al choriceo impune y que para llevarlos a la cárcel nos cueste más de diez años,¡Con lo caro que está el servicio! ¡Y la capa no aparece! Somo tan listos que en vez de tener buenas escuelas, -como sucede en Dinamarca- tenemos muy buenos equipos de fútbol. ¡No sé de qué nos quejamos!
lunes, 27 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA IX
TELEVISIÓN Y POLÍTICOS.- No hay en nuestros días espectáculo más interesante y sádico - a la par que gratuito y demoledor - que ver un careo televisado entre un periodista dado a la búsqueda de fama y alta catalogación crematística y un político entregado a la recolección compulsiva de votos en periodo electoral.
Prevengo al lector, para que no se llame a engaño, que un servidor suele ser muy elemental en sus juicios por lo que pido disculpas; resulta que soy de pueblo y desde que eres niño aprendes a separar el grano de la paja. Presumo, en consecuencia, que para mantener la clientela de una empresa televisiva hacen falta un gran capital y mucho ingenio y un público con derecho a voto al que darle gusto. Los políticos ayudan.
Decía Lope de Vega: “Y escribo por el arte que inventaron/ los que el vulgar aplauso pretendieron, / porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto.”
Prevengo al lector, para que no se llame a engaño, que un servidor suele ser muy elemental en sus juicios por lo que pido disculpas; resulta que soy de pueblo y desde que eres niño aprendes a separar el grano de la paja. Presumo, en consecuencia, que para mantener la clientela de una empresa televisiva hacen falta un gran capital y mucho ingenio y un público con derecho a voto al que darle gusto. Los políticos ayudan.
Decía Lope de Vega: “Y escribo por el arte que inventaron/ los que el vulgar aplauso pretendieron, / porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto.”
sábado, 25 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA VIII
EMPLEO PRECARIO Y TEMPORAL. El deseo de todo ser normalmente constituido es tener un trabajo cómodo, seguro y bien pagado. Y tanto los afectados, como los sindicatos y los políticos se quejan de que el trabajo que se ofrece en nuestros días, en países como España, está mal pagado, es precario e inseguro y temporal casi siempre.
Bajo condiciones restrictivas para los empleados, en España se está consiguiendo que algunos empresarios se animen a invertir con la subsiguiente creación de empleo. La iniciativa privada tiene ese inconveniente: pone sus reservas a montar empresas para hacer negocio y esto sólo sucede cuando el régimen político dominante es favorable para el inversor, En caso contrario, nadie pone un duro a correr riesgos inútiles; ni siquiera los de izquierdas, que suelen ser muy generosos con los dineros del contribuyente, pero nuca con el propio.
Los políticos socialistas, dotados todos ellos de un gran corazón, anotan que algunas empresas -en su mayor parte multinacionales - tienen beneficios abusivos, pagan muy bien a sus principales gestores, medianamente a los titulados medios y mal a los trabajadores del montón. Pero a este tipo de empresarios esto les parece normal y mientras no haya oposición política mantienen sus negocios; en cuanto no logran orillar a políticos incómodos, los olvidan y si ven que no pueden con ellos se van con la música y sus dineros a otra parte
donde les den un trato beneficioso. Hasta el momento nadie ha podido acabar con los paraísos fiscales. Son zonas transitorias donde esos inversores guardan sus caudales para invertirlos allí donde mas convenga.
Para cambiar las cosas, ante la huida del capital, los socialistas decidieron que invirtiera el Estado. Fue la ruina de todos, menos de los capitostes que vivieron (y viven) en la gloria en naciones con regímenes totalitarios o con un dictador en el puesto de mando.
Hasta el momento está demostrado que alcanzar el Estado del bienestar con regímenes democráticos, sólo es accesible a unos pocos países, donde la igualdad no viene impuesta por los Gobiernos, sino lograda por cada ciudadano a base de esfuerzo personal y espíritu solidario; es decir, en sociedades formadas por ciudadanos cultos, responsables y limpios de cuerpo y alma.
Eso en la España de nuestros días (como sucede en la mayoría de los países con excesivo número de políticos y por ende de "chorizos") no lo logra ni un encantador de serpientes.
¡Así es la vida!
Bajo condiciones restrictivas para los empleados, en España se está consiguiendo que algunos empresarios se animen a invertir con la subsiguiente creación de empleo. La iniciativa privada tiene ese inconveniente: pone sus reservas a montar empresas para hacer negocio y esto sólo sucede cuando el régimen político dominante es favorable para el inversor, En caso contrario, nadie pone un duro a correr riesgos inútiles; ni siquiera los de izquierdas, que suelen ser muy generosos con los dineros del contribuyente, pero nuca con el propio.
Los políticos socialistas, dotados todos ellos de un gran corazón, anotan que algunas empresas -en su mayor parte multinacionales - tienen beneficios abusivos, pagan muy bien a sus principales gestores, medianamente a los titulados medios y mal a los trabajadores del montón. Pero a este tipo de empresarios esto les parece normal y mientras no haya oposición política mantienen sus negocios; en cuanto no logran orillar a políticos incómodos, los olvidan y si ven que no pueden con ellos se van con la música y sus dineros a otra parte
donde les den un trato beneficioso. Hasta el momento nadie ha podido acabar con los paraísos fiscales. Son zonas transitorias donde esos inversores guardan sus caudales para invertirlos allí donde mas convenga.
Para cambiar las cosas, ante la huida del capital, los socialistas decidieron que invirtiera el Estado. Fue la ruina de todos, menos de los capitostes que vivieron (y viven) en la gloria en naciones con regímenes totalitarios o con un dictador en el puesto de mando.
Hasta el momento está demostrado que alcanzar el Estado del bienestar con regímenes democráticos, sólo es accesible a unos pocos países, donde la igualdad no viene impuesta por los Gobiernos, sino lograda por cada ciudadano a base de esfuerzo personal y espíritu solidario; es decir, en sociedades formadas por ciudadanos cultos, responsables y limpios de cuerpo y alma.
Eso en la España de nuestros días (como sucede en la mayoría de los países con excesivo número de políticos y por ende de "chorizos") no lo logra ni un encantador de serpientes.
¡Así es la vida!
jueves, 23 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA VII
A FALTA DE UN LÍDER. Las poblaciones de origen español residente
en el País Vasco van asumiendo su “vasquidad” desde la escuela como algo
natural. Van olvidando su origen y es del todo lógico, para ellos, votar a los partidos “vasquistas”. Esto
explica la lenta desaparición del voto favorable a los partidos de ámbito
español y justificará, más o menos pronto,
como factor poderoso, la legitimidad de los vascos para ser una nación independiente.
La cortedad imaginativa de
los políticos españoles que nos trajeron la democracia, se ve ahora; pero estaba anunciado su fracaso territorial,
que nos arrinconará en la futura Europa. A la democracia hay que ayudarla en
toda su extensión con muy variados apoyos y
-puede decirse sin miedo a equivocarse- que la mayor parte de los elegidos para
representar políticamente a los españoles, han
estado durante cerca de cuarenta años tocándose la higa sin valorar la
importancia que tiene la unión –podríamos incluir a Portugal- de todos los pueblos de la Península Ibérica
de cara al futuro.
Seremos muy poca cosa si no aparece
un líder que nos articule, nos guíe y dignifique por encima de
partidismos políticos.
Sería lamentable no contar con este líder capaz de hacer ver que
los vasco-españoles constituyen un gran cuerpo social integrado por personas
que dieron y dan lo mejor de sí mismos en provecho de este territorio autónomo, donde tienen bien ganado
el derecho a estar en primera línea de lucha por una vida mejor para todos.
En el siglo XIX una parte de los socialistas portugueses y españoles
defendieron el “iberismo” con el que trataban de que Portugal y España formaran
una nación. Hoy en día, por estudios realizados sobre esta materia, se
deduce que una buena parte de españoles y otra de portugueses votarían a favor
de esa unión.
Cuando se ve a Pedro Sánchez anunciar una federación de pueblos, algunos
llegan a pensar: ¿No será que Sánchez quiere una Federación de pueblos
ibéricos y con tal pretexto coordinar
la existencia –ellos que son republicanos- de la República Federada de Iberia?
Pero no soñemos. En la actualidad es un hecho comprobado que, desde
los nacionalismos vascos, aprecian poco
o nada a los españoles no integrados, es decir no adaptados a los sentimientos
y valores que ellos consideran genuinamente vascos; sobre todo si éstos
españoles no votan a sus partidos. Esto se constata en las localidades de media
o reducida población, dominadas por el nacionalismo extremo y radical. Esta
situación repercute en el vivir diario de muchos españoles residentes en
Vasconia. Como ejemplo, ahí está el abandono que padecen las familias españolas
que aspiran a que sus hijos estudien en su lengua materna, pese a ser éste un
reconocido Derecho Humano, tanto por España en su Constitución, como por las
Naciones Unidas en su Carta. Esta realidad pone de manifiesto un cierto
abandono a su suerte de estas familias, tanto por parte del poder central, como
de los partidos políticos constitucionalistas.
Esto nos lleva a concluir que subyacen en la sociedad vasca, dos comunidades, a pesar del interés de los dirigentes nacionalistas
para que esta realidad no se manifieste.
Por eso conviene señalar, en la medida en que los nacionalistas se
reafirman y asumen más poder, que a los vasco-españoles solo les quedan dos salidas
para ejercer sus derechos: la de integrarse, o sea mimetizarse y convertirse al
nacionalismo, o la de agruparse e ir unidos para cobrar fuerza y poder y
hacerse valer como españoles.
Es un hecho incontrovertible que los dos partidos políticos
constitucionalistas más poderosos están perdiendo seguidores en el País
Vasco cada día que pasa y va siendo hora
de que alguien diga, que a nadie –ni a los partidos ni a quienes
les votan- les conviene esta pérdida de influencia y de poder que podrían
ejercer en beneficio de la ciudadanía.
En esencia, si los partidos de ámbito nacional se desvanecen, el sector poblacional aludido corre el riesgo
de ser considerado despectivamente como anti vasco y pasar a formar parte del
censo de dudosos demócratas o de quedar
reducidos a ser vascos de segunda.
Tal vez, me equivoque, ojalá, pero así suele empezar la
proscripción de los pueblos en naciones que se tienen por cultas y civilizadas.
miércoles, 22 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA VI
LA LIBERTAD
Y LA ENSEÑANZA. Esto que hemos dado en llamar libertad de la enseñanza, sin
pensar siquiera en la existencia de adoctrinamientos, nos desvía de la exigencia de un aprendizaje
adecuado a las aptitudes de los escolares; no pasa de ser una formulación teórica rica en posibilidades
imaginativas pero que, en la práctica, termina por no existir.
Por más
que la teoría contemple el propósito de dotar a los discípulos de unos
conocimientos básicos que hagan de ellos personas independientes y libres, la
rutina escolar se impone y, en realidad, según sea la personalidad del maestro y su
conexión con cada discípulo, así serán los resultados. Y sin embargo, si hay
una carrera en la que se ha de tener en cuenta la vocación, es en la del
magisterio y en, España, las exigencias de hecho no caen en apreciar ni en primar
esa virtud. La mayoría de los profesionales
son funcionarios y pocos, proporcionalmente, son los elegidos por sus aptitudes
vocacionales.
Pero
además la escuela es un semillero -seminario, dicen con acierto los del culto y
clero- y por tanto un espacio susceptible de ser más o menos politizado o
sacralizado o las dos cosas, y esta realidad puede condicionar
el futuro de los discípulos niños
según convenga a la forma de sentir o de pensar de quienes los enseñan y en ocasiones
adoctrinan.
Mientras
los padres de las criaturas conozcan la situación y la acepten, nada hay que objetar; pero cuando la mayoría
de los afectados ignora lo que sucede o cuando en su fuero interno piensan de
distinta forma que el educador, se está malbaratando e incumpliendo con la libertad de enseñanza proclamada en los textos constitucionales y en la Carta de los
Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Esto
sucede en España a+ una inmensa mayoría de padres insensibilizados ante la
importancia que la educación tiene en el futuro no sólo de sus descendientes, sino en la marcha y en
el progreso de cada país.
En las
naciones que se distinguen por tener muy buenos maestros (solo llegan a
estudiar el magisterio los que al cursar la segunda enseñanza se distinguen por
sus altas calificaciones) suelen caracterizarse por la presencia de una extensa
clase media culta, formada en la moderación, que les permite funcionar como ciudadanos sin trampa ni cartón -que decían los feriantes
antes de la guerra- honestamente y sin radicalismos insultantes.
En
España, donde todavía funcionamos con valores propios más bien del siglo XIX,
-véase a nuestros políticos y sus discursos para ganar votos, salvo contadas
excepciones- , la enseñanza no se distingue por las buenas notas de sus alumnos
cuando compiten con los de otras naciones; al contrario, ocupamos los últimos puestos
en las pruebas en que participamos.
Lo que
si asombra es que ante el fenómeno
ineludible de la globalización y de una competencia universalizada, no estén las autoridades por una
parte y los padres por otra, suficientemente interesados en la enseñanzas a distancia vía
internet y no hayan formado ligas, asociaciones y/o lobbys para adelantarse al
porvenir de sus hijos-hijas y prepararse a tal fin. Esto es algo que exige el
dominio, por lo menos, de dos idiomas entre los de más difusión, además del
propio. En esta materia los españoles estamos embebidos en cultivo de los
idiomas de la edad media, lo que sin duda está muy bien; pero flaco favor el
que hacemos a futuras generaciones si se ven aisladas, como ya sucede, del núcleo
vital donde se asienta la prosperidad.
No
crean que los políticos –doctrinarios por principio (salvo excepciones)y con
tendencias a captar votos a bases de subsidios- van a sacarles de la pobreza.
Piensen que son las poblaciones bien educadas y libres las que general promueven
todo cambio que merezca la pena. La
enseñanza es una inversión que se paga con los impuestos de todos y que todos
tienen reconocido el derecho a exigir;
pero siempre que puedan -sin dudarlo-
inviertan por su cuenta y ejerzan el mando en la enseñanza de los suyos. Las
vías internáuticas están abiertas para los
más audaces. ¡Explórenlas!
martes, 21 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA V
VASCONIA INTEGRADORA.
Los nacionalistas vascos hicieron
acto de presencia en la política española a finales del siglo XIX. Por esas
fechas airearon sus principios para abrirse paso entre la opinión pública.
Sabino Arana valoró por encima de todo la adscripción católica del PNV.
La ley divina era la guía
del Pueblo Vasco. Este principio
ha caído en desuso. Luego, en
segundo término, estaba la ley vieja, que los carlistas llamaron
Fueros Vascongados. Como los fueros eran otorgados por reyes con poderes
superiores, Arana quiso demostrar que no era éste el caso vasco. Sus leyes,
derivadas de los buenos usos y costumbres de los vascos, eran
“originarias”. Rechazó esta denominación
de “fuero” otorgado y adoptó la de “ley
vieja” (legi zarra) originaria. A partir de este aserto, la independencia
de los vascos estaba para ellos más que legitimada.
En esta
segunda década del siglo XXI, a la crisis económica que padece España, como otros
países europeos, se ha unido la crisis territorial, cuyo sistema autonómico se
puso en marcha tras aprobarse la Constitución; sistema viciado por un defecto de
origen: los autonomistas pensaron que la forma de
armonizar la vida política española era
oponer al centralismo estatal, diecisiete centralismos autonómicos regionales.
Con este punto de partida, el ideal asumible por cada
territorio autonómico -fiel reflejo
del comportamiento político de Cataluña
y del País Vasco a los que pretendieron emular- fue maximalista, sin tener en
cuenta que estas dos comunidades, influidas por los nacionalistas, no aspiraban
a ser autónomas, sino a instituirse como naciones soberanas e independientes.
Ahí están para demostrar este hecho, el excesivo número de organismos autónomos, las
pseudo embajadas, las universidades, los aeropuertos, el ferrocarril de gran
velocidad, las autopistas, las emisoras de TV y radio, las sociedades públicas,
etc. -iniciativas casi todas promovidas desde los territorios autonómicos- de
muy costoso sostenimiento que, además, han servido de pretexto para un
despilfarro que escapa a todo control
del poder central.
Al final, el autonomismo descontrolado nos ha metido a
todos los españoles en un ciclo ruinoso:
en una generalizada deuda que, sumada a
la creada y soportada por una mayoría de
Ayuntamientos, nos puede costar años de esfuerzo fiscal para poder liquidarla;
una deuda paralizante de las empresas privadas productivas.
¿Cómo corregir todo
esto sin incurrir en lo que podría ser otro pendulazo que nos lleve a hundirnos
más aún?
No es
fácil y menos con la solución federal preconizada por el PSOE que, según
parece, tiende a conceder más competencias a los territorios autónomos.
Estos factores de
identidad, -raza, idioma propio, costumbres, leyes- a fuerza de repetidos, han asumido
un valor que antes nunca tuvieron. Curiosamente, como esta interpretación de lo
medieval no cuadraba con la democracia representativa implantada en España a lo
largo del siglo XIX –voto universal,
tres poderes independientes y otros principios inexistentes en las
tradiciones vascas y catalanas- no tuvieron inconveniente en encajar sus
aspiraciones en los modelos liberales, con tal de seguir defendiendo las
libertades locales, cayendo en pura paradoja; en suma, el derecho de los vascos a
constituirse en su territorio como
nación soberana, exigía lo que más detestaba Sabino Arana: ser primero liberal.
Claro está que entre nacionalistas nadie
cita a Montesquieu.
Todo
esto de las leyes originarias sucedía
pese a que, al ser invadido el reino visigodo
por los árabes, la España cristiana constituida por gentes de distinto
origen empezó a tomar conciencia de la necesidad de organizar su defensa.
Desde la zona septentrional de la Península, donde se refugiaron gentes llegadas de las zonas invadidas, se inició una
tarea que sería secular. Los moradores de
Asturias, Cantabria, Vasconia, participaron a lo largo del tiempo en esa
tarea y fueron ganando el territorio que
sería conocido por Castilla. Don Claudio Sánchez Albornoz, al reconstruir la
historia de esa época, valora la participación de los vascongados en la
construcción de Castilla, previa a la de
España, y no tiene remilgo alguno al señalar que Vasconia fue la madre de Castilla, luego la abuela de España. Henos aquí que
frente a la posición excluyente de Sabino Arana y de sus seguidores más
acérrimos, está la integradora de Sánchez Albornoz que da un protagonismo
principal a los vascos en la formación de España.
¿Por qué los nacionalistas pueden mostrar con orgullo las
raíces de su independentismo y no han de poder los “integradores” sostener la
tesis que da relieve a la participación principal de los vascos a lo largo del
tiempo –de lo que hay decenas de testimonios históricos- en la construcción de
lo que luego sería la nación española? ¿Por qué los vascos de nuestros días, no
pueden sentirse orgullosamente herederos de aquellos esforzados varones que
lucharon por la España cristiana que al fin triunfó?
Ser vasco integrador no es ser anti vasco. Y convencer a
los demás de estas verdades, es una tarea pedagógica, fase previa para
cualquier recuperación de votos vascos.
Abierto este cauce,
no se podrá negar cómo, en la evolución de la vida post medieval, prosperaron
en España un conjunto de valores que
conectarían al cabo del tiempo con las ideas democráticas modernas: el respeto
de los derechos individuales sobre los colectivos, la defensa de un principio equitativo
(que luego se llamaría de subsidiariedad) en la organización político social de los
pueblos, y el espíritu de cooperación como principio básico de una justicia
social moderna y progresista. Tal vez estas ideas pudieran llegar a divulgarse más
y mejor en un debate político histórico que se eleve por encima de las peleas partidistas.
Algo difícil de
lograr en un mundo político alejado de la lógica.
lunes, 20 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA IV
GOBIERNOS DÉBILES. El Secretario General del PSOE,
don Pedro Sánchez, anda por los cubículos de la política vendiendo un recurso
mágico que acabe con los quebraderos de
cabeza con que nos machacan los insaciables independentistas: hacer de España
un Estado Federal.
¿En qué
consiste esta salida federada? No lo explica. ¿Qué pasos habrá que dar para hacerse con tal
federación? Tampoco lo expone. ¿Qué
piensan los independentistas catalanes y vascos ante tal propuesta? Nadie se
arriesga a dar una mínima indicación.
A
mí, que soy de pueblo que, me la han dado con queso en tantas ocasiones, termino
por no fiarme de las soluciones a problemas nacionalistas ni a las del sursum corda, ya que nunca se dan por
satisfechos si no se salen con la suya.
Una federación de Estados (podía ser un alianza de
territorios autónomos) se rige por un
texto constitucional común en el que los territorios federados ceden parte de
sus competencias en favor de la institución creada por la suma de todos ellos.
Ese texto constitucional común -según modelos ya existentes- no lo preconizan los
independentistas catalanes, ni lo desean los soberanistas vascos. Se consideran
naciones soberanas. Esa es la cuestión.
Sabino de Arana, fundador del PNV, lo expresó con toda
claridad y nadie lo ha desmentido oficialmente. Arana dejó escrito: “El
Nacionalismo aspira, como es sabido, a la independencia absoluta del Pueblo
Vasco”.
Los Nacionalistas no han perdido el hilo y, para
tranquilidad de futuras generaciones, en el Estatuto Vasco vigente consiguieron
que prosperara una disposición adicional, según la cual su aprobación, la del Estatuto, “no implica renuncia del Pueblo Vasco a los
derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia…” ¿Y cuáles son estos derechos?
Los que dimanan de la absoluta independencia del Pueblo Vasco.
El Pueblo Vasco casi tocó la independencia en 1936,
reducidos sus territorios a la
provincia de Vizcaya y poco más,
cuando lograron el primer Estatuto de autonomía, llamado de Elgueta. Lo interpretaron de forma tan libérrima como para
crear su ejército, emitir moneda, mantener relaciones exteriores y ejercer
otras competencias no autorizadas por el Poder central.
¿Quiere esto decir que los independentistas vascos no
aceptarían más competencias de las que hoy tienen con una configuración
estatutaria o federativa? No. Las aceptarían siempre que siguiera vigente la
disposición adicional de “no renuncia a los derechos del Pueblo Vasco”
según la historia. Esta cláusula ya figuraba en el texto elaborado por
los nacionalistas vascos cuando pretendieron que Euskadi se convirtiera en
Estado Asociado del Reino de España (llamado
Plan Ibarretxe); dato que da idea de la provisionalidad propuesta en dicho Plan.
Es decir que seguirían luchando por su independencia, como ha sucedido después de contar con Estatutos de autogobierno.
El Sr. Sánchez,
pretendiente a la Presidencia del Gobierno de España apoyado por el PSOE, da a entender que las soluciones de complejos
y viejos problemas están al cabo de la calle y basta con un cambio de leyes, cuando en realidad los
conflictos forjados sobre mitos e ideales patrióticos son de muy difícil abordaje.
Lo
cierto es que los nacionalismos independentistas tienden a radicalizarse tan pronto
como los interesados advierten que los
Gobiernos centrales dan indicios o muestras de debilidad e impotencia. No hay
gobernante más endeble que aquél que avisa que su misión consiste en cumplir y hacer
cumplir las leyes y se vale de argucias leguleyas para escurrir el bulto y no afrontar
su obligación con diligencia. Ni la corrupción habría alcanzado las dimensiones
que conocemos, ni el secesionismo actuaría con el descaro e insolencia que
derrocha en la actualidad, si se hubieran cortado a tiempo (eso sí, con
anestesia) los incumplimientos de obligaciones en ambos sectores.
El
Código Penal y leyes concordantes para unos casos, y en el artículo 155 de la Constitución vigente para
otros, están para ser aplicados en su momento y no estaríamos como
sucede, soportando un proceso vergonzoso y vergonzante si las autoridades competentes
hubieran actuado con decisión y a tiempo.
Hay momentos
en que la debilidad de los Gobiernos puede ser calificada de temeridad.
sábado, 18 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA III
II
.
EL SECESIONISMO EN MARCHA. Los legisladores que aprobaron la Constitución española
quisieron que España siguiera existiendo como nación, pero la fraccionaron
en comunidades autónomas, donde dos de ellas -por lo menos-, contaban con
minorías potentes que nunca negaron su aspiración a constituirse en sendas
Naciones – Estado, independientes del resto de España.
La experiencia ha demostrado que las autonomías con aspiraciones
soberanistas se han constituido en
modelo a imitar por otras que se consideran no inferiores para gozar. También, de
una soberanía a su medida.
Oído al parche: Pedro Sánchez, del PSOE, quiere constituir una
España federal. Se suelen confederar los Estados que ceden competencias en favor del Poder Central
naciente. ¡Pero si aquí lo que se quiere
es lo contrario! ¿Estamos idos?
Todos estos experimentos autonómicos han ido en desprestigio del
Poder central y en aumento –de
hecho- del Poder autonómico de Cataluña
y del País Vasco, por lo menos. En realidad se ha producido una transformación
que ha dado una influencia extraordinaria a los independentistas de estas
nacionalidades autonómicas. Esto ha ido en beneficio político de los
nacionalistas, muchos de los cuales no
se sienten españoles y se creen expoliados por la nación llamada España.
En el año 2010 se planteó en el Parlamento Vasco una pregunta para
conocer la dimensión del sector público vasco. Los datos expuestos daban idea del número de
funcionarios oficiales que rondaba las 77.000 personas en nómina, y el los colocados en empresas públicas en las
que participaban –alternativamente- el Gobierno Vasco, las Diputaciones o los
Ayuntamientos. Se contaron 450 entidades públicas que colocaban a más de 45.000
personas.
Se comprende, al contabilizar los votos del País Vasco, que poco a
poco, al paso de los años, hayan ido mejorando los partidos nacionalistas, en
detrimento de los que no son de su cuerda.
Este aumento paulatino de poder -al que no resto méritos- favorable a
los nacionalistas, solo demuestra que han jugado con las cartas que les tocaron
en suerte, con más ingenio, agudeza y constancia que sus adversarios. ¿Por qué esas
fuerzas defensoras de la Constitución, han perdido terreno y votos? Si tomamos como
referencia el punto de partida es para echarse a temblar. No existían ni con
mucho las diferencias que hoy se dan. La causa está en la renuncia no expresa
–aunque demostrable- del Poder central a
ejercer los derechos que le otorgan la Constitución y demás leyes vigentes,
incluidos los Estatutos de Autonomía.
A medida que pasaban los
años los votantes a partidos constitucionalistas en el País Vasco (y otro tanto
sucede en Cataluña), fueron viendo como los problemas de sus paisanos, salían mejor resueltos para los que se acercaban al lobby nacionalista que para quienes seguían
confiando en la grandeza de España. He aquí por qué crecen los residentes en el
País Vasco (y en Cataluña) que piensan que los partidos de ámbito español en
ambos territorios van a terminar siendo
testimoniales. Como muestra basta ver la nómina de un guardia civil y
compararla con la de un policía autónomo
vasco. Que conste: los malos no son los nacionalistas…
¡Les diría, pero no quiero aburrirles, hasta donde llega el mérito
de sentirse español en el País Vasco peninsular!
viernes, 17 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA (II)
LA EMPRESA FAMILIAR. Las aventuras de un niño, si se saben asimilar, dejan huella. A
España, la crisis del 29, el llamado “crac” americano, llegó algo más tarde. Yo, un niño, pasaba los
veranos en el pueblo, gozando de una libertad de imposible disfrute en la
ciudad, Vitoria, donde cursaba la enseñanza secundaria.
Un día de aquellos, al salir de casa, pude ver y oír a un caminante -un obrero en paro- pidiendo
ayuda para poder comer; tenía cara de pasar hambre. Me impresionó. Yo no sabía,
luego lo supe, en la posguerra, que era eso de pasar hambre. Desde entonces
estoy por ver que alguien arregle las
injusticias sociales.
Ahora, como entonces, el mejor medio para equilibrar las
diferencias injustas es crear puestos de trabajo dignamente remunerados. Pero tiene
de malo que es una tarea lenta, plagada
de dificultades y ligada al lucro de los
que ahora llamamos emprendedores y antes capitalistas.
Una
mayoría de expertos indica que, para acelerar el proceso, haría falta poner en marcha iniciativas,
creadoras de puestos de trabajo, con
mucho valor añadido. El secreto está en crear productos o servicios de alta calidad que justifiquen una elevada
remuneración. Asunto difícil –seamos
sinceros- en un país donde los estudios no responden a niveles de exigencia
altos. La equidad social en el trabajo, es muy distinta en países donde el
nivel científico y cultural de sus gentes es alto, respecto a otros donde es
medio -tirando a bajo-, como pasa entre españoles aunque quieran algunos
convencernos de que pasa lo contrario.
Además, en España, promover y ayudar a la creación de empresas
solo es posible si se cumplen ciertas condiciones o requisitos. ¿Por qué?
Desde antes de la transición, durante el tardo franquismo, la
demagogia al uso toleró el acoso y desprestigio del emprendedor dueño de la
pequeña y mediana empresa. Se decía y pregonaba
aquello de “obrero despedido, patrón colgado” y acabaron
con la afición. Empresas de tipo medio fueron echando el cierre y
desaparecieron para siempre. Los inversores se fueron, no a construir sino a
especular en el sector del ladrillo, hasta que estalló la burbuja. No han
vuelto, ni es fácil que lo hagan para colocar parados y cosechar disgustos.
En consecuencia, la creación de
empresas medias, con diez, veinte, o más empleados, no seduce a los
inversores en un país donde los sindicatos ven al empresario como un enemigo.
Por eso se instituyen pequeñas empresas
familiares acogidas a las leyes dictadas en favor de los negocios
autónomos. Las diferencias se arreglan en casa sin que vengan los de fuera a
ciscar el negocio.
Han desaparecido los inversores en
empresas de tipo medio, algo que no sucede con la gran empresa. Éstas, mientras cuenten
ganancias, pueden con todo, y si no, se
van con la música a otra parte. He aquí por qué los gobiernos terminan siendo dominados por las multinacionales.
Es todo punto lógico el surgimiento de la pequeña empresa familiar accesible para las clases medias
como la española, capaces de sacrificarse e ingeniárselas para colocar a los
suyos creando sus propios negocios en condición de autónomos. La principal
ventaja viene de un hecho clave: pueden rehuir la intervención sindical en su
negocio y la pesada carga –en gran parte-
de las cotizaciones sociales y
otro tipo de obligaciones que van a permanecer encubiertas bajo el manto
familiar.
Esta es la realidad. Naturalmente hay que estudiarla, conocerla,
legalizarla, mejorarla pero nunca machacarla. Todo menos volver a los años del hambre.
jueves, 16 de julio de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA - 1
ESPAÑOLES Y VASCOS. No es cosa de someter a debate las cualidades personales de nadie,
y menos las de todo español cargado de
buenas intenciones con residencia en el País Vasco peninsular; entre otras
cosas, porque en el susodicho territorio, ante quienes se manifiestan y
significan, con moderación pero sin ambigüedades como españoles, no les esperan
buenos tiempos. A todos los encuadrables
en tal sector les conviene ser
solidarios entre sí.
Ese sector viene a estar formado por todos aquellos que sabiéndose
originarios de muy distintos puntos de España, más menos alejados del País Vasco, se identifican
con la herencia cultural vasca sin dejar por ello de sentirse igualmente
integrados en España, lo que les da la
condición de españoles ante las demás
naciones del Mundo.
Y a mi parecer, cualquiera que sea el empeño de los vasquizantes
por mimetizar a estos oriundos de otras regiones de España, los mejor
preparados nunca aceptaran el camuflaje, no por sentirse más o menos superiores
a nadie, sino por un rasgo de autenticidad.
Particularmente me encuentro inmerso en esa autenticidad española
por ser “cuarterón” que dirían en Cuba -para indicar que dos de mis ocho
primeros apellidos son de pura raíz vasco-alavesa-, lo que me impide renegar de nada o
disimular mi condición genuínamente
española, sin dejar en mal lugar
a los Fernández de Basterra o a los Rúiz de Luzuriaga, mis antepasados, que
funcionaron siempre como españoles sin
por ello dejar de ser vascos.
Dicho lo cual, como ya señalé en cierta ocasión, advertidos de
que en el País Vasco peninsular se
detecta una tendencia -entre algunos españoles, o entre hijos o nietos de este origen-, a escribir con ortografía batua sus nombres y
apellidos hispánicos, se llega a la conclusión de que si algo falta para acabar
con este mestizaje de vuelo corto, es contar con un líder o una lideresa que
nos lleve por el buen camino a estos que
somos vascos pero no queremos dejar de ser españoles, algo que no puede
calificarse de imposible
Ahora bien, no quisiera caer en el pecado que tantas veces se
repite de no entender a mis coetáneos porque no me pongo en su lugar. ¡Ya se
verá!
A medida que el dominio
nacionalista se ha impuesto en la sociedad vasca, va tomando flujo una corriente
que de manera insensible pero constante nos aleja de la marea española. Prueba de ello es que los partidos
políticos de ámbito nacional, van perdiendo fuerza hasta el punto de verse
convertidos en figuras residuales;
pueden pasar de lo que pudieron ser y
fueron, a lo que ya son, en camino hacia el
fracaso si alguien no lo remedia. Es de temer que los más
interesados no hayan tomado conciencia
de lo que pasa.
(Continuará)
miércoles, 15 de julio de 2015
UNA PARTIDA DE TUTE SUBASTADO (y 3)
De aquí
nació la idea de montar otra partida de tute subastado, esta vez en casa de
Casilda. Sería los viernes a las tres de la tarde. A las cinco en punto, la anfitriona serviría a los puntos un
chocolate con vaso de agua y bolados.
Cuando las
gentes del pueblo, días más tarde,
vieron entrar a Casimiro en casa de Casildita, pensaron: “Ya está; la
tiene en el bote; antes de un mes le hace un hijo”. Al ver, luego, la llegada del cura, rectificaron:
“Estos se van a casar por la iglesia”. Y al
comprobar, al fin, que estaban
invitados el médico y el boticario, concluyeron: “Pobre Casimiro; esta
lagartona lo pescará con lombriz”, el cebo más barato para alzarse con una
trucha de cuatro kilos.
Casilda
preparó el salón de la casa con exquisitez y cariño. Puso a disposición de los
jugadores de tute subastado una mesa camilla con su brasero candente, cubierta
la encimera por un paño verde y,
encima, un juego de fichas, dos barajas españolas y cuatro ceniceros. A unos tres metros, en la chimenea de hogar bajo, crepitaban los leños secos de encina y, muy
cercana, una lámpara de pie aseguraba la iluminación del campo de juego en
aquella tarde gris, invernal y a media
luz.
Casilda les
dio instrucciones que todos acataron con amabilidad y pruebas de gratitud.
- Tienen
todo a mano para empezar la partida. Les dejo solos hasta las cinco, hora del chocolate. Será un placer para mí
atenderles. Después rezaremos el rosario.
La
anfitriona se ausentó y dejó a los
miembros del grupo, sorprendidos,
confusos, como si despertaran de un sueño.
- ¿Ha dicho que rezaremos el rosario? –preguntó el
médico.
- Esto no
es lo convenido –resopló el boticario.
Casimiro se
calló prudentemente e hizo un cálculo: el del precio de su amor por la bella
Casilda.
- Señores
–dijo el cura- : Por convenio tácito entre nosotros, nunca hablamos de
religión, ni de política y mucho menos
de nuestra vida familiar e íntima. El rezo del rosario es solo una
oración y no precisamente una manifestación religiosa, ni
afecta a la vida íntima, por lo menos de Doña Casilda. Les ruego un
respeto.
Jugaron la
partida y a las cinco en punto apareció Casilda
portadora de una gran bandeja con el servicio del chocolate y unos vasos
de agua con su bolado dentro. Ella
vestía falda plisada hasta la rodilla;
dejaban ver, enfundadas en medias de
seda, unas piernas estilizadas e incitantes. Su busto, envuelto con blusa
escotada de satén, manga muy corta y
botonadura semiabierta con desenfado, era un recreo para la vista de los
puntos, incluido el cura.
Casilda retiró los trebejos del
juego, extendió un mantelito de lino y
puso la bandeja encima. Repartió el servicio entre los comensales y, con la
chocolatera, llenó cada jícara con el
sano, espeso y apetitoso regalo. Sin más se sentó en una silla, que arrimó a la
mesa, entre el cura y Casimiro, éste a su izquierda. Bajo el faldamento de la camilla, sin que
nadie lo notara, Casilda deslizo su pierna hasta rozar la del sesentón
encelado, y con naturalidad y relajo dio comienzo a la tertulia mientras
tomaban el chocolate.
Casimiro
vivió momentos de arrobo al sentir el tacto de su amada y se dejó llevar por
imprevistas emociones. Su sentido de la realidad se fue al traste. Hasta rezó
el rosario como un catecúmeno. “¡Los dioses ciegan a quienes quieren perder!”,
pensó antes de rendirse atontolinado.
La partida
de tute subastado se prolongó a lo largo de
dos años y Casilda se mantuvo firme sin otra concesión que aquel tacto
de piernas. Cuando Casimiro, intentó alguna vez deslizar su mano por debajo de
la mesa a la conquista de otras parcelas,
las uñas vigorosas de la dama de hierro le hacían desistir; no tanto por
el daño, como por la marca que provocaría explicaciones ante sus contertulios.
Una de estas tardes, pasado los
dos años, Casimiro se rindió:
- ¿Hasta
cuando, Casildita, vas a abusar de la
paciencia mía?
- Casimiro: no te permito que en
cuestiones amorosas me confundas con Catilina. ¡Tú ya sabes lo que has de
hacer! Confiésate con los frailes de Angosto, como hago yo, y luego pides mi mano.
- ¿A quién?
- ¿A quién va a ser? ¡Al cura!
Al fin Casilda y Casimiro unieron
sus vidas como Dios manda y el pueblo perdió un ateo que era casi una atracción
turística.
¡Hay que
ver los poderes de una partida de tute subastado y un chocolate con bolados
en un pueblo apartado del Valle!
FIN
lunes, 13 de julio de 2015
UNA PARTIDA DE TUTE SUBASTADO (2)
Las gentes del
pueblo a esas alturas -también las que iban a misa- estaban maliciadas
y pronto dedujeron que si Casimiro acudía al templo católico con frecuencia, era para
ver a Casilda y estar con ella. Y lo
comentaron por aquí y por allá hasta que la interesada lo supo, pese a sus
públicos intentos de no darse por
enterada.
Así empezó el asedio. Y quiérase
o no, Casilda se sintió halagada y
ligeramente predispuesta -sólo ligeramente- a escuchar de labios de su presunto
enamorado alguna propuesta como las que suelen deslizarse en situaciones
parecidas. Propuesta propensa a
precipitarse en casos de amores tardíos, pues la ocasión no se prestaba a
perder el tiempo.
El
enamorado Casimiro insistió en la
calculada, metódica, aventurada y rápida aproximación a Casildita para ir
ganando su confianza. No quería hablar por hablar con ella. Soñaba con otras
metas: en el fondo, llevársela a la
cama. Y ese objetivo, difícil de alcanzar en
años de pudibunda separación entre ellos y ellas, era aún más duro de pelar, pese a lo zorro que resultaba ser
el sesentón, en un mundillo campesino y como tal puritano. Era cosa de
paciencia, astucia y grandes dosis de amabilidad.
El cura,
don Genaro, andaba por medio con la sana pretensión de que Casimiro se
convirtiera a la fe de Cristo, para lo cual -advertido de las circunstancias
del caso- era preciso contar con la
ayuda de doña Casilda.
Don Genaro, el tonsurado, y Casimiro el zorruno, jugaban todos los
sábados una partida de tute subastado en la rebotica, con su dueño don Augusto y
el médico don Silvino; una partida que empezaba a las tres de la tarde y
terminaba a las siete, para dar tiempo al cura a celebrar en la iglesia la función de vísperas. Jugaban, charlaban y
discutían amistosamente los cuatro amigos de todo, menos de tres temas: de
religión, de política y de la vida íntima de cada uno de los reunidos. Hablaron
y mucho de Casilda, pero advertidos de que Casimiro quería sitiarla, funcionó
la veda y se hizo caso omiso de su existencia.
Pero esto
no impidió que don Genaro, el cura, abordase a la dama un
día que se topó con ella a la puerta de la iglesia. El abate conocía la vida y milagros de sus
feligreses y feligresas que le confesaban sus pecados, menos los de doña Casilda
que, para recibir el sacramento de la penitencia se valía de los frailes de
Angosto y nunca del cura del pueblo.
- Me alegro
de verla, doña Casilda; porque quería consultarle una cuestión de confianza.
- Usted
dirá, don Genaro.
- El caso
es que el amigo Casimiro, proclamado ateo, acude ahora con frecuencia a la
iglesia y hasta soporta mis aburridos
sermones.
- Sí; ya lo
he comprobado. ¿Y qué hay de malo en ello?
- Nada; al
contrario: se abre la esperanza de su conversión y usted puede hacer un gran
trabajo en este sentido.
- ¿Yo?
¡Pobre de mí! ¡Qué cosas dice!
- Sé
lo que digo y usted me perdonará Doña
Casilda. Casimiro va a la iglesia para verla a usted y yo, -en mi atrevimiento-
le pediría que le dé carrete. Ya me encargaré de adoctrinarlo.
- Pero señor cura, eso es una intromisión en la
vida privada de un feligrés. ¡Me deja
asombrada!
- Ya sé que me estoy metiendo en camisas de once
varas, pero doña Casilda, el que salva
un alma, salva la suya. Piense en ello: es por un buen fin.
Y Casilda,
impactada por la idea, aceptó la propuesta y se puso a fabular el modo y manera de entretener las ansias de conocimiento, en
el sentido bíblico del vocablo, que tenía
de su persona el ateo Casimiro. Era un juego peligroso pero atractivo y,
además, contaba con los parabienes del cura.
sábado, 11 de julio de 2015
UNA PARTIDA DE TUTE SUBASTADO. (1)
Los
inviernos eran duros en Valdegovía. No tanto como en Valderejo, o como en los
pueblos de Losa encaramados en el páramo, largos, fríos y aburridos.
Cerca del fuego de cocinas bajas,
en torno al brasero de la mesa camilla en
las casas ricas, o junto a la estufa en la
tasca del hostal, se animaba el coloquio entre vecinos a la espera de meses más templados y días luminosos,
cuando se movía la sabia de los árboles, florecía el amor y los chicos de la escuela preparaban silbatos
artesanales valiéndose de varas de avellano.
Tiempo
amable para Casilda, -Doña Casilda para
el cura-, cuando, pimpante y de buen ver, aligerada de ropa lucía el tipo a nada que asomara el
sol primaveral.
Casilda,
con sus treinta y dos años cumplidos,
regresó a su pueblo natal, según su amigo Nicomedes, a causa de serios desengaños
y merma de su fortuna, sufridos
en la capital del Reino. Volvió desde la
gran urbe, solo para restañar sus heridas y luego, ¡ya se vería!
La señora, con aires de princesa,
vestía sin lujos pero a la moda y, aun
siendo discreta por la educación recibida en el colegio de las monjas de Bérriz,
al ir de pendoneo -según ella sin mala
intención- exhibía una elegancia natural muy atractiva. Cuidaba su físico y,
sin pretenderlo, activaba con su
presencia las secreciones de testosterona de un sesentón aún lozano: Casimiro, significado ateo en medio de una
sociedad muy dada a plegarias y oraciones; tenía su mérito porque, pese al
descreimiento y al mucho dinero que
amasó en su vida, gozaba de cierta popularidad y era muy querido entre sus
convecinos.
Casilda, se
decía, estaba muy llevada por la casa, edificio cargado de años con hechuras altivas, senda festoneada con flores, jugosa pradera de hierba fina como terciopelo verde y
un entorno arbolado que llenaba el resto
de la finca.
Por todo esto, Casilda
era tomada por rica, aunque solo viviera de una saneada pensión que le asignaron a la muerte de su padre, jerarca militar, en la
guerra de Filipinas.
El caso es
que Casimiro, solterón y algo usurero, que casi le doblaba la edad a Casilda, se decidió por echarle los tejos y lo
hizo porque, según llegó a pregonar,“además de amable, guapa, sonriente, simpática y educada, era hacendosa y muy amiga del orden en las
cosas de la vida”. También se complacía en admirar, más de la cuenta, las curvas -sus pechitos, sus nalguitas- que Casilda
mantenía firmes con genio de alta
estética: “una tía buena y muy bien carrozada”, pensamiento íntimo nunca
expresado por Casimiro en signo de aprecio y respeto por la bella señora y
convecina.
Casimiro
ateo gracias a Dios, empezó a rondar a la creyente Casilda, hasta el punto de que cada sábado por la tarde, cuando ésta preparaba
en la iglesia dos ramilletes de flores que
en sendos búcaros adornarían el
altar mayor los domingos y demás días de
la semana, el sesentón se presentaba en el templo, pese a su ateismo, para ver
cómo aquella criatura tan bien terminada, rendía un homenaje
floral al Creador de cielos y tierra.
El machista
Casimiro, en forma y con cartera -sin hacer ostentación de su riqueza, porque
ya se encargaban sus paisanos de exaltarla- empezó a pensar seriamente en el
procedimiento a seguir para abatir barreras y aproximarse a Casildita, a la que empezó a llamar así in mente al tiempo que pensaba: “Tendré
que ir la iglesia para verla de cerca; al fin y al cabo, Paris bien vale una
misa”, precedente histórico que se atrevió a formular para justificar su decisión.
jueves, 9 de julio de 2015
EL MAESTRO HERIDO EN LA MEMORIA (2)
Marta, muy
observadora, agradeció a don Serafín su gran interés por los alumnos y sus deseos de enseñar; explicaba las
lecciones con paciencia y detenimiento.
Se acoplaba a la edad y capacidad de cada pequeño y su dedicación era eficaz y provechosa. Pese a todo, también
detectó sus fallos de memoria, que no disimulaba, referidos a hechos recientes;
olvidos muy expresivos cuando trataba de
seguir ciertas rutinas.
Don Serafín
se olvidaba del lapicero o de la tiza o de cualquier otro objeto de uso habitual;
o aparecía con un solo calcetín porque
desmemoriaba el otro; o con la bragueta suelta, provocando la risión de los niños maliciosos.
- Don
Serafín –le avisaba Marta- aquí tiene lo que busca, -y le entregaba el cepillo
de bayeta para borrar la pizarra.
- Perdona
Marta; no sé qué me pasa. No doy una.
- Eso tiene
que ser, -replicaba la niña- de la herida de guerra.
- Yo creo
que sí. Pero, ¿qué puedo hacer?
Y Marta,
cargada de paciencia, le decía.
- Se me
ocurre que ha de tomar algunas precauciones: dejar las cosas que más usa
siempre en el mismo sitio; o llevar atados con un cordoncito al ojal del
chaleco, el lapicero, o la estilográfica; y hacer una lista con las tareas de
cada día siguiendo un orden… ¡Cosas así!
- Tienes
razón. Voy a intentarlo
Marta,
consiguió que Don Serafín no anduviese a vueltas para localizar sus pertrechos
cuando los necesitara.
Un buen
día, pese a todo, apareció don Serafín en la clase con la camisa a medio
abrochar sobrepuesta a la americana. Marta tan pronto se dio cuenta, avisó al
maestro y éste salió del aula para poner su vestimenta en orden, mientras los
niños se reían descaradamente no sin cierta crueldad.
Marta
volvía a insistir en tono familiar, casi como si fuera una madre, o una novia,
ante Don Serafín:
- En el
momento de acostarse debe hacer una
lista. Por cada prenda que se quite, hará una anotación. Supongamos que se
desprende de la americana; tiene que anotar: “americana, colgada en la percha
del armario”. Y si luego se descalza: “zapatos colocados bajo la silla”. Así
hasta quedar desnudo, y entonces puede
escribir: “Yo, en la cama”. Y al día siguiente, al levantarse, repasar la lista y empezar por el final: ponerse cada prenda por orden
inverso, terminando por los zapatos y la americana.
Serafín, ya
de noche, de regreso a su casa donde vivía solo, tomó el papel que le preparó
Marta con el plan anti olvido y, al ir a acostarse, empezó la cuenta,
manteniendo el orden a seguir al desnudarse para, al día siguiente, hacer lo
mismo pero al revés para vestirse.
Se quitó la
chaqueta y puso: “americana en la percha del armario”. Le tocó el turno a los
zapatos y continuó: “zapatos debajo de la silla”. “Los calcetines, dentro de
los zapatos”. “El chaleco en el perchero, encima de la chaqueta”. “La camisa,
en el respaldo de la silla”. Y así hasta completar la lista y como quedaba
solo su persona, puso punto final a la tarea: “Yo, en la cama”. Y durmió
plácidamente.
Al
amanecer, era un día de primavera con un sol espléndido asomando entre el
pinar, Serafín abrió la ventana y aspiró
profundamente el aire fresco y puro con olor de montaña florecida. “¡Una
delicia!” –pensó-.
Se quiso
vestir para dar un paseo antes de abrir
la escuela.
Según lo
convenido, consultó la nota encabezada por una advertencia escrita con
mayúsculas por la espigada, amable, cariñosa y bien parecida Marta. Se leía:
“Buscar cada prenda empezando por el final y vestirse en orden inverso al
seguido para desnudarse”.
Al tomar el papel pudo leer el último renglón:
“yo en la cama”.
Serafín
recordó el consejo escrito por Marta:
“Seguir al pie de la letra la indicación
de esta nota”. Lo tuvo muy presente, pese a su desmemoria, porque Marta era su
ángel de la guarda y sus palabras las repetía cien veces para dejarlas como
grabadas a cincel en su mente.
Así que, el
“yo, en la cama” interpretado al pie de la letra, le indujo a buscar su yo. Se
fue a su lecho, alzó la sábana y no estaba ni encima ni debajo del colchón.
Tiró de las mantas, por si estuviera envuelto en ellas, y tampoco allí
apareció. Retiró el mueble, miró en todos los rincones de la habitación, luego
en las demás alcobas de la casa, en los desvanes, en los establos ahora en
desuso, en una despensa sin luces, y ¡nada!
Un sudor
frío bañó todo su cuerpo. ¿Qué le diría a Marta, tan solícita como estuvo, al
fracasar en su búsqueda? Sólo llegó a esta conclusión: “desnudo como estoy, no
puedo ir a la escuela”.
Y no fue.
Desolado, triste, compungido, se dirigió hacia un rincón, apoyó su espalda
contra la pared y se deslizó hasta quedar en cuclillas, tembloroso y con sus
ojos hundidos mirando al vacío, desmadejado, ido…
Al momento,
con la escuela cerrada y sin comparecer el maestro, Marta sospechó que algo
grave había pasado. Fue hasta la casa de don Serafín y comprobó que permanecía
cerrada, aunque una ventana del primer piso estaba abierta. Sin más, se fue en
busca del alcalde concejil y éste, advertido de la gravedad del caso, pidió la
ayuda de dos mozos que pasaban por allí. Con una escalera de mano subió uno de
ellos, entró en la casa por la ventana abierta y, sin detenerse, descendió al
piso bajo para abrir la puerta desde dentro.
Entraron
los cuatro, el alcalde, sus dos espontáneos ayudantes y Marta en la que ni se
fijaron los primeros. Pronto descubrieron al maestro desnudo, acurrucado en un
rincón, temblando de frío, aunque sudoroso, con disgusto manifiesto por no encontrar su yo.
- ¿Qué le
pasa, don Serafín? –lo interpeló el Alcalde.
- No me
encuentro –contestó el maestro con voz casi inaudible.
- ¿No se
encuentra bien?
- No; no es eso. No me encuentro.
- Insisto:
¿no se encuentra bien?
- No es
eso; no es eso.
El alcalde
se volvió a sus acompañantes, imperativo.
- Hay que
buscar al médico.
Solo Marta,
humedecida en lágrimas, tomó una manta, tapó a don Serafín, lo ayudó a
levantarse y lo acostó en la cama con amor. Bastaron unas palabras de la niña
mujer para serenar al maestro. Marta lo tuteó como si fuera de casa: “Ya estás
aquí, ya tenemos tu <yo, en la cama>. Lo he visto. Nos hemos encontrado.
Don Serafín sonrió placentero y su alma volvió a entrar en un clima cálido y sereno.
Don Serafín sonrió placentero y su alma volvió a entrar en un clima cálido y sereno.
miércoles, 8 de julio de 2015
EL MAESTRO HERIDO EN LA MEMORIA (1)
Todo empezó en la guerra del Rif,
tan lejana, tan bárbara y sangrienta, en
el verano de 1921.
Serafín,
pobre por su casa de campesinos
manchegos, maestro tras grandes sacrificios y mucho estudio, al
cumplir veintiún años lo llamaron a filas. Por no tener dinero contante y
sonante que lo redimiera de la
guerra, se lo llevaron a Marruecos. Así,
inesperadamente, se vio metido de lleno en el desastre de Annual con el grueso de
las fuerzas españolas.
En la madrugada del 22 de julio, de ese
fatídico año, llegó la orden de retirada
ante el salvaje ataque de los rifeños. Cuentan que fue una imprevista
desbandada y que unos diez mil españoles, pobres reclutas de tierras peladas en
lucha por otras tan míseras como las suyas, pagaron con su vida –como suele suceder- los
caprichos de unos políticos que nunca llegarían a tomar conciencia de sus desaciertos.
El maestro
Serafín, -despierto, cauteloso, rápido-, corría y saltaba ágilmente sobre los
peñascos. Había sonado la hora de alejarse de aquel cementerio. Chaqueteó, como
sus compañeros, para escapar de la
morisma profanadora de cadáveres: lo mismo los despanzurraban que cortaban sus
testículos tras de limpiarles el forro.
Ante el fuego graneado, disparos de
espingardas y viejos fusiles, Serafín, dejó de correr y pegado al suelo, se
arrastró y medio a gatas buscó refugio
tras una cresta rocosa para no ser blanco de la furia mora. La mala fortuna
quiso que una bala rebotase en una piedra del camino y se le incrustara en el
parietal derecho; lo suficiente para doblarlo y quedar de bruces tendido en tierra. Tuvo suerte:
unos sanitarios lo recogieron y no pararon hasta ingresarlo en un improvisado
hospitalucho de Melilla.
Lo dieron de alta a las dos semanas y un
tribunal médico lo declaró inútil para seguir en filas; la bala enemiga le
había tocado un punto sensible del cerebro.
Serafín, de
vuelta a casa, pidió la asignación de escuela y lo destinaron al pueblecito de
Nograro, en tierras de Valdegovía, provincia de Álava.
A los pocos días, desde su
tierra, tomó un tren hasta Vitoria. Y luego,
en un autobús renqueante, lo acercaron a la capital del Valle,
Villanueva; al final en tartana, alcanzó, con todo su equipaje, el pueblecito
de su destino: Nograro.
El
quince de septiembre se hizo cargo
de la escuela y tomó posesión de la casa que el concejo le tenía
otorgada, derecho del que siempre disfrutaron los maestros en el pueblo.
Nograro le
pareció a Serafín una aldea de montaña encantadora, con agua sana, aire puro,
bella iglesia y una torre medieval.
Catorce
escolares recibieron a don Serafín, sonrientes y esperanzados con el que
parecía ser una buena persona. La mayor, entre esos niños que le dieron la
bienvenida, era una mozuela precoz, bien parecida: un conato de mujer de unos
trece años llamada Marta; entendió que
por la sencillez y finas maneras
del maestro, iban a congeniar sin dificultades.
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