martes, 31 de octubre de 2017

SIMPLIFICADAS PROMESAS POLÍTICAS

     Se supone que los partidos políticos se fundaron para -entre otros menesteres- cumplir con su tarea: la gestión del bienestar de los habitantes de un país, ya sea  desde el gobierno o  desde la oposición.
      Desde el gobierno han de proceder con justicia, equidad y eficiencia, por lo menos, y desde la oposición, con lealtad y firmeza en pro de los principios que defiende sin recurrir a la argumentación "ad hominen", con espíritu constructivo.
     De  forma genérica se supone también que a los políticos les guía  ese espíritu, para mejorar las condiciones de vida de sus paisanos, sobre todo de aquellos que están en peores condiciones para resolver sus problemas dignamente.  
      Estos objetivos, de fácil explicación  y no tan fácil desarrollo, suelen adolecer de un inconveniente serio: para vestir a un santo se suele desnudar a otro. Y eso es mala política.
      Por ejemplo, el líder de un partido político cuyo nombre no hace al caso, no se cansa de repetir que la enseñanza en su país ha de ser solo oficial y obligatoria. Y formulado este principio, termina por dificultar  a la iniciativa privada el ejercicio de la libertad de enseñanza.
      Esta "oficialidad" ya funciona de hecho, puesto que si hay -que los hay- cetros privados de enseñanza, cada vez son menos y están muy condicionados por la legislación vigente.
      En resumen la libertad de enseñanza es un mito.
      Claro que bajo el pretexto de la  libre  enseñanza no  se puede  montar un negocio, pero nadie negará que cabe conciliar esa libertad con iniciativas generosas, existentes en algunas naciones, poco promovidas en la nuestra.
      La libertad de enseñanza es necesaria para promover la igualdad. Pero... los países totalitarios no están por la  labor.










      

lunes, 30 de octubre de 2017

LA NACIÓN DE NACIONES NUNCA EXISTIÓ

     En nuestro ámbito europeo y entre cristianos, desde un punto de vista al uso, común, sencillo y  elemental, coexistían reinos, condados, ducados, señoríos, etc. sin olvidar las jerarquías eclesiásticas que solían comer aparte  sin  renunciar al poder temporal tejas abajo. No en vano todo poder se ejercía por la gracia de Dios.
     La evolución, propia de las sociedades avanzadas,  puso en  duda la intervención de la divina gracia en el fundamento y ejercicio  del poder y, a  fuerza de sudárselo,  descubrieron que,  mediante elecciones honestamente organizadas, se podían encontrar personas competentes para ejercer de mandamases. Y la patria, la nación, la potencia armada, empieza por esta vía a ser un título político- jurídico  donde el poder pierde su condición divina para para ser competencia del pueblo soberano. El pueblo adquiere así la deseada soberanía que califica a una nación cuyos límites se fueron forjando de muy diversas formas.
      Por ejemplo España, con la Constitución de Cádiz en 1812, quiso ser una nación de naciones aún en formación, puesto que su  contenido abarcaba no sólo al territorio peninsular europeo e islas adyacentes,  sino a todos los que entonces  constituían la América hispana y a las colonias de nuestra hoy sufrida patria,  dispersas por otros mares.
     Ahora bien, como  estos países querían ser soberanos, es decir "naciones", le declararon la guerra a España hasta conseguir que, en  cada demarcación, fueran ellos  capaces de labrar la felicidad o desgracia de sus gentes,  porque lo suyo era ser soberanos de una pieza, sin monsergas ni historietas, como vienen  a ser las naciones culturales.
     Los políticos suelen ser humanos de poca imaginación,  salvo excepciones. Las políticas son cosa bien distinta.

sábado, 28 de octubre de 2017

MUCHEDUMBRES EXALTADAS

      Esta España nuestra viene dando tumbos  desde hace años y no acaba de encontrar el equipo dirigente previsor y cauto que  acierte a conducirnos  por el buen camino. ¡Democracia a pasto!. Sí, sí, pero de boquilla; viste mucho proclamar, vender, exhibir bondad de tamboril. Y viste más si te haces (o te hacen)víctima de un adversario facha.
     Así está España dándose al capricho de la pelea diaria.  Para ello, salen a la calle convencidos de que sus enemigos son los malos, demócratas de pacotilla, sátrapas,  tiranos que explotan a los débiles... Y ellos, los otros, forman parte del lote compuesto por buenas gentes, demócratas de verdad que solo piensan en perder la piel en beneficio de las víctimas del fascio. Y viceversa.
      Los dos extremos. Se auto califican y juzgan a los demás sin  pudor, dispuestos a imponer sus tesis  como si fueran definitivas;  la doctrina única para alcanzar la felicidad de la jauría humana.
     En este clima,  a España le han salido  dos granos: el social y el territorial; y, en medio, una cueva de ladrones que ha dejado chica a la de Alí Babá del cuento.
     En los treinta y nueve años pasados desde que nos vendieron la transición como si fuera un  milagro, en España  no hubo Gobierno capaz de hermanar a las muchedumbres exaltadas.  Los bandos rivales salen  cada día a la calle, a la vida  pública, aleccionados, dispuestos a pregonar su "verdad" mediante el insulto, el desprecio, la mentira, el infundio...
     Que nadie presuma de que tiene el remedio. Es mentira.
      Y así va la cosa...

viernes, 27 de octubre de 2017

TODO O NADA; HE AHÍ EL DILEMA

     Les anticipo que el espectáculo político que estamos dando los españoles (incluidos los catalanes) a cuenta de los nacionalismos irredentos, es difícil de explicar cuando el que escucha no quiere entender.
    Dicho de otra forma,  los nacionalistas a la española parten de un viejo principio: son distintos. No mejores ni peores: "distintos". 
    Lo de menos es que se entiendan en otro idioma. Lo importante  es que ese  instrumento o medio para sobrevivir alcance la categoría de  excelso.
    Ser distintos y excelsos y estar sometidos a otro pueblo, al español,  no deja de ser vulgar, es una injusticia. Porque, además, quiérase o no, otros rasgos complementarios le dan al que de por sí es distinto,  una configuración étnica-cultural también distinta.
    Los que cultivan relaciones con nacionalistas y jamás tienen con ellos disgustos, es porque  saben y tienen en cuenta que la hegemonía es de ellos. Llegados a ese extremo, "ellos"no lo dudan:  quieren el "todo" o de no ser así, "nada", aunque hayan de correr grandes riesgos. Bien entendido que aun derrotados, nunca dejaran de pelear  hasta conseguir su "todo".
    Entre esos dos extremos -todo o nada- la pelea de  un "distinto" frente a un español "vulgar", no se liquida con soluciones intermedias, ni el "distinto" si fuera perdedor se dará por  vencido. Ni dará por terminada la partida.
    Hay excepciones. Si el "vulgar"es el rico y tiene una hija guapa y heredera de saneada fortuna,  el mocetón "distinto" que la sigue, no lo dudará: el mestizaje puede mejorar la raza.
     La solución al conflicto entre el "distinto" y el "vulgar" está en que el segundo sea pudiente y deje una buena herencia. Funciona con los "distintos" en el mundo entero. A esto le llaman hoy "globalización".
    Suele funcionar en todo tiempo y país. En el siglo XIX, los vascos "distintos" y por ende "distinguidos", cuando perdieron el fuero pelearon por el huevo: "No eran aldeanos", decía la canción. Eran bilbainos  y además liberales. El huevo, el  "Concierto Económico", no lo inventaron los vasco nacionalistas como puede parecer en nuestros días.  Eran bilbainos, liberales y con casta. Algo queda: no se puede negar. Eran "distintos". Y se forraron
    ¿Cataluña? Hablen con Europa. A escondidas todo tiene arreglo. Con tal de que el premio sea distinto  para los "distintos, que de verdad, no son tantos ni se la juegan en la calle.

jueves, 26 de octubre de 2017

UNA LUCHA CARGADA DE ODIO

         Quiero ponerme en el caso de millones de familias  o de personas que viven solas, carentes de medios económicos para atender a sus  mínimas necesidades y poder subsistir con cierta  dignidad.
         Guardo en mi memoria las promesas de toda suerte de políticos que  anunciaron, al paso de los tiempos, ser redentores de toda  víctima pobre y solitaria sin remedio. ¿Y qué? Con altibajos imprevisibles no hubo arreglo; siempre hubo pobres y además desasistidos.
         Las guerras, en general, son materialistas. No lo dicen, ni se atreven a reconocerlo las partes en lucha, pero las guerras persiguen someter a una nación, a un pueblo, a un sector social, en beneficio del  más fuerte, más poderoso,  que una vez triunfante pasa factura al vencido.
         Es doloroso, es injusto, es abusivo porque,en verdad,  las guerras se pagan por los más débiles, sean o no del bando derrotado.
         Nadie recuerda a  la miriada de tuberculosos y víctimas de otras endemias  - enfermos mal alimentados y peor asistidos- que murieron en una pobreza, demás vergonzante en la posguerra. española. Lo viví de cerca, Lo padecí,y sé hasta donde llega la soledad del pobre.
         ¿La España dividida? Unos cuantos divos de la política quieren arreglar nuestras diferencias fomentando rivalidades estúpidas. Todos niegan el uso de medios violentos. No es verdad. Las palabras crean odios. El odio está ya en marcha. Es el preludio de las luchas a degüello.
         El odio también mata.




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miércoles, 25 de octubre de 2017

DEMOCRACIA CONTAMINADA

     Si se detienen a examinar el proceder de los políticos que mantuvieron o mantienen sus actividades en países donde el nivel cultural es de dudosa calificación, advertirán que son minoría los que pueden presumir de haber vivido  su aporreada vocación como modélicos demócratas.
     Y los que no faltaron a su palabra -dicha sea la verdad-  se retiraron a tiempo huyendo de la plaga contaminante.
     Este mal que se detecta, la falta de integridad, el todo vale, está grabado en la semilla de origen de estos políticos: de padres gatos hijos michinos.
     La primera falla vocacional responde a la quiebra de un principio: el de su lealtad. Es admirable comprobar cómo juran o prometen ser leales a la Constitución, en nuestro caso  española, y cómo incumplen lo jurado o prometido tan pronto les conviene,
     Los secesionistas forman cuerpo aparte. No por nada: son leales a macha martillo, es verdad. Pero juegan con naipe propio. Se pasan por el forro su promesa de lealtad, cuando la exigencia de su cumplimiento salta ciertas barreras. Entonces, la Constitución -y más si es española- "se acata pero no se cumple". O cómo se ha descubierto últimamente, se colocan bajo el amparo de unos "principios universales" muy superiores en calidad y  nobleza a los constitucionales, amañados para anular a las pequeñas naciones, según ellos dicen.
     Y los otros  con mando en plaza, -secesionistas o no- si bien prometieron  o juraron no codiciar los bienes ajenos,  ahora están casi todos contaminados por el feo vicio de apropiárselos pringándose  como gorrinos; o sea cerdos la española, unos por comisión y otros por omisión. Bajo esta negra sombra, muchos parecen ángeles.          .
     Las virtudes clásicas, que debe llevar impresas  en lo íntimo del alma todo político, -prudencia, justicia, fortaleza y templanza- han caído -por su falta de lealtad- en un  profundo abismo. ¡Miren hacia Cataluña!
     Además, no dan una en el clavo. Los incendios, si no los sofocas a tiempo y con pocos riesgos, son tolerables.  Luego, si la ocasión se deja pasar, son una plaga y además resulta muy cara.
    Pero los españoles no aprenden  que  los males colectivos tienen un precio que lo pagan todos-


martes, 24 de octubre de 2017

LA DEVOLUCIÓN COMO REMEDIO

     Nació en un  pueblo alavés, una aldea, y creció hasta los siete años inapetente y sin  ver el mar. Lo llevaron a Vizcaya, a una villa costera para probar con un cambio de aires. Lo dejaron en un sanatorio en manos de unas monjitas, agarró un berrinche de tomo y  lomo y no quiso probar bocado en dos días con  sus dos noches. Nadie insistió y nada le dijeron. Un compañerito de su edad le ofreció un bocadillo de jamón por encargo de una monja que sintió pena por él. Lo devoró y rendido a las demandas de su apetito decidió  volver al comedor como  uno más y romper la huelga de hambre. El cambio  de aires surtió sus efectos. No por la playa o por el clima marítimo, sino por algo bien distinto.
     Siendo mayor reflexionó: nadie le obligaba a comer, a  nadie podía  incordiar y funcionó el instinto de conservación; reaccionó  como  cualquier hijo de vecino cuando no hay comida y se pasa hambre. Llegó a pensar si no era un niño mimado.
       Pasaron diez años. La abundancia de 1933,  no hacía previsible que en 1943  llegaran las angustias del hambre. En plena mocedad le tocó vivir la falta de alimentos con toda su crudeza. No podía más cuando recibió un paquete  envuelto en papel de estraza que le entregaron  por confusión en una estación de autobuses. Lo abrió. Contenía una  seca rebanada de pan negro y dos raspas de tocino salado. Se lo comió. Luego le cayó el alma a sus pies de pura vergüenza. No pudo resistir la tentación. Cometió  la canallada de comer sin miramientos lo que no era suyo: la comida de otro pobre.
      Arrepentido,  lo pensó. Cuando  quiso compensar a su víctima -devolver lo sustraído-, no tenía a quién. El pobre expoliado nunca se dió a conocer.
      Sucede a menudo. Las sociedades prósperas, piensan poco (o nada) en las víctimas de su egoismo. Las ignoran.
      Por algo se inventaron las tapias, los muros, la fronteras. Cosa de ricos.
      Por si alguien nos roba. Estamos en ello.



   
   

lunes, 23 de octubre de 2017

¿Y DESPUÉS DE FRANCO, QUÉ? -2-

    En los meses finales de 1944,  - estertores de  la II Guerra Mundial, triunfantes los aliados contra el totalitarismo nazi-fascista-  los españoles sometidos a Franco se preguntaban ¿y ahora, qué?
    La lógica, basada en la comprometida complicidad del régimen de Franco con los perdedores, apuntaba hacia un proceso renovador por el que mostraban gran interés los republicanos derrotados en la Guerra del 36 y sus compañeros de viaje;  y de otra parte,  los monárquicos seguidores de don Juan de Borbón que aspiraban al retorno de la Corona.
    No sucedió nada de lo esperado, porque prosperó la idea del victorioso Churchill: El enemigo no era el fascismo a la española, sino un comunismo creciente de signo  soviético con grandes posibilidades de ser hegemónico en Francia, en Italia y en Grecia. Solo faltaba que dominaran primero España y luego Portugal. La respuesta puede parecer ilógica: El inglés miro  de soslayo, fuese y no hubo nada serio contra Franco; solo gestos.
    ¿Y ahora qué?
     La situación no deja de tener sus similitudes con el pasado. Al estar viviendo la Unión Europea una crisis política, -no se eche en olvido esta realidad-  en la que se mezclan los problemas migratorios en cuarto creciente con otros desequilibrios, la cosa se  complica con las ofertas resolutivas de partidos populistas. España está asomando por ese lado un banderín de enganche para muchos descontentos. Y a ellos se unen los insatisfechos secesionistas que por el momento atacan desde Cataluña.
      Ese es el panorama europeo que añadir a la escisión del Reino Unido y otros flecos con los que adornar el cortinaje.
      ¿Qué puede pasar?
       Si la UE se toma en serio el trance, influirá desde sus desconocidos recovecos para inducir (o imponer, según la gravedad del caso) los cambios necesarios para que no fracase el proyecto europeizante.
       Cambios que,  no se por qué, han de ser profundos. ¿No habrá que empezar humildemente desde la escuela?





sábado, 21 de octubre de 2017

LA ESPAÑA QUE SE ROMPE. -1-

   Una advertencia previa, y pido perdón de antemano: no me agrada aparecer como testigo de algunos episodios que seguí de cerca durante el franquismo Los tiempos que vivíamos no eran miel sobre hojuelas, pero hubo un ¿cambio? y por algo se empieza.
     Discurría, la década de los sesenta, se abrieron fronteras, se devaluó la peseta, llegaron inversores extranjeros, se fomentó el turismo exterior, se suavizó la censura de noticias y películas, se toleraron modas atrevidas  y se divulgó el lema de "España es diferente" que surtió efectos en el desarrollo económico. Fueron años inspirados por la tecnocracia del "Opus Dei". Pero políticamente todo seguía más o menos igual.
     Las izquierdas y los nacionalismos periféricos empezaron a organizarse en la clandestinidad y a vivir por libre la aventura del antifranquismo que se  propagaba con facilidad imprevista. Las derechas, indiferentes, alejadas de la peste totalitaria, se mantenían  a la expectativa,  salvo casos muy concretos carentes de seguidores. Las masas  derechistas nunca estuvieron más desnortadas, a falta  de líderes y  de iniciativas
     Los sindicatos verticales fueron perdiendo garra a medida que  renacía el sindicalismo horizontal. clandestino y con él un mundo crispado y amenazante: "obrero despedido, patrón colgado"
     En estas circunstancias  la presión político social  amenazaba con un cambio radicalizado desde posiciones y liderazgos clandestinos de extrema izquierda.
     Entonces la derecha desunida, se dió cuenta de su situación: ideológicamente estaban en pelota picada, sin lídereres, sin un esquema organizativo y, además,  carente de intendencia.
     Tuvieron  que reconocer  que la única derecha sin ideales pero con dinero, aunque sin credibilidad, era la franquista. ¿Cómo salir del atasco si el instinto de todo político, nacido  o criado en España es por principio intolerante?
     Entonces, año de 1975, murió el Caudillo.
   

      (Continuará)  ¿Y DESPUÉS DE FRANCO QUÉ?   -2-

viernes, 20 de octubre de 2017

LAS VANGUARDIAS POLÍTICAS

     Los países avanzan, para mejorar sus condiciones vitales,  a medida que van asumiendo nuevas y superiores ideas y pueden aplicarlas en su  quehacer normal.
     Son muchos los que pusieron de por vida su fe en el progreso, valiéndose de prometedores a la par que falsos apóstoles y profetas; pero  la realidad es dura y el progreso se alcanza por uno mismo. Cada persona, con su propio esfuerzo y denodada voluntad, es la que se dota del abanico de conocimientos útiles para ir de avanzada.
    Los países prósperos  alcanzan altos niveles de vida, porque en el plano individual gozan  sus habitantes de alto nivel de conocimientos.  Al mejorar las condiciones de vida personales, mejoran las colectividades.
    Entonces ¿para qué sirven los políticos? ¿No son ellos los llamados para estas tareas?
    No lo sé; pero imagino que podrían ser, si fueran buenos, algo así como los directores de orquesta. El director maneja la batuta y los demás, los músicos,  casi todos profesores, le siguen disciplinada y equilibradamente al interpretar sus señales con  toda pericia  y con  oleadas de sentimientos colectivos. 
    ¿Ustedes ven a nuestros políticos estar en las líneas de vanguardia con sensibilidad y  dedicación total y sacrificada para atender sus deberes? ¿Están modernizados? 
     La realidad demuestra que se han quedado atrás. Por eso, las empresas con empuje y en vanguardia, tan pronto adivinan un cambio hacia teorías superadas, se alzan con el santo y la limosna para asentarse allí donde el clima es más propicio.
     ¿No irá usted a castigar a los secesionismos patrióticos? No; nunca. Me fijo más en los avances solidarios de quienes saben unir empeños por encima de razas y culturas. Lo siento pero los nuestros no funcionan. Duele que no hayamos sabido europeizar a España. 
      Estamos en los tiempos de la guerra de Cuba.     

jueves, 19 de octubre de 2017

UN RÉGIMEN DE NUEVO CUÑO


     Me refiero al traído el 14 de abril  de 1931, a la II República. Régimen llegado a instancias multitudinarias,  Régimen inspirado y defendido  por una minoría de intelectuales de buena fe, pero empujado desde las filas del proletariado. Creían en un gobierno demócrata apoyado en la nación,  en un régimen garante de la libertad, la igualdad y la fraternidad por las que se venía luchando  con  sobradas razones  desde hacía más de un siglo. La nación era España. Una España que no acertaba a resurgir. Una nación empequeñecida y triste.
     Basta recurrir a los testimonios de la prensa coetánea -años de la II República- para ver que no se cumplía con lo prometido: un cambio de régimen suponía  un  cambio de vida; cambio revolucionario. Y no fue así. La burguesía en el poder no estaba facilitando  la  revolución deseada por las masas obreras. En el mes de mayo de 1931, al segundo mes de la proclamación republicana,  se registraron las primeras protestas, los primeros desmanes.  Ortega y Gasset,  -uno de los "Intelectuales al servicio de la República",  publicó su testimonio condenatorio: "No es esto; no es esto".
     A partir de este suceso,  los políticos de uno y otro bando pelearon a degüello. Así estuvimos cinco años con un conato de guerra civil intermedio, provocado desde la izquierda en octubre de 1934: la Revolución de Asturias, preludio de la sublevación que se desataría en julio de 1936, tras el asesinato de  Calvo Sotelo.
     Ahora, en nuestros días vemos que  aquellos disparatados sucesos con sangre a espuertas, debieron  ser sometidos -desde un principio-  a un tribunal de prestigio antes de quitarles importancia.  Pero  los políticos tenían prisa y urgía pasar página.
     No se las razones pero pienso si no se está repitiendo la historia en versión aguada. Estamos viviendo una democracia de mala uva. La deslealtad, la mentira y el cinismo se  usan con normalidad beatífica. Los políticos - casi todos - están  implicados en el entuerto y el despropósito.
    ¿No estaremos,  en medio de una democracia a la europea, chingando a la peladita como en pasados tiempos?
     Es para pensárselo.
   
                       

miércoles, 18 de octubre de 2017

LOS POLÍTICOS Y LA GUERRA DEL 36

   Conocí una familia que vivió intensamente la guerra del 36. No era una novedad. En esta guerra se vieron afectados con  graves pérdidas millones de españoles y,  por mucho que se hable,  nunca  fueron resarcidos por tanto sufrimiento.
   En la Navidad de 1936, fueron muchas las familias que no pudieron reunirse al completo, según costumbre. Entre muertos y heridos, combatientes y prisioneros fueron demasiados los que faltaron  a la cita; fue tanto el dolor sufrido por millones de españoles como lógico que se celebraran esos días  solo llorando.
   Fue una guerra inexplicable en un país empobrecido en manos de  la cerrazón e incapacidad de muchos políticos, tantos que,  salvo algunas excepciones, terminaron perdiendo protagonismo, durante la contienda, en ambos bandos en lucha.  Según los cálculos de un curioso pesquisidor, los políticos  en activo, entre los que incluía a los  sindicalistas,  a un sector de militares, a señalados caciques y algún destacado cura, ¡que  no es broma!, sumaban unas quinientas mil personas; a grandes trazos; unos diez mil ejemplares por provincia.
    Ellos solos arrastraron a toda la nación, a unos veinticinco millones de españoles, a la guerra más absurda  que soñaron los siglos    El final estaba predestinado: ganara quien ganara en la España en lucha, sus habitantes estaban condenados a vivir su inmediato futuro bajo una dictadura, fuera azul o fuera roja. La democracia que nos pintan algunos teóricos  dejó de existir desde los comienzos de la guerra en ambas zonas. Y en Europa, por el año de 1939, no estaba la Magdalena para tafetanes.
    Son otros los tiempos, otras las perspectivas, otro el futuro... Los nacionalistas crecen, Los populistas también. Ambos prometen un fabuloso porvenir democrático...  Tienen líderes,  programa y votantes... y ganas de pelea. No se si aciertan, pero suman votos mientras sus adversarios los pierden porque carecen de políticos vocacionales y,  por ende, de todo lo que sirve para ganarlos.
     Y la verdad los problemas de los pueblos solo se apaciguan en una democracia con muchos   votos.  Digo se apaciguan. Para resolverlos sobran políticos agitadores de masas,  como sucedía en 1936.
    No lo duden: tan sólo quieren resolver su futuro. ¡Ya saben quiénes!

   

martes, 17 de octubre de 2017

LA DEMOCRACIA Y SUS FRONTERAS

   Las dos guerras mundiales, la de 1914 y la de 1939, estuvieron relacionadas con el nacionalismo de Francia enfrentado al de Alemania o viceversa. Con posterioridad, pero teniendo en cuenta el saldo negativo de ambas contiendas -padecido sobre todo por víctimas inocentes- un reducido número de próceres se reunieron para superar la estructura política nacionalista y hermanar a los Estados con el fin de alcanzar en paz un bienestar generalizado entre  los países europeos más influyentes.
   No se trataba de apoyarse en nación alguna, sino más bien de borrar  fronteras para crear riqueza en beneficio de los países asociados. Tampoco se pretendía ir contra un nacionalismo razonable: se buscaba la puesta a punto de un patriotismo constructivo y solidario.
   España pudo incorporarse a la Unión Europea tardíamente, una vez asumidos los principios democráticos, denominador común de la alianza. Se incorporó sin valorar la importancia del paso que se estaba dando. Los gobernantes, tanto de derechas o de izquierdas, se inclinaron por gozar de las instituciones de la Unión Europea y acudieron al convite como quien va a un espectáculo, con la ventaja  de poder  apalear subsidios ignorados por la gran  masa de españoles.
    Los nacionalistas vascos y catalanes más destacados, sí detectaron el cambio y sus dimensiones. Ser europeo suponía identificarse con la Europa de los Estados, y no les satisfacía. Empezaron por divulgar su adscripción a la Europa de los Pueblos.  ¿Qué buscaban? Estoy entre lo que creen que  todo  nacionalismo necesita fronteras dentro de las cuales reafirmar un patriotismo exacerbado. No obstante, tengo mis dudas.
    El hecho es que las vanguardias de todo movimiento renovador tienden a establecerse donde sea, con tal de gozar de una estancia confortable, fronteras aparte.¿Es bueno? ¿Es malo? No lo sé. Y, a mi edad, ni siquiera  importa. Simplemente constato un hecho.
    Esto explica que muchas empresas constituidas en pro de un mayor bienestar, encajen mejor en los países democráticos organizados sin dogmas infalibles. Por eso huyen de todo dogmatismo.
    ¿Materialismo?  Puede ser y llevado a dogma tampoco es bueno.

lunes, 16 de octubre de 2017

PARAÍSOS FISCALES Y OTRAS MINUCIAS

   
    Cuando un País ingresa con plenos derechos en una entidad o institución, tal que la Unión Europea,
se supone que es para fortalecer la capacidad del grupo respecto a materias o problemas que por separado no podrían ser abordadas y resueltas con prontitud y eficacia.
   No se entiende, por ejemplo, que un fenómeno como el de la migración, dé lugar a que unos países de la UE se enfrenten a los problemas que derivan de esta realidad con criterios restrictivos, mientras otros se ven obligados a colaborar en una política aperturista, es decir a todo lo contrario.
    Tampoco parecen lógicos los criterios tributarios vigentes para una mayoría de sujetos y entidades comerciales del montón, sometidos a una disciplina rigurosa y exigente, en tanto la institución superior, la Unión Europea, no parece interesada   en combatir con eficacia el daño que, por la tolerancia existente en favor de los paraísos fiscales, sufre el contribuyente cumplidor.
     Estos dos ejemplos vienen a demostrar que los engranajes de la UE chirrían, no están bien  acoplados. Vamos a ver en qué medida esta Unión combate con hechos -al margen de palabras o buenas intenciones-  los intentos de disgregación  que  se manifiestan ya claramente en varias naciones afectadas por  nacionalismos regionales con  el apoyo paradójico  de  populismos internacionales, dispuestos a sacar provecho de cualquier oportunidad que surja al paso.
    Hoy pueden tomarse decisiones innovadoras en España.
    Está llegando la hora de revisar no sólo la Constitución de España, sino algo  más profundo: la Constitución de la Unión Europea.


























































sábado, 14 de octubre de 2017

LENTA EVOLUCIÓN DEL CAMBIO

     Las sociedades modernas más y mejor instruidas viven con la convicción de que estamos metidos de lleno en un proceso de cambio hacia un mundo mejor. En este caldo de cultivo, los políticos se prestan a ofrecer a  los demás mortales fórmulas mágicas con las que asegurar la felicidad de las masas.
     La promesa más divulgada tiene por objetivo el Estado del bienestar, con tres metas de inmediato alcance, que las multitudes asumen bajo la guía de nuevos  "sacerdotisos" es decir de políticos de variados  sexos  que ¿acaban? de "inventar" un triple lema: libertad, igualdad, fraternidad para  los que -con sentido pastueño- se reúnen en multitudes sin razonar sus deseos, sin tener que darse al esfuerzo de pensar. 
     Los partidarios del Estado del bienestar, bajo el triple lema ya viejillo, también han puesto su  atención en tres conquistas: la enseñanza,  la salud y las pensiones para todos, cualquiera que sea  su sexo y condición.
     Pero la realidad es que nunca hubo en España, tanto político ni tanto gasto para mantenerlos con cierta dignidad. Y a medida que crece la nómina de los antedichos, disminuye la libertad, aumenta la desigualdad y se generaliza el malestar propio de los hogares faltos de cecina y hartos de mohina. ¿O no?
     En España sobran políticos, sobran burocracia y cargos públicos, fruslerías, cohetes. coches y viajes oficiales y otros gastos superfluos; sobran leyes... sobran "chorizos". Y faltan jueces.
    ¡Menudo cambio! Hacer que el pueblo cumpla en virtud de valores éticos y solidarios por convicción y por lealtad a sus semejantes, y no por  imperativo legal.  
     Cambio digno de ser introducido en la escuela. Una escuela adaptada a los tiempos que corren, donde los niños manejan con soltura el instrumental  electrónico. 











    

viernes, 13 de octubre de 2017

LUCHA POR EL PODER

     Es el caso que un sector de catalanes se ha puesto el mundo por montera y ahí está, con un par, fundando una República Catalana, si bien  dispuestos a cimentar el  edificio a plazos.
     En rigor no han hecho otra cosa que tocar el cornetín para que los suyos se dispongan a cerrar filas, porque esta vez la lucha puede ir en serio.
     La buena fe de los partícipes en la lid les puede llevar a desengaños inconsolables. El cúmulo de poderosas razones y la descripción  de injusticias padecidas, que se ponen en juego en favor de la contienda, no se verá compensado,  al término  del suceso, ni siquiera para los que ganen.
     En mi pueblo cuando dos se peleaban con tozudez asnal, los demás asistentes a la escena tomaban sitio en las banquetas de tablón corrido para gozar del espectáculo,  sin emocionarse hasta que corría la sangre; entonces llamaban al médico y se paraba la pelea.
     No son de buen gusto esas situaciones pero miren por donde estamos en trance de llegar a una aldeanada, sin que nadie se pare a meditar  que las consecuencias las pagaremos todos. ¡Ya lo verán!
     Tengo la sospecha de que, no sólo en España, sino en muchos países, y  por supuesto en la Cataluña actual, el que manda, los dueños de poderes máximos, no son los políticos, sino  el Capital  sin patria. Si mi temor fuera auténtico -que no lo sé- diría quién va de ganador de la pelea: el que más garantías de normalidad ofrezca al Capital para no perjudicar sus inversiones.
     Sospecho, también, que esos inversores supra patrióticos  manipulan con  éxito la debilidad de los  Estados como el de España con su Cataluña incluida. Los tales crean trabajo, pero  huyen de otros problemas. Es el caso de Cataluña con el que  ni contaban.
      El tema se las trae. Para salir de este círculo vicioso que al final perjudica a los más débiles, solo cabe una acción coordinada, humanitaria y justa, pero bien pensada, para lo cual los Estados no han de dividirse, sino ir unidos. Este y otros problemas condujeron a la forja de la Unión Europea.
      Son muchos los españoles que se dejan dominar por la patriolatría regionalizada, que no debe confundirse con el amor a la patria chica.
      Ya aprenderemos.



miércoles, 11 de octubre de 2017

SOLUCIÓN SUPRANACIONALISTA

     El gran error en el que cayeron los políticos  que dominaban la situación, cuando España se abrió a la democracia y redactaron la Constitución de 1978, consistió en pensar que los  Estados-Nación eran inamovibles y por tanto durarían  milenios. La verdad es que se transforman y perviven cuando  se valen de criterios constructivos. La Europa unida está pasando por ese trance. En España -y en otros países, según parece- sucede todo lo contrario.
    ¿Por qué fue un error? ¿Acaso en los años setenta  no estaba ya en marcha  y se daba ya por conocido el fenómeno de la globalización? Esto daría lugar a determinadas crisis de los Estados-Nación porque  las organizaciones financieras, científicas, empresariales y voraces,  en su afán de crecer para su prosperidad y desarrollo, superaron las fronteras de su nación de origen para pasar a ser multinacionales. Era tanto como dar a la nación por anticuada para alcanzar sus objetivos.
      Las empresas multinacionales empezaron a ejercer un poder superior  al de los Estados,  con la particularidad de no tener que atender con prestaciones sociales a masas humanas  deprimidas por las causas que fueren,  casi siempre de corto vuelo.
      En España, con la llegada de la  democracia, subieron los humos de sus variopintas nacionalidades y regiones. Y surgió un nuevo _Estado sobre unas bases históricas. Esto sucedía cuando una parte de Europa ajustaba sus clavijas mediante una compleja forja de alianzas
supranacionalistas.  España mejoró, subió, prosperó y creyeron que el progreso procedía de las autonómicas nacionalidades y regiones. Craso error. El progreso llegaba subsidiado por la Europa supranacional, digan lo que quieran los fervorosos nacionalistas y luego los socialistas federativos,  todos mirando a la historia con olvido del futuro.
     Cada Comunidad autónoma, imitando a Cataluña y al País Vasco, reclama "in pectore" no ser menos que sus naciones hermanas. Y no se dan cuenta de que la pólvora del rey la pagan los sufridos contribuyentes cada vez más pobres a lo largo de esta última década.
     Al Estado español le ha surgido una doble competencia: la del financiero emprendedor  que poco a poco se traslada a países con clima económico favorable a sus intereses, y la de  quienes,   puertas adentro,  viven del sacrosanto  voto multitudinario nacionalista de fácil manejo y pocos recursos,  al servicio de zánganos.
     No crean ustedes que cambiaron las costumbres.
     ¡Si las paredes hablaran...! Siempre hubo caciques.

martes, 10 de octubre de 2017

UNA CONSTITUCIÓN INACABADA

     Ahora, camino de cumplir los treinta y nueve años, viene a resultar que la vigente Constitución de  1978 necesita una gran reforma para adecuarse a la exigencia de los tiempos. Se empezó por asegurar la teta y el taca-taca de la democracia a los españoles de a pie, y los que quieren  volar más alto, tal vez algunas comunidades autónomas por su cuenta, están ahí para demostrar al mundo que a fuerza de ser los mejores, tienen derecho a ser independientes.
     Claro está: unos más mejores que otros  porque así quedó impreso en los genes de  sus ancestros. Son excelentes,  los "pata negra" de la familia ibérica, nacionalistas que ostentan el sello con su denominación de origen, primeras marcas de la culta y avanzada Europa.
     Los cito por ser los  más destacados, al proclamarse secesionistas, es decir  que reniegan de la hispanidad,. Confieso que puedo estar equivocado, pero entiendo que les horroriza  una posible ascendencia,  mezcla muy difusa de árabes, judíos y cristianos.
     Desde que desapareció la Sagrada Inquisición  se han empeñado algunos españoles en  recrear las razas dominantes en la Edad Media, supuestas fundadoras de la "plurinacionalidad" celtibérica, teoría a  estudiar para identificarse, por otro lado, con los intentos federalistas del socialismo patrio.
     Para todo esto es necesario elegir  la raza, a la que cada uno puede adscribirse,   mirando  el árbol genealógico,  el perfil de la nariz y la gordura de nalgas, datos suficientes para saber si uno es indígena puro o pertenece a la deleznable mezcla de árabes, cristianos y judíos, 
     Como es lógico. son posibles unas  cuatro constituciones, a elegir. Puede que entonces los españoles, cualquiera que fuera su origen, llegaran a ser felices. Y si  no, cada uno tendrá que ir por su lado. que es lo contraindicado -dicen los entendidos- para los tiempos que corren.
     Pero puede que algún cabrito, que haberlos "haylos" termine por recrear la Santa Inquisición que nos una a palo y tente tieso.


LOS MUROS FRONTERIZOS

     Desde el territorio Foral de Vizcaya. gran productor de mineral férrico, no se  podía exportar esta riqueza a otros territorios. Estaba prohibido. Unas aduanas interiores corrían con el encargo de impedir su paso, cuando ya en otros países de Europa se había impuesto el libre intercambio de bienes y servicios.
     En Vizcaya, después de otros intentos,  se liberaron de ese castigo por iniciativa de sus instituciones forales  en 1863. Así comenzó el cambio: suprimiendo fronteras. Bilbao y su entorno  dieron pasos  progresistas de forma asombrosa.
     No hay acción sin reacción. Surgieron con fuerza los movimientos regresivos. ¡Adivínenlos! Están a la vista. 
    Ciento cincuenta años mas tarde, más o menos, ese fenómeno local - comerciar y enriquecerse en zonas cerradas, dentro de unos límites, - se fue superando progresivamente en medio de guerras  limitativas. Pero las fronteras se han desbordado al calor de otro fenómeno: la globalización de los mercados. Hoy, desde Bribiesca, -parece mentira- una empresa de corte y confección vende trajes a medida en muy dispares países del mundo. Resolvieron la quiebra del negocio  saliendo a vender -vía digital- rompiendo fronteras.
     Esta es la cuestión: los países hoy, en la actualidad,   no prosperan si no  aciertan a superar los límites locales, las líneas fronterizas,  con iniciativas constructivas. Es el caso de la Unión Europea, en medio de movimientos migratorios globalizados, de la llamada dislocación de empresas, de la comercialización universal de toda suerte de inventos, del turismo masivo transcontinental..  hay que salir, hay que exportar...
     Pero no podían faltar las reacciones. En contra de esas iniciativas del progreso,  aparecen los "talentos" que tratan de levantar muros fronterizos y proceden a señalar su zona, a  moverse por instinto, a echar la meadita, antes de ponerse a ensayar el buen uso del intelecto.
     Interpreten lo que pasa en España.

domingo, 8 de octubre de 2017

ESPAÑOLES SUPEDITADOS

      El error reiterado hasta la saciedad,  imputable a los políticos que se han sucedido en los gobiernos de España desde la transición, es éste: no haber sabido sacudirse su dependencia de los partidos nacionalistas periféricos y de sus complacientes amistades. Los votos mandan. Y se pierden cuando la iniciativa está en otras manos.
      En el País Vasco, donde resido, se ha vivido esta supeditación  con elocuente silencio, como si no pasara nada, convencidos los más conscientes de lo difícil y peligroso que era enarbolar los símbolos  de España o manifestarse en defensa de los valores patrios. Sometidos al silencio más vergonzante, los vasco españoles se dieron cuenta de que habían  perdido la paz y otros la ganaban. Con mas razón  cuando a muchos de  los muertos por ETA se respondía con retóricos gestos oficiales de supuesto valor para guardar las apariencias, y se les  negaban justas apreciaciones solidarias que, si  las hubo, se hacían por la puerta de atrás, salvo muy contados casos.
     Esta era la realidad y si los vasco-españoles proponían iniciativas sinceras en favor de sus provincias o zonas de residencia -naturalmente vascas-  se quedaban aislados. Esas mismas ideas solo prosperaban cuando surgían en las filas de los nacionalistas vascos.
     Esto sucedió, ni más  ni menos,  con la reposición del Concierto Económico, suprimido en Guipúzcoa y Vizcaya, durante la guerra del treinta y seis. La sugerencia se planteó verbalmente  por  dos Diputados de Alava,  a la sazón de la UCD.  La negativa laminadora del Ministro de Hacienda del momento fue tan dura y eficaz, como inoportuna. El PNV -más tarde- se apuntó el tanto y consiguió que la misma demanda quedara atendida nada menos que como derecho genuino de los vascos en la Constitución de 1978. Y así, poniendo en bandeja el regalo al adversario, se fue desdibujado  el centro-derecha vasco: lo pusieron  mirando a pared para que aprendiera a recibir la  patada en el culo a comodidad del adversario.
    Era lógico: lentamente fuimos llegando a una indiferencia generalizada. La única doctrina que une a los vasco españoles de centro en su País hoy en día, empieza con un NO: No somos nacionalistas.. Mal asunto cuando un programa nace bajo una oración negativa.
    Hasta ahí hemos llegado. 

viernes, 6 de octubre de 2017

EL TIBERIO CATALÁN

          España es un país que admite, en virtud de principios excelsos (derivados de su religiosidad y de su patriotismo) rifirrafes dramáticos, que suelen tener repercusiones graves en la vida diaria de las personas y de las familias. Sin generalizar, los españoles son sensibleros acalorados que se dejan llevar por emociones, muchas de ellas ligadas a su patria chica.
          Nunca habría llegado a imaginar una escena real, montada dentro de la  iglesia de un  pueblo de Cataluña, en la cual unos recuentan papeletas de votantes,  mientras el grueso de fieles siguen atentos, desde la bancada,  el desarrollo de una ceremonia religiosa.
        Es curioso que esto suceda en un país donde  la religiosidad se ha enfríado hasta extremos imprevistos, con pérdida casi total de vocaciones.  Bien es cierto que, en su lugar, han proliferado los llamados por la oratoria.. Tengo la  sospecha, al ver a tantos predicadores metidos a políticos, de que se  trata de una característica racial. Es una forma de ganarse la vida.
         Y en medio de todo ese garbanzal, aparece la plaga de los que  dentro del gremio, por afición o por oficio, se sienten llamados a sembrar odios y a recolectar peleas dentro de casa.
         Los españoles tienen  muchos problemas derivados,  principalmente de su forma de ser, muy dados a tirar con pólvora del rey.
         Vean: nuestro montaje autonómico permite el gasto generoso -muchas veces incontrolado- de dinero a paletadas. Y entre tanto, tenemos encima la quiebra de las pensiones de jubilación, el paro millonario y la precariedad de los salarios, el peligro de una inmigración incontrolada, la degradación lenta pero ya detectada de las prestaciones sanitarias, la lentitud de la justicia, el crecimiento del  déficit, etc. etc.
         El sector público esa pendiente de una revisión  crítica. Demasiadas naciones para un país poco desarrollado, digan lo que quieran. País  con muchas fiestas y poco recorrido en busca del soñado Estado del bienestar.
         Y ahora, se arma el tiberio catalán. El parto de la abuelita..

jueves, 5 de octubre de 2017

PROPAGANDA DE MASAS

     Una cosa es prestar servicios informativos para tener al público al corriente de lo que sucede en diversos escenarios y países, y otra muy distinta adobar la noticia con fines espurios: podría decirse que, en este caso como siempre,  para catequizar a  las masas y activar un clima favorable a la prosperidad de un interesado proyecto político.
     La propaganda política del III Reich, en la Alemania de Hitler, funcionó bajo unos principios técnicos muy avanzados para su época,  que favorecieron la divulgación del supuesto axioma: "la mentira publicada mil veces, termina por ser verdad" (J. Goebbels).
     La palabra democracia salta  al instante para envolver ciertos proyectos políticos que se asemejan en su forma de conducirse -que es lo que cuenta- a viejos prototipos dictatoriales. Existe un repertorio, una lista de normas a seguir para ganarse a las masas que se divulgó en beneficio descarado del nacional socialismo alemán. Por ejemplo, el principio de la simplificación: individualizar al adversario en un solo enemigo. Adivinen a quién se señala en la España de nuestros días, casi en exclusiva. O el principio de la orquestación: repetir un número pequeño de ideas  constantemente hasta hacer  huella en las gentes.
     Cualquier lector puede consultar en Internet este formulario, para medir el grado de verdad de las  noticias manipuladas hoy, con el mismo descaro totalitario de los años treinta del pasado siglo.
      Santigüémonos: a esto le llaman libertad de expresión.
   

miércoles, 4 de octubre de 2017

INTOLERANCIA COMO DOCTRINA

     El espectáculo al que asistimos estos días, con el pretexto independentista, nos lleva a desayunarnos cada mañana con grandes dosis de intolerancia. El (o la) intolerante no admite la ideología ajena.  Es decir, si uno  cree a pié juntillas que lo bueno para un pueblo es la monarquía, no tolerará en ningún caso una república; el tolerante no da importancia a esta  alternativa porque sabe que el buen gobierno depende de otros factores y, muy intensamente, del grado de formación  científica y  cultural de los gobernados.
     Los españoles, gracias a  medios de divulgación muy eficaces y tele dirigidos, están viendo, y en cierto modo viviendo, unas dosis de intolerancia que no las soportaría un caballo. Para combatir este mal  habría que seguir el consejo de personas cultas y documentadas, capaces de prever los inconvenientes derivados de una intolerancia casi siempre absurda. Pero, las muchedumbres se imponen; las razones no influyen.
     Lo de ser o no independiente un pueblo, se supone que respecto de otros, tiene la  misma importancia que la de tener barba o ir afeitado. Distingamos: lo importante no es el poder de una nación en la que se constituye un pueblo, sino el desarrollo de la independencia personal, la libertad de cada ciudadano.El que una nación sea o no soberana, no incluye la libertad individual de puertas adentro. Las personas que viven en Cuba, con soberanía reconocida, no gozan de los derechos propios de los ciudadanos de  Puerto Rico, Estado asociado a los EE.UU.
      La vida  nos enseña que para ser libre una  persona ha que alcanzar un nivel medio  en la que podríamos llamar dotación cultural y  capacidad económica; sin eso, la libertad suele estar muy condicionada. Pero además se sabe que el ciudadano y sus coetáneos han de cultivar unos valores éticos indicativos del límite de sus libertades.
      Eso es así y no hay régimen político que pueda dar lo que el pueblo no quiere ni echa de menos. Los gobiernos, si no se dejan en manos de personas competentes y éticas, suelen ser
ocupados por gentes indocumentadas e ineficientes, a la par que carentes de valores éticos.
      Lo  siento: es el caso de España y de Cataluña: Faltan talentos y sobran corruptos.

lunes, 2 de octubre de 2017

EL APOYO DE LAS MULTITUDES

     Recuerdo la conversación mantenida con un  pequeño grupo - cuadro dirigente del PP vasco- al que un tercer amigo, en los días iniciales de la crisis económica (en el año  2008), les decía: "la política ha de ir por delante de la economía".
      Venía al caso el tema porque el  Ministro de Hacienda del momento,  para reconducir la economía española,  cumplió el encargo de imponer una disciplina económica rigurosa que se tradujo en la merma de  ingresos de las clases media y baja de toda España. Los sufridos contribuyentes echaban chispas con razón porque se les había prometido todo lo contrario.
      Esto era malo, pero pronto vino lo peor:  por parte del mismo Ministerio de Hacienda se acordó conceder una reducción brutal en el pago de impuestos, a los que debiendo tributar en España, escondían sus dineros en  paraísos fiscales; era un regalo del Estado que se costeó, con el dinero de todos los españoles, en favor de los tunantes furtivos que legalizaron su situación con saneados beneficios.
    El amigo, al denunciar el caso,  añadió: os costará  en el futuro la pérdida de muchos votos. Y así fue. Pero los oyentes,  rectores del partido, se quedaron tan  anchos.
    Ahora estamos a vueltas con el separatismo catalán que ha despertado las alarmas. Pregunto: ¿Qué política, qué doctrina,  ha seguido el Gobierno para, al defender la unidad de España, contar con el apoyo de las multitudes españolas concernidas en el asunto?
    Veamos: poner su confianza en el poder judicial sin tener en  cuenta que la política necesita mucho más del empuje de la calle, que es donde están las voces, las emociones, los votos...
     Lo decía mi amigo: la calle se gana con la política; la economía es un apoyo muy importante, pero al servicio de la primera.
   

domingo, 1 de octubre de 2017

HA CANTADO LA GALLINA

     Personalmente, hoy, debería sentir satisfacción al ver como canta la gallina... o, sea, como se descubren carencias allí donde se presumía de todo lo contrario. Estaba pronosticado. Y me refiero, para que no haya dudas a la reiterada promesa de "no habrá referéndum" formulada por el Gobierno de España respecto al deseo del Govern de Cataluña  que sostenía todo lo contrario; me refiero a´pseudo referéndum a  celebrar hoy 1º. de octubre del 2017.
    ¿Se acuerdan ustedes de la marcha atrás que dio el primer Gobierno de Rajoy, -el de la burbuja inmobiliaria seguida de la crisis- y cómo de la noche a la mañana se cargó sus promesas electorales?
¿Respondía a lógica alguna esa respuesta? NO,  con mayúsculas. Lo  lógico era dimitir y ceder el mando. Pero eso exige estar formado, haber crecido en un clima duro y difícil donde superar dignamente  y con astucia -que son compatibles-  las tentaciones del goce inmediato. Aunque la renuncia te retire de  las áreas del poder.
     Puestos a contemplar la situación actual, y el compromiso del Gobierno con España, especialmente con  sus votantes, bajo el lema "No habrá referéndum en Cataluña  el 1 de octubre", es para desilusionarse.
     ¿Que ha sucedido? Todo lo contrario. No importa que  el resultado   sea nulo o no:  la apuesta no estaba formulada por los rivales de España para que fuera o no convalidada la convocatoria.  Se conocían de antemano  los resultados que dieran las urnas. Lo importante era demostrar si el poder de España era capaz o no de vencer en la calle al poder de los secesionistas catalanes. Y se ha demostrado que NO. Y ese NO, cualquiera que sea el resultado, es decisivo. ¡Ya se verá!
     Se puede repetir el fenómeno de la II República: nos acostamos como monárquicos y al amanecer empezó la guerra civil.
     Hay que conocer España. Puede renacer el denostado "españolismo". ¡Ojalá me equivoque! Porque los nacionalismos -salvo error u omisión- todos, llevan dentro el virus del totalitarismo.
     No olvidemos que lo sucedido hoy en España, tiene repercusión internacional, en línea con lo que ya es un hecho en el Reino Unido y en los EE.UU.   
     No hay otra salida digna, de momento,   que la convocatoria de unas nuevas elecciones generales.