domingo, 31 de enero de 2016

ALTO COSTE DE MALOS 'POLÌTICOS

     Siendo muy joven me tocó vivir la guerra incivil de cerca y llegué a conocerla desde una perspectiva económico social.
     Al ver las armas, el bagaje militar, el equipo, la vestimenta y la forma de hacer la guerra de los alemanes e italianos que vinieron a combatir en España, muy  superior al  habitual entre nosotros, alguien se hizo esta pregunta en alta voz: ¿Cuánto nos costará este lío?
     No hubo respuesta, pero con el paso del tiempo,  tuvimos cabal idea de que los españoles (salvo las excepciones de rigor) tras la paz, vivíamos arruinados  y nos costaría años de hambre, de enfermedades y miseria salir adelante y reparar el mal causado por la pendencia entre vecinos y a  veces hermanos.    
     Éramos, antes de la guerra,  un país de medio pelo, y pasamos a ser una ruina europea al llegar la paz; nos  desconocíamos en medio de una pobreza que causó más bajas que la lucha armada. Nos desconocíamos y nos  ignorábamos porque bastante tenía cada uno con la carga que supone levantarse cada amanecer con una sola meta: subsistir.
    Era cierto el dicho: Valía más un mal arreglo que un pleito armado. Las consecuencias se tradujeron en una inevitable  dictadura que duraría  varias décadas.
     Al echar la vista atrás, según mi apreciación, veo la guerra como una consecuencia de la mala praxis de los políticos españoles de aquella época. Individualmente tuvimos personalidades destacadas. Colectivamente fueron un fracaso. Por eso nos metieron en un conflicto de sangre que hubimos de sufrirlo todos, sobremanera las clases medias y  bajas manejadas abusivamente  desde el poder.
      ¿Y qué había detrás de ese poder?   Intereses materiales revestidos de  nobles ideales.  ¿Y quiénes se jugaron la vida por defenderlos? A base de  trabajo, sacrificios y muertes, principalmente  las clases medias y bajas.
      Me pueden decir  que también murieron algunos  ricos. Cierto, pero no se lo piensen dos veces: se habría eludido la guerra si  los  políticos hubieran llegado a un acuerdo para que el reparto fuera  más justo.
      Ahora me pregunto: ¿Cuánto nos costará a los españoles  de las clases medias y bajas  mantener este amasijo de políticos de nuestros días, incapaces de entenderse en beneficio de la gran mayoría de españoles?
      Respondan ustedes desde la intimidad de sus conciencias. Abran, para esto los portillos de su imaginación pensando en su familia.  Hagan cuentas.  



viernes, 29 de enero de 2016

LA HORA DEL CHIVO EXPIATORIO.

     La política en España tiene a sus habitantes -incluidos catalanes y vascos- oscilando en la cuerda floja. Nunca, desde los años treinta del pasado siglo, se vivió una división de pareceres como  la de nuestros días, y nunca los pronósticos de lo que podría suceder pasaron por tantas dificultades.
     Todas las soluciones que se barajan suscitan la irritación de gran número de electores y ninguno de los partidos que puede aspirar a gobernarnos  puede hacerlo sin otorgar concesiones a sus rivales; concesiones contrarias a sus promesas electorales.
     ¿Qué puede, al fin, pasar? La situación es tan endiablada que, tal vez, lo menos malo resulte ser una nueva convocatoria de elecciones.
     Las encuestas  favorecen ligeramente al PP y a PODEMOS, pero los acontecimientos surgen con tal  fuerza y pueden tener tanta influencia como para desbaratar todo pronóstico. Las detenciones en la Comunidad Autónoma de Valencia de la que fue plana mayor del PP en aquel territorio, han caído
como un tsunami sobre la opinión pública, también a la que vota al PP en el resto de España. El PP, ante esa  realidad, se ve concernido a perder seguidores  a chorros. En ocasiones así,  los partidarios de una fuerza política suelen ser los  primeros en pedir el sacrificio de alguien; empìeza la búsqueda del chivo expiatorio. No tengo que  nombrar a nadie. Ya hay quien lo apunta con el dedo. Es cosa de días. Tal vez de horas.
     Estoy leyendo un libro de la última guerra civil española. Es interesante porque atiende de forma incisiva  a la lucha política por el poder dentro de cada zona. Después de la batalla del Ebro tres figuras del PSOE -Negrín, Prieto y Besteiro - mantenían posturas distintas sobre el desenlace de la guerra. Fue Besteiro, el más limpio de culpas,  el elegido para sufrir la denigración del chivo expiatorio. Y sigue denigrado. Entre socialistas a Besteiro se le da por desaparecido.
     La vida es así.
   

   

jueves, 28 de enero de 2016

DIFERENCIAS, SÍ; ODIOS, NO

     No intentaré señalar las diferencias que siempre existieron entre los partidos de derechas y de izquierdas en España, ni los y errores de unos y otros, ni sus aciertos, para deducir los fracasos de nuestro País.  Lo que nadie  negará es que de esas diferencias surgieron odios,  algunos hereditarios, y esos odios llevaron la injusticia a millones de españoles desde los albores del siglo XIX, por lo menos.
     En España se han asesinado y masacrado injustamente en nombre de Dios, de la patria, de la justicia justicia social, de la política y de otros ideales, a cientos de miles de personas, tal vez a millones, desde uno y otro bando, y no hay memoria histórica que repare el sufrimiento ni resucite a los muertos.
     Lo único que sucede es paradójico: en lugar de reconocer, cada uno lo bestias que fuimos, y mostrar arrepentimiento de palabra y obra, tratamos de buscar responsables cuando la cosa no tiene remedio. Lo único que se está regenerando es un odio de nuevo cuño.
     Volvamos a la actualidad. En España se detectan  dos corrientes de opinión, cada una con sus recursos para resolver -nos dicen- la crisis territorial. Y otras  dos maneras de ver la crisis social.  Las elecciones han demostrado que la mezcla de ambas crisis, -la patriótica y la social- permiten interpretar los resultados del voto de varias maneras.
     Cada corriente de opinión, -todos en minoría-  propone sus ideas para formar la alianza de la que salga un Gobierno estable, pero no se vislumbra el acuerdo  a corto plazo, con garantías de estabilidad.
     Todo sería normal si no fuera porque uno de los designados para dialogar, no sólo dice "no", sino que  se niega en redondo a mantener conversación alguna sobre el futuro de España con uno de los interlocutores,  que está respaldado por mas de siete millones de votantes.
     ¿Estamos ante un caso de odio impropio del buen hacer de todo político? Todo parece indicar  que sí,  porque no es una negativa razonable, sino personal, expresiva y reiterada. Es un odio "progresista", eso sí, aunque muy alejado de los propósitos de reconciliaron  fundadores de una nueva democracia con la que vivir en paz, que otros políticos  fraguaron en el setenta y siete.
      Siempre me pareció que al Sr. Sánchez le faltan dos hervores. Las primarias tampoco dan  garantías  de acierto.



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miércoles, 27 de enero de 2016

EL PODER CORROMPE Y NOS CUESTA UN OJO

     El extraño mundo de la política es apasionante  sobre todo en países donde, como en España, los llamados para ejercer este oficio pueden de la noche a la mañana pasar de ser un don nadie, a gozar de un poder que les libere de preocupaciones terrenales.
     En algunos pocos países  -creo que en Suiza- la mayoría de los políticos siguen ejerciendo la profesión de la que viven. Su dedicación a la política es un honor no remunerado con dinero. Por lo general, este menester lo prestan vocacionalmente. La sociedad suiza, por algo será, da para poder contar con personas dedicadas a la política sin pedir a cambio compensaciones materiales. Cuesta creerlo, no obstante.
     Leo que la, corrupción, la demagogia, el sectarismo (pariente del fanatismo) y la incompetencia son males que afectan en mayor o menor medida a los políticos  de una mayorìa de países.
     Las circunstancias por las que pasa España con cuatro partidos disputándose el poder, nos dan idea de cómo, además de la corrupción, están funcionando a todo gas la demagogia, el sectarismo y la incompetencia. ¡En qué manos estamos, Dios santo!
     No se sabe bien cómo, pero es cierto que los pueblos llegan a  estar dominados por  clanes de sospechosos llenos de ambiciones y mermados de valores éticos. Es decir corruptos, en el más amplio sentido de tal concepto.  Nadie sabe,  entre los mortales del pueblo llano,  hasta dónde están dispuestos a llegar los partidos políticos para combatir  los abusos de todo tipo de sus líderes y del enjambre que los rodea.
     Los partidos con historia y que gozaron de poder, todos llevan a costillas la carga de  sus particulares adictos a las cuatro  corrupciones apuntadas. Los que acaban de aparecer en escena, apuntan maneras;  ya tienen en sus filas, más o menos camuflados, a los secuaces que romperán  su pureza.
     ¿Y qué remedios hay para acabar con la plaga?
      Sólo hay uno: como a los malos pagadores exigir a los políticos una elevada fianza para tener acceso al cargo  y embargárla judicialmente tan pronto asomen los  indicios verosímiles de corrupción, demagogia, sectarismo o incompetencia.
      También debiera funcionar una escuela para que lleguen a la política los mejor preparados, ya que son muchos los que han convertido lo que en principio parece  una dedicación,  en  una forma de ganarse el sustento de cada día, en una profesión. Ya que estos políticos nos  cuestan un ojo (o huevo, según se mire) tenemos derecho a no soportar políticos que no hayan superado unos mínimos profesionales; políticos que además de costarnos eso, son más  inútiles que el maestro Ciruela del cuento.



martes, 26 de enero de 2016

HORA DE DIÁLOGOS

     Lo impropio de una gran parte de  opinantes mediáticos es mirar los problemas de España con criterios provincianos, y no -como sería más lógico- desde Europa. Tal vez suceda ésto porque los políticos que se tienen por modernos y progresistas,  están todavía vendiendo el "trágala" como en el siglo XIX,  o la hoz y el martillo a principios del XX; y los que se se las dan de ortodoxos se manejan con el catecismo del padre Astete,  en ignorado  paradero en nuestros días.
     Si contemplo y veo así el panorama que nos rodea, no es para juzgar a nadie; cada cual  con su cada cuala.  Lo único que pretendo es  contar, para deducir consecuencias, con una radiografía fiel. Eso es todo.
     Y esta radiografía me dice que los dos partidos de la vieja escuela, -PP y PSOE-, ven cómo sus votantes cambian de bando en sucesivas pruebas electorales, sin  reconocer por qué; y que, los otros, los nuevos, -PODEMOS Y CIUDADANOS- con  aire de ganadores,  a nada que enseñan la patita dan señal de que sus promesas, fáciles para enfermos desesperados, son irrealizables (más en el caso de PODEMOS) en la Europa  que nos ha tocado vivir.
      A  la vista de las propuestas de unos y otros ¿qué  piensan o dicen los pocos expertos  que avistan el panorama político español desde la UE?
    Son pesimistas si el triunfo se inclinara en favor de PODEMOS.  Se muestran esperanzados si ganara CIUDADANOS. Estarían más tranquilos si el PP-CIUDADANOS-PSOE se coaligaran para gobernar.
    Pero como no saben dónde caerá la bola de la ruleta cuando les hablas del PSOE,  suspenden el juicio. Como no conocen hasta donde llegaría el rigor decisivo del PP si le, pidieran otro candidato, vuelven a quedar suspensos. Y como  desconocen donde está el  límite de CIUDADANOS, otrosí digo.
    Henos aquí, donde la vida no para y el tiempo es oro. La radiografía también indica que los españoles mejor preparados, a la vista del futuro cargado de indecisiones, ya han elegido: el que puede huir, se larga; el que no, se  esconde; y los más desvalidos  se arrugarán a medida que las promesas incumplidas les vayan alejando de Europa y que  la pobreza aumente y nos iguale a todos.
   El objetivo que se persigue es  igual para unos y otros: construir una sociedad con menos pobres (en pobreza y en número) y menos ricos (en riqueza y en número). El enunciado es sencillo, la realización compleja. Por  eso el diálogo ha de ir por delante. Al fin, dar con una sociedad de bienestar donde se mantenga un  equilibrio entre ricos y pobres, entre jóvenes y viejos, entre hombres y mujeres, entre  autóctonos  y emigrantes, entre nacionalistas y unitarios puede resultar habitable.
   En alguna medida esto ya sucede en unos pocos países europeos. Da la casualidad de que de una u otra forma han unido sus fuerzas las derechas y las izquierdas para aproximarse al ideal perseguido.
Esto también sería bueno para los españoles.


domingo, 24 de enero de 2016

ANTE NUEVAS ELECCIONES

     Las última generación de líderes del PSOE no está dando la talla. Esta realidad la  sufren muchos socialdemócratas; sobre todo sus adeptos mejor formados  que se distinguen por su clara  afición a la lectura.              
     Cuando veo  la prudencia exquisita y la disciplina de lenguaje con la que mantiene su discurso un Ángel Gabilondo, por ejemplo, me pregunto: ¿Cómo teniendo un hombre de esta valía han celebrado unas primarias para  elegir  a un personaje inmaduro que destaca por su pobreza dialéctica,  sus vulgaridades  y su soberbia despampanante?
     Un hombre así es capaz de descuajaringar  a la más sólida estructura social que se haya podido organizar por muy esclarecidos varones y portentosas  damas de nuestra época.
     La máximas figuras del poder socialista español no ha percibido  que en España estamos  viviendo  un nuevo período electoral, porque a un figurín le duelen sus ansias de hacer caca en los retretes  monclovitas.
     Una vez orillado, por el Presidente Mariano  Rajoy, el trámite de la investidura, mucho han de cambiar las cosas para que prosperen otras candidaturas en este empeño. Los demás aspirantes la tienen parda. Me atengo a los hechos. El PP goza de la ventaja de su mayoría absoluta  en el Senado y se puede de valer oportunamente de esta coyuntura  para frenar los efectos legislativos que dimanen de la cámara baja. No hay gobierno que resista los cuatro años de duración normal de una legislatura.
     Por lógica, lo más probable es que, en breve se convoquen unas elecciones generales. Los partidos podrán reexaminar su ofertas, perfeccionar sus  programas,  mejorar sus candidaturas, cambiar de candidatos... Una vez más la, política se va a imponer a las razones económicas.
     Desde luego, mucho ha cambiar el PSOE si no quiere verse hundido en la miseria. Y al PP le puede amenazar el mismo demonio de siempre, si es que la media docena de políticos con  talento que aún perduran a su  lado, no advierten que tienen tres sectores desatendidos, absurdamente olvidados, aunque no lo parezca: el social (las clases desasistidas), el territorial (los problemas autonómicos) y  el cultural (la escuela y la universidad). Al PP le faltan ideas nuevas para resolver problemas viejos, que no se arreglan exclusivamente desde el plano de la economía.
    En este período post y pre electoral que estamos viviendo, los españoles han tenido ocasión de ver el teatro de la política por dentro, incluida la claque que, como se sabe, se constituye con los espectadores que acuden para aplaudir interesadamente a los actores  aunque lo hagan mal. ¡Así es la vida!
    No pertenezco a la claque y por eso me muestro crítico. Por lógica hay dos nuevos partidos que están sacando de la siesta al PP y al PSOE. Lo que pasa es que estos dos  últimos no espabilan. Y cuando lo hagan, mucho es de temer que no se atrevan a dar el barrido que se precisa, entre los suyos; causa de sus dilatadas  desgracias.
    Mejor barrer desde ahora que dejarlo para mañana.



viernes, 22 de enero de 2016

A LAS ÓRDENES DE PODEMOS

     Cuando en la Europa unida -más de lo que algunos piensan y menos de lo deseable- elogian desde círculos competentes la política seguida por España durante los últimos cuatro años, por algo será. España había superado serias dificultades, esta señal se consideró positiva  y se tomó como anuncio de que el País  podría salir a flote y reducir el paro y otros problemas a cifras asumibles.
     Pero  lo que en Europa eran plácemes y voces de ánimo, aquí en España se convertían en críticas formuladas con seguridad manifiesta, y se expandía  desde los partidos de la oposición  hasta las capas más insospechadas del pueblo.
     En consecuencia, según el líder socialista Pedro Sánchez, todo, absolutamente todo lo pensado y puesto en práctica por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy, hay  que derogarlo;  quiere una reforma "progresista" y -en consecuencia- no cruzará una palabra (salvo para el insulto personal), con el "regresista" retrógrado y malquerido presidente del Gobierno de España.
     Mariano Rajoy  triunfó en las elecciones generales del pasado diciembre con gran ventaja sobre el segundo clasificado Pedro Sánchez, del PSOE; éste, segundo clasificado en la lid electoral, contabilizó  los peores resultados del PSOE en treinta  ocho años de democracia.  Lo que a muchos avergonzaría, a Pedro  Sánchez le dio bríos.
      Todas las izquierdas diversificadas pusieron sus calculadoras  a echar chispas y el mensaje llegó en oleadas pero diáfano: era preciso echar al PP del poder. A Sánchez,  con mentalidad de caudillo progresista, se le abrieron los poros del optimismo: pensó que la iniciativa era suya. Al fin se nombraría el mismo caudillo progresista, sin poner atención en la realidad de los hechos..
      Los promotores de toda esta compleja operación  -aunque las apariencias lo negaran- eran el líder Pablo Iglesias y el equipo de "Podemos", siguiendo las tácticas ya ensayadas tras las elecciones municipales de reciente celebración: formar alianzas presididas por serviciales figuras para echar al PP del poder y dominar el cotarro; y nada mejor que contar para ello con el Secretario del PSOE, Pedro Sánchez y su entorno.  
     Pedro Sánchez mantendrá con desfachatez su caudillaje, sin reflexionar sobre el  flaco servicio que está prestando a su partido, al PSOE,  y de rebote a millones de españoles. Ellos cargarán con  los errores que serán inevitables según indican los críticos más avezados. (Vease el caso de Grecia). Pero quienes de verdad pagarán las consecuencias  serán las clases medias españolas  y las masas de trabajadores por cuenta ajena que,  verdaderamente  son las que sostienen el corrompido tinglado del que se valen los políticos para  chingar a la plebe.(Vease el caso de Venezuela).
      A esto nadie lo llama progreso, salvo cuatro espabilados que desean mejorar ellos mismos al calor de una política que  promete tanto  y resuelve tan poco.
       Si los socialistas, los que saben de estas cosas, siguen guardando silencio, España (los españoles) lo pasarán mal;  pero el PSOE puede desaparecer. Ese es el progresismo que se ventilará con próximas alianzas. Toda la izquierda creerá haber ganado,  pero solo una será la hegemónica.
       Los españoles se acordarán de Rajoy  cuando las multitudes se empiecen a  descubrir y al fin se enteren  por dónde va la cosa.

jueves, 21 de enero de 2016

TRES ERRORES DE LA DERECHA

    Es para escribir un libro. O  mejor un libelo. Los españoles, salvo una minoría  individualista,  culta y tantas veces traicionada, asumen mejor,  y les convence antes y más,  un libelo (además de ser un "libro pequeño" es un "escrito en que se denigra o infama a alguien o algo". RAE), que un tocho editado con la mejor  buena fe. Me voy a conformar por ahora con una nota breve, una cuchufleta, para sentar las bases, en sus acepción más inocente, de un próximo libelo (D.m).
    El primer error viene de antiguo: no abordar, con generosidad política y justicia serena, el problema  social de millones de españoles, conciliando el principio de la igualdad tan anhelado,  con el no menos práctico y justo de la equidad. (La derecha ni zorra idea; no lo hace y si lo hiciere no lo sabría vender).
    El segundo error: haberse olvidado de la escuela activa y moderna, con grave perjuicio  de las clases  más cultas y en beneficio de unos pocos entregados al adoctrinamiento cuasi religioso de los nacionalismos, asunto éste que bien se merece un  ensayo filosófico. Tema delicado como para encomendárselo  a toscos y prepotentes ministros, y no a verdaderos artífices de eso que llaman la educación. (La derecha, en esta materia, sigue dormida a pierna suelta "a la orilla de un pozo,  sobre la fresca hierba").
     El tercero y más corrosivo error: el consentido e impune latrocinio del erario, instalado en  los innumerables y mal vigilados recovecos de la Administración pública, al que se adhieren cual ladillas las plagas  de descuideros y bergantes  de toda España y parte del extranjero. (Se forran mientras los líderes  derechistas  pasan a formar parte de una lista de tontos inconmensurable. Los  rampantes hacen su carrera en pocos  años pero la capa robada no aparece).
     La política siempre  ha de empezar por casa, donde la buena administración  permite que todos aporten algo al fondo común, sin perder de vista  que nadie ha de gastar de lo que no tiene.   Es el cuarto error que hoy por hoy me lo callo por vergüenza.
     ¿Pero qué hemos hecho los españoles para aguantar ésto?



miércoles, 20 de enero de 2016

UNA DEMOCRACIA INMADURA

     Entre españoles está extendido el hecho de que las encuestas nunca aciertan en sus pronósticos y, sin embargo, desde las predicaderas  partidistas se manejan como si fueran, de verdad,  gloria bendita.
     En este mismo orden de cosas, los que se dicen politólogos sacan sus conclusiones que, bien miradas, asustan. No importa. Que un partido  además  de perder las elecciones haya contabilizado como un éxito los peores resultados electorales en treinta y ocho años, es para su líder una señal clara, que le da derecho a gobernar valiéndose de elaborados subterfugios. Claro está:  el ganador auténtico de las elecciones tampoco puede tirar cohetes, sin duda porque en sus  filas  hizo  mucho daño el no haberse apartado a tiempo y feriado a bajo precio el  desecho de tienta y cerrado de su ganadería. En cristiano, por la caridad llega la peste.
     Tengo la íntima convicción de que cada pueblo sufre a los gobernantes que se merece  y de ahí deduzco que los países más cultos, se han ganado el derecho  a tener más y mejor donde elegir para gestionar la marcha de su país. Por eso gozan de un buen nivel de vida en beneficio de las mayorías.
      No dejo de reconocer que en España todos somos muy listos, aunque ninguna de nuestras Universidades figuren entre las ciento cincuenta mejores del Mundo ni los escolares españoles se clasifiquen entre los más preparados según los  informes de PISA. Somos listos pese a todo, y como verán se nota hasta en la calle. Listos  y progresistas porque una cosa no quita a la otra. Pero así nos va.
     Pronto se  deshará el nudo gordiano que impide aflojar las ataduras impuestas  -dicen que con mala intención- por el Gobierno anterior; si duda  por el placer de hacer daño a los más débiles.
     ¡Ya veremos! Las suspicacias, ahora que se prepara la mesa de juego de los nuevos aspirantes para formar Gobierno,  despiertan más temores que confianza. Mal asunto que antes de empezar se vean las trampas  que se hacen por  estos  que quieren "poder" (sin jota) en su propio solitario.
     ¡Mucho ha de cambiar el paisanaje si  queremos  que cambie el paisaje!

    

martes, 19 de enero de 2016

LA LEALTAD CONSTITUCIONAL

     La lealtad es una virtud muy difícil de localizar dentro del género humano, sobre todo si el aludido, bípedo implume, se dedica a la política al calor de la democracia y jura o promete, en un acto solemne,  cumplir fielmente los dictados de una ley.
     Sin meternos en profundidades discursivas, los pueblos de cada país y sus políticos -dentro del mundo civilizado- parecen estar de acuerdo en organizar su vida social con  democracias representativas, para asegurarse de este modo la convivencia pacífica y la prosperidad.  Ese "estar de acuerdo" exige la vigencia de un conjunto de leyes generadas desde una norma  básica: la Constitución.
     Todas las leyes se pueden mejorar y hasta suprimir  por el cauce legal  previsto. Así nace el acuerdo que obliga a todos, para posibilitar  esa deseada convivencia, de cumplir  las leyes democráticamente aprobadas.
     Este principio básico es indiscutible y en el momento en que alguien no  lo cumple se coloca fuera del régimen democrático y  tiene su penalización legal que se hace efectiva  por vía judicial y en su caso ejecutiva.
     ¿Qué valor tiene un juramento o promesa constitucional y que consecuencias tiene su incumplimiento? En España su valor es nulo y las consecuencias no aparecen. Esto a pesar de que se entienda que las leyes son de cumplimiento obligatorio  del que no se  excluye ni a los que recurren a su ignorancia.
     Pero en España, pueblo difícil a todos los efectos,  creen algunos que  diciendo chorradas en un acto público de jura o promesa están libres de todo ejercicio de lealtad a unos principios. Han pasado a la historia los ritos solemnes de corte medieval (si cumples, que Dios te lo premie y si no, te lo demande). Ahora bien, ¿acaso al ridiculizar las formas  se libran de toda penalización?  Pues "sí" y "no". El "sí"  lo estamos viviendo en Cataluña: parece estar legalizada la desobediencia constitucional; ni les pasa nada a quienes no cumplen con la Ley de leyes ni parece que les vaya a pasar. El "no" lo viven cada día millones de españoles de a pie, a nada que se descuiden por aparcar -por ejemplo- su coche en doble fila en caso de necesidad. Los  que pagan  culpas ajenas siempre son los mismos.
     La verdad es que juramentos y promesas, en España  sobran. Bastaría con informar a  quienes fueran  a desempeñar cualquier cargo público de lo siguiente: "La obligación que hoy asume, si no la cumple con rectitud, le puede llevar a la cárcel. Tome nota y le damos por  enterado."
    Si esto que aquí en España ocurre se llama democracia, las cascarrias son  caireles.
 
     
   

lunes, 18 de enero de 2016

JUEGAN CON DOS BARAJAS

     Si me preguntaran si soy partidario de las concesiones autonómicas, diría que sí, a cambio de que los concesionarios cumplieran a rajatabla,  costare  lo que costare, con el criterio de solidaridad  del artículo segundo constitucional, que reconoce el derecho a las "autonomías de las nacionalidades y regiones" a cambio de "la solidaridad entre todas ellas". O sea: se les  da el derecho  a ser autónomos y se les pide el deber de solidarios.
     Lo importante o lo esencial de toda autonomía, para que esta sea duradera y eficaz,  es facilitar la convivencia entre vecinos de forma que llegue a ser justa y  equitativa. Y la verdad, en España, vistas en su conjunto las autonomías desde esa torre de vigilancia que  llaman el "hecho diferencial", es que la controvertida solidaridad, base de la  convivencia autonómica, está desdibujada y no se apoya  en principios racionales  y constructivos. El separatismo no es sino una muestra insolidaria.
     Ahora se habla, para enderezar el entuerto, de dialogar de nuevo, de hacer reformas, de contentar a todos, de endulzar la mar salada. Lo cual, además de complicado, es imposible tal y como se muestran los unos contra los otros;  entonces los milagreros dan con la solución: nos dicen que España es plurinacional y para unir naciones  existe el federalismo.
     Pero el federalismo -y no es casualidad- surgió para unir a pueblos o países desunidos, no para desunirlos primero y luego volverlos a unir. No es racional, pese a que un tal Pedro Sánchez vaya por ahí pregonando el invento como si fuera un crecepelos.
    No obstante, imaginemos la desunión: cada nueva nación con derecho a organizarse, lo hará  a su modo y manera y algunas se decidirán a ir por libre o a circular por la izquierda y otras no;  y aquí paz y después gloria.
     No se cuenta, por ejemplo. que la posesión del Condado de Treviño podría dar pie a una guerra entre Euskadi y Castilla, ni con que los primeros pidan la devolución de la Vasconia irredenta hoy castellana, donde los topónimos indican que aquellas tierras, antes de ser otra cosa,  fueron vascas. O bien pensado, están ahí, por otro lado,  los países catalanes... Toda una nación, Cataluña la grande, con más derecho que ninguna a reconquistar espacios propios según su historia, y por tanto  a tener nuevas fronteras, su propio ejército, sus embajadas, su puesto en la ONU, su organización supranacional según los separatistas desean.
    Todas estas novedades, y otras que ni cuento, están siendo divulgadas con el insano afán de satisfacer las ansias de cambio de algunos en aras de eso que llaman "progresismo"; no hacen sino  confundir la gimnasia con la  magnesia; ansias de cambio a lo grande  en horas  convulsas, pese a que Iñigo de Loyola, vasco a conciencia, aconsejara: "en tiempos de tribulación no hacer mudanza"; y menos aún cuando los países progresistas de verdad ya han decidido borrar fronteras  entre vecinos con vistas a crear un mundo mejor.
    ¡Sin novedad señora baronesa...! La vieja historia terminó en una horrenda  guerra civil.
 

viernes, 15 de enero de 2016

¡REDIEZ QUE TROPA!

     El Conde Romanones lo dijo con palabras más gruesas,  al fracasar una votación a su favor convenida entre académicos,  para hacerlo  miembro de la RAE.
     En las últimas elecciones generales dos partidos de  Cataluña, declaradamente separatistas  e incumplidores de la ley, con representación en el Senado, han conseguido el apoyo del PSOE, que se proclamó defensor acérrimo de la unidad constitucional de España, para que en tal  Cámara tengan su propio grupo con ventajas crematísticas y parlamentarias que reglamentariamente no les corresponden.
      ¿Por qué? Todos los pronósticos apuntan a que Pedro Sánchez, Secretario del PSOE, está así trabajándose la abstención de ambos partidos en la Cámara baja,  cuando -como tiene proyectado- pida la investidura para ganarse el derecho a Presidir el Gobierno de España que pretende constituir.
      El PP ha guardado silencio ante el dislate, en unos momentos críticos propicios para que los suyos pierdan la fe en Mariano Rajoy y cambien el voto o se abstengan en unas próximas y muy probables elecciones por tanto prometer en vano..
      El PSOE gracias a Pedro Sánchez, seguidor de la escuela de Rodríguez Zapatero, está despedazando  al PSOE y vendiéndolo en almoneda por un plato de lentejas. Si esto terminara mal, como es probable,   "Podemos" se haría el amo de la izquierda, en tanto unos pocos socialistas románticos seguirían al centenario partido   para cantarle el gori gori.
      Y cuando al vecino veas pelar... Podría decirse que al PP -metido en ñoñerías- lo puede desplazar Ciudadanos, porque  no cabe prodigarse con el anuncio de mano dura para quienes se desmandan e incumplen las leyes, para luego no hacer nada.
      Desde aquí desconfío de algunos mensajes derivados de sendas encuestas. No lo olviden: tal
y como van las cosas, PP y PSOE irán desvaneciéndose en beneficio de Ciudadanos y Podemos, respectivamente.
     ¡De aquellos polvos...!

jueves, 14 de enero de 2016

DIOS, PATRIA, FUEROS, REY

    El diputado Aitor Esteban ha defendido  la idea de que los vascos son un pueblo y una nación que, desde la pluralidad, han de dar conjuntamente los pasos hacia un nuevo estatus jurídico y una nueva relación con el Estado.
    En román paladino ha sonado la hora de pedir más competencias al poder central, en favor del poder autonómico, o -mejor aún-  de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, (el País  Vasco o Euskadi estatutario), en sus relaciones con el resto de España. Porque bien  mirada la cosa si,  como parece, Estado es el conjunto de medios materiales y humanos necesarios para gestionar el poder - se supone que en beneficio del pueblo-  en nuestro caso del pueblo español con vascos y catalanes incluidos, el Sr. Esteban, ha de saber que él es Estado, como lo son el Gobierno Vasco, el Parlamento autónomo o tantas otras instituciones que,según la doctrina nacionalista, han de verse separadas de un país al que se sienten atadas por la fuerza. Los vascos peninsulares se dieron unas instituciones (las actuales) que son Estado (español) por voluntad mayoritaria, que aprobó un Estatuto que siempre incomodó a los auténticos nacionalistas.
     Vieja historia que amanece con la primera carlistada,  resumida su doctrina en un lema: "Dios, Patria, Fueros, Rey". Perduraban aún cuando otro carlista arrepentido, Sabino de Arana, llegó  a esta conclusión: los vascos nunca tuvieron reyes. Y el lema, ahora en vascuence, se redujo:"Jaungoikoa eta legizarra"-"Dios y ley vieja". O sea Dios y fueros originarios, no concedidos. Es decir,  Dios y soberanía vasca.
     Esto es lo que quiere el Sr. Esteban, diputado, que reintroduce el ideario de siempre, con distinto
ropaje, porque las circunstancias han cambiado y anda Europa  por medio..
     No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que la situación de España está pidiendo  un diálogo a prueba de escépticos. Pero no un diálogo sentimental y presionado por movilizaciones que responden al manejo emotivo del problema. Ha de ser un diálogo razonado, con miras puestas en el futuro complejo y muy extenso de un país dentro de Europa, y no en mitos ni en historias manipuladas y además de vía estrecha.
     Es de temer que los nacionalistas vascos, en el nombre de Dios y del casi sacrosanto y mítico historial de su paìs, se vayan a estrellar con los nacionalistas españoles,  capaces de orear el también sacrosanto sepulcro de El Cid Campeador, cuando las sociedades han de resolver problemas que obligan a uniones generosas y sobre todo solidarias.





miércoles, 13 de enero de 2016

PRESAGIAN NUEVAS ELECCIONES

     Han podido escuchar, a través de sus líderes, vía Antena 3 desde el Congreso, los objetivos que se han marcado los cuatro principales partidos políticos de España que hoy se estrenan como parlamentarios: el PP, el PSOE, Ciudadanos y Podemos.
     A medida que los escuchaba sentía la necesidad de preguntarme: ¿A quién votarías? y luego me hacía esta reflexión-pregunta: ¿Y qué más da si no hay elecciones anunciadas?
     Mariano Rajoy reconocía que los últimos resultados electorales estaban pidiendo un cambio. Por eso ofrecía una alianza PP-PSOE-Ciudadanos.
     Pedro Sánchez, interpretaba que era necesario el cambio con sello progresista, para el que contaba con Podemos y compañeros bolivarianos; sello que divide a su clientela como se demuestra cada día que pasa.
     Pablo Iglesias exige un cambio radical de inspiración religiosa,  porque su verdad no es racional sino evangélica y sus seguidores creen en los milagros, como si España fuera Venezuela.
     Y por ultimo, Albert Rivera, sereno, pacífico y calculador, prepara su próxima campaña desempeñando el papel de hombre bueno: el papel de mediador, porque los electores han pedido un cambio que consiste en lograr acuerdos y que los políticos no anden a la greña, para lo cual -ejemplarmente- han de ceder todos, y él también dando ejemplo.
     Fue entonces cuando me caí del burro: Albert es el más listo de la camada. Su teoría es noble, es buena, es positiva y si se cumple es la que más rendimiento electoral puede darle.
     Mariano se está jugando el puesto que según ha manifestado desea conservar, por estar al frente de la lista más votada. Un error que le puede causar muchos disgustos. No es aconsejable que los  demás sepan cual es tu más íntimo deseo. Tiran a dar.
     Pedro, un buen hombre aunque simplista, saca a relucir para hacer trampas el naipe usado y ya seboso del progresismo, sin darse cuenta de que el primer fornicado es su partido al que está llevando a la ruina si no sale alguno de su cuerda a pararle los pies.
    Y Pablo, que cambia de programas como de camisa (¿qué nos queda de aquél Pablo intérprete de las algaradas callejeras que repudiaba al PSOE por pertenecer a la "casta" y que ahora quiere que además le hagan la cama?).
     Todos están pensando en las nuevas elecciones. Hagan pronósticos. Mucho me temo que no servirán  para nada. Otro día les diré  por qué.    
 

martes, 12 de enero de 2016

ODIOS IRREMEDIABLES ENTRE POLÍTICOS

     Suelen darse,  entre políticos, situaciones enconadas que les inducen a no ser objetivos y equilibrados cuando se les pide que actúen en beneficio de la inmensa mayorìa de un país. El odio trufado con la política  repercute, casi siempre, en  quienes menos culpa tienen.
     Cuando el odio anida, para más inri, en personas ambiciosas, capaces de cualquier hazañería con tal de ver satisfecho su medro personal, se puede llegar   al acabose; por ejemplo al cierre en falso de un problema, algo que ya ocurrió durante el período constitucional con la creación del sistema autonómico, ideado para apagar los odios, herencia de la guerra civil,  de muchos nacionalistas. No quisieron darse cuenta los gestores autonómicos, de la realidad que ya se vivía cuando se forjaba democracia. No eran autonomistas, los que reclamaban la autodeterminación, sino  separatistas. No se puso auténtica voluntad por solucionar el problema. Sencillamente se limaron asperezas y desde el poder central se toleraron conductas que sobrepasaban los límites legales a las que ya, bajo el apelativo de "nacionalidades" (en realidad conatos de nación), se les consintió que fueran instrumentando una estructura nacional, a la que sólo le falta hoy que alguien pise  el pedal de arranque. Ni más ni menos: lo que ahora ocurre en Cataluña.
     Los políticos españoles, a los que hemos confiando la defensa de las Españas (nuevo Estado plurinacional, según algunos quieren vendernos la anomalía),  están  disimulando  con gestos de serenidad controlada, su vulnerabilidad,  su indecisión... En el fondo su miedo a resolver el problema.
    Claro está: los partidos más responsables están fraguando una nueva y seria pérdida de votosque se contabilizará  en la  campaña electoral que sea vecina.
    Hay momentos en la vida de una nación -si quiere seguir siendo una- en que la medicina no vale. Hay que cortar por lo sano. Y la cirugía, que a veces bien controlada suele ser curativa,  sirve para sanar al paciente. Solo estoy hablando del artículo 155 constitucional.

lunes, 11 de enero de 2016

DEMOCRACIA CON TRAMPAS

     España es uno de los pocos países donde se ha consentido de hecho - pese a  tener aprobada y vigente una Constitución que "se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española" - que algunos de  los máximos representantes elegidos por el pueblo para legislar, después de haber jurado o prometido lealtad a los principios constitucionales, se valgan de las instituciones y de los medios que les proporciona el Estado,  para atacar  y poner en peligro precisamente la unidad patria.
     ¿Se había previsto en dicha Constitución que tal fenómeno político se podía producir? Estaba previsto. ¿Se tuvo en cuenta que para evitar esa trampa  era necesario dotar a las autoridades de medios que sin salirse de la normalidad ni paralizar al País, sirvieran a la gran mayoría de españoles constitucionalistas para que España no se desmorone? Sí; se tuvo en cuenta.
     ¿Pueden  admitir las autoridades competentes y los españoles de a pie que, trampeando a la democracia, se llegue a consentir (hablo de un probable próximo futuro) que se forme un Gobierno de España  consentidor de su  ruptura, previa  traición  y nuevas trampas, al principio de unidad dispuesto en la Constitución española? No deben consentirlo; sin embargo estamos corriendo el riesgo de que esto suceda.
     Ante esta amenaza que nos viene encima, los partidos constitucionalistas están obligados a dar una respuesta mesurada pero clara, firme y comprometida a la defensa de las leyes hasta el final;  y si así no sucediera,es decir, si las demás fuerzas políticas no respondieran y se dispusieran a mantener su compromiso, el Gobierno -aun estando en funciones-  debe pedir el apoyo popular (hay varias fórmulas para hacerlo) para acabar con todas estas trampas y desmanes.
     El poder y las firmes decisiones, son para las ocasiones.
   

viernes, 8 de enero de 2016

LA CASTA Y EL LOBO

     No soy partidario de establecer comparaciones pero,  en la historia electoral de los últimos años, ningún partido político  ha conseguido batir la marca de "Podemos" para, en unos meses, situarse en el Parlamento - en la primera convocatoria general a la que concurre- como tercera fuerza política con posibilidades de formar parte de un Gobierno.
     ¿Dónde está la clave del éxito?
      En el desprestigio de sus rivales y en la versatilidad de sus proyectos (los de Podemos) para contentar a unos y a otros;  eso sí, nadie como ellos ha sido capaz de  actuar con  soltura y desparpajo en nombre de la democracia más depurada, ni a  exponer sus éxitos  de lobo rapaz con ropajes de cordero democrático.
      El desprestigio creciente, de los que ostentaban el poder, llegó al cinismo de intentar mantenerse impunes mintiendo hasta la inocencia; algo que parecía pactado. En esa basura "Podemos" metía la patita y la sacaba para mostrarla con piel de cordero, mientras escondía su dentadura de lobo.
     Sus  proyectos o programas, (los de Podemos) tan prometedores como  inadecuados para las masas de electores que tenían algo que perder, tenían su razón de ser y su eficacia para los sectores desvalidos y olvidados que estaban sufriendo,  por añadidura, los efectos de una crisis demoledora para todos los que se quedaron sin trabajo o vieron mermados sus ingresos.
      Las víctimas de este castigo (los partidos políticos más votados) han tenido dos tipos de reacción: el primero ha reconocido los hechos y a trancas y barrancas parece que quiere regenerarse, tras de perder votos a esgalla. El segundo, mas o menos, está dispuesto  a seguir  el consejo: "si  tu enemigo es muy poderoso, únete a él."
      En este juego la batuta la tiene el amo (más que jefe) del populismo hispano llamado "Podemos"
La solución es un acertijo. La dejamos para próximos números.

jueves, 7 de enero de 2016

CRECER, SUBIR, DESARROLLAR...

     Vivo, a plena conciencia, la edad del decrecimiento. La naturaleza suele ser piadosa con los ancianos y pienso, -tal vez me equivoque- que la pérdida de memoria es algo connatural y conforme a la naturaleza del ser viviente, para que éste no sufra.
     Lo primero para el recién nacido es  crecer. La familia -necesaria para que la criatura crezca  equilibradamente- también lo hace. El crecimiento genera el clan y en dimensiones más amplias, el clan asociacionista crea la tribu, los pueblos, los países,  el imperio; y si entran en decadencia se produce el fenómeno contrario: la familia, el clan,, la tribu el gran país, el imperio, se arruinan, se desmoronan...y arrastran por  los suelos todo el esplendor de épocas anteriores Terminan siendo un vestigio, hasta perder la memoria de lo que fueron para no sufrir.
     A mi entender, lo que sucede en Cataluña es la fase final de un largo, lento e inevitable decrecimiento de la España imperial, a la que vascos, gallegos, catalanes, andaluces, extremeños y demás pueblos  de la Península ayudaron a crecer, subir, desarrollar; así  hasta que perdieron la memoria, señal de que había llegado su decadencia.
      El choque de trenes sólo  conduce a la ruina y a la muerte. Por eso, a mí que no he perdido la memoria, me sucede algo fácil de explicar pero difícil de aplicar: me sucede que veo la salvación  en una  Europa que se asocia para crecer, donde el país llamado España se instala con la misma idea. Si queremos pintar algo en esta Europa unida,  no  es dividiendo la Península en taifas, sino presentándonos formando piña.
      Europeizar España ya era una ilusión de la generación del 98.

miércoles, 6 de enero de 2016

PREPARADOS PARA LA EMBESTIDA

    A mi entender todo sistema democrático parte de un hecho comprobado hasta la saciedad: las opiniones del pueblo son tan diversas que se hace preciso racionalizarlas. Para eso aparecieron los políticos que después de clasificar las demandas se inclinaron por  dar prioridad, unos a los problemas sociales -directamente- otros a los económicos, como medio idòneo para mejorar la situación social de las personas.
    Para unos, lo primero y necesario es repartir con equidad y justicia lo que  tenemos y algo más. Es decir que si hemos de endeudarnos no importa; ya  pagarán la deuda futuras generaciones si nosotros no pudiéramos.
    Para otros lo importante es crecer produciendo bienes y servicios que luego se venden y exportan.
El beneficio es el único bien susceptible de reparto. Cuando se acaba no hay más, a no ser que se siga produciendo y exportando.
     Con este esquema estoy trazando unas líneas para que se entienda que son dos las corrientes que dominan en la actualidad la política española y que -sin olvidar otros problemas- estas tendencias se presentan como excluyentes: aquí el poder es del uno o es del otro. No valen términos medios.
     La política no es un pretexto para el desahogo de las multitudes. La política democrática atiende a la solución de los problemas desde la razón y ésta obliga a pensar en la inmensa mayoría: en nuestro caso en la suma de opiniones manifestada electoralmente. En suma: lo más justo sería dar con una política de equilibrio, sobre todo en el problema socio económico.
     Los políticos que dicen no de forma absoluta a cualquier propuesta racional, son unos títeres o, más exactamente, unos esclavos de sus prejuicios. Cierran el paso a toda razón con base en rencores personales o -lo que es peor- porque ven peligrar su propio beneficio derivado del  poder que ostenta.
    La situación personal de muchos políticos, niega la solución racional a muchos problemas en perjuicio de todos. Esos políticos suelen ser partidarios de la embestida para salirse con la suya.

martes, 5 de enero de 2016

LA LÓGICA MANDA

    Después de aconteceres mil, los años te enseñan que, en medio de un mundo enfollonado (follón: desorden, enredo, complicación), la democracia viene a ser una balsa de aceite. Pero  ¿qué  es democracia?
     Tecleo y le pido a "Internet" que me informe y, a la cabeza de todo un repertorio de respuestas, aparece la siguiente definición de democracia "Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes".
      Me pueden decir que una democracia es ésto y mucho más, pero lo del "control de los gobernantes" también entra en juego, si bien el pueblo delega su derecho a ejercerlo, en unos  representantes elegidos, entre otros, para ese fin.
      Henos  aquí con un imprevisto, muy propio de esta España con ancestros celtibéricos y otras mezclas, donde se da  el caso de que una parte de estos representantes del pueblo,  montan en Cataluña un cirio  (armar jaleo o alboroto) que dura semanas, todo ello para incumplir la ley que les obliga a no mear fuera del tiesto, como es el hecho de que quieran  desenchufar la conexión (así lo dicen con una naturalidad que espanta), que une a  Cataluña con el Estado Español, como si tal región no fuera España.
      Los españoles que residen allí y los que habitan en otros territorios, en virtud de una Constitución vigente, aprobada también en Cataluña, están favorecidos por  los mismos derechos y sometidos a las mismas obligaciones. Es lógico, en consecuencia, y por lógica, que no hay españoles de distintas clases y que la desconexión citada afecta a todos por igual. Es decir a todos los titulares de esta nacionalidad, vivan donde quiera que sea.
     El primer y más honesto acto coherente con esa demanda de desconexión, sería la renuncia a la nacionalidad española por parte de quienes no quieren ser españoles. El contrasentido se da, cuando se les autoriza o consiente a esos no españoles a conspirar en perjuicio de los que no  reniegan de su españolidad.
       Ante este hecho registrado en España, inconcebible entre gentes de buena fe y desarrollado con una falta de lógica legal (que  suele ser la más lógica de las lógicas), todos hemos de reconocer que los españoles no  viven  en democracia ni en  cosa que se le parezca.
       No  sabemos quién, pero alguien está  consintiendo que cada español se sienta traicionado, sin darse cuenta el aludido de que esa traición, no denunciada pero presente en la memoria de los españoles,  va en descrédito de los llamados a intervenir para sanar al enfermo.
       Lo malo de esa situación es que el relevo, el aspirante a gobernar, se presenta con el remedio en la mano y esto le quita votos al que ahora tiene en sus manos la posibilidad de aplicarlo  pero, contra toda lògica, se abstiene de hacerlo.
       Estas cosas las ve un niño, pero los dioses  ciegan a quienes quieren perder. La lógica al fin se impone.

lunes, 4 de enero de 2016

VERDADES ENGAÑOSAS

     Los malos políticos suelen abrirse camino,  y prosperar a pasos gigantescos,  si aciertan a condenar las injusticias que conmueven a ese colectivo llamado pueblo. La conciencia popular es muy sensible  y acepta de buen grado los remedios que se propongan para acabar con estas injusticias,  siempre que sean creibles y no le cuesten particularmente ni un euro al que las escucha pero no  le afectan.
     Una verdad, a la par que justa bien relatada -con el énfasis puesto en sus componentes dramáticos- resulta conmovedora y predispone el ánimo de cualquiera  en favor de quien se sienta capaz de restaurar la justicia tan vilmente violada.
     Tomemos como ejemplo los bajos salarios que han de aceptar numerosos trabajadores en España para no morirse de hambre. La precariedad salarial es una injusticia inadmisible. Como primera providencia, -pìensa cualquiera con buena voluntad- hay que establecer un salario mínimo obligatorio y digno.
      El partido político que prometa la reparación de esta injusticia, ha dado un paso importante en favor de sus candidaturas; si además asegura que se implantará esa medida -salario mínimo obligatorio y digno- tan pronto alcance a manejar las riendas del gobierno lo llevan las multitudes en procesión. El salario digno supone elevar en un cuarenta o cincuenta por ciento el total del ahora vigente.
     Los empresarios, avisados con tiempo, al ver que la promesa al alza del salario mínimo puede prosperar, hacen sus cálculos: en el caso de que tomara cuerpo  esta propuesta, -se dicen muchos de ellos-  mi negocio entraría en pérdidas.
     La sola probabilidad de que esto suceda, frena la actividad de muchos empresarios, llegando incluso a no renovar el empleo de aquellos con su contrato a punto de caducar. En suma, en las circunstancias actuales, toda reforma que vaya a cargo del empresario es disuasoria. Aumentaría el paro en perjuicio no sólo de los desempleados, sino de ese colectivo llamado pueblo.
     Podría satisfacerse esta cuenta con cargo al erario público, pero en ese caso se corre el riesgo de superar los  límites de déficit público y seríamos llamados a capítulo desde la Unión Europea. (Cómo ha pasado en Grecia).
     La solución la tiene "Podemos" : salir de la Unión, y manejar por libre la maquina de hacer billetes, lo cual traería consigo la devaluación de la moneda, que es tanto como perder la gasolina que mueve al coche, por el tubo de escape. (Cómo pasa en Venezuela).
     Hay verdades que contadas a medias hacen más daño  que las mentiras.

sábado, 2 de enero de 2016

LAS PROMESAS COMO CEBO POLÍTICO

    Tengo que apelar a mis recuerdos para deducir cuántos se dejan seducir por promesas electorales, de cumplimiento dudoso o imposible, pese a lo cual pueden resultar oportunas y acertar con los deseos de la mayoría.
    Los primeros pasos que dio Adolfo Suárez, al liderar a la UCD, estuvieron cargados de moderación, de buena voluntad y de tolerancia. Entonces dijo aquello de "puedo prometer y prometo" y se ganó la credibilidad de muchos españoles  en favor de una deseada democracia,  por ser una oferta dirigida a una sociedad muy trabajada por el antifranquismo. Hay que reconocer que Suárez procedía de los cuadros mas selectos de  la denostada dictadura;, un tanto en su contra, y sin embargo supo ganarse a una mayoría de electores.  
     El PSOE se lanzó en otra convocatoria  a convencernos con otra frase: "Socialismo  es libertad", Cualquiera, entre los informados, podía objetar: "¿Libertad? Según y cómo" Pero los asesores de campaña no lo dudaron. El viento era favorable a una tolerancia ya iniciada, pero  de corto desarrollo; había llegado el tiempo de dar fin a una larga serie de prejuicios limitativos de los  derechos fundamentales y de la expansión de  las libertades públicas.
    En nuestros  días "Podemos" se presentó en sociedad con un cuadro de promesas y   de tendencias inspiradas en la política bolivariana, aunque llegaban noticias de que una nación como  Venezuela estaba al borde de la quiebra... Pues pese a esta realidad de sobra conocida, con la simple promesa de reproducir el milagro de los panes y  los peces en favor de los desvalidos, los líderes del partido se han hecho  dueños de un importante caladero electoral. No olvidemos que para cumplir lo prometido, a juzgar por lo sucedido en otras naciones, se  desbarata a las clases medias, que suelen ser las que cargan con el peso de los errores tan palmarios como los detectados por "Podemos"
    ¿Qué pasa con el  centro derecha (PP) y con el centro izquierda (PSOE) que han perdido votos a esgalla?
     Muy sencillo: que además de no  ponerse de acuerdo, de verdad, y con un mismo plan para limpiar los cuadros pòlíticos de gente corrupta y de personas cómplices por acción u omisión, -con lo que habrían ganado en credibilidad- no han sabido hacer promesas tentadoras de las que llegan al corazón de los votantes.
     Se han dedicado a mirarse su ombligo, para reafirmarse  en lo buenos que son, y  el culo ajeno para descubrir y alegrarse, la podredumbre del otro por  no decir lo que todos piensan. El mensaje que llegaba al elector no podía ser más nocivo. Se han hecho daño mutuamente el PP y el PSOE, en beneficio  de sus nuevos competidores, pero no de sus votantes.
     Me habría gustado que ambos partidos, ante un mal tan grave como el que sufrían millones  de españoles, hubieran prometido de mutuo acuerdo, por ejemplo, -además de perseguir a los corruptos- una descarada ayuda  en favor de las familias trabajadoras con voluntad creadora de puestos de trabajo, individual o solidariamente, para salir de la crisis.
     Me dirán que ambas cosas, perseguir a los corruptos y ayudar a crear opuestos de trabajo. son imposibles. No tanto.  Sólo  les faltaba lanzar esa idea al público y propagar que ambos partidos de centro irían unidos para realizar ambas tareas. Se habrían ganado la credibilidad de las gentes con dos proyectos realizables. Mucho más realizables  que los de otros que prometieron  con las manos vacías y ya han triunfado.
     En pueblos pequeños, muchos vecinos están reñidos pero, si hay un incendio grave y no tienen parque de bomberos, saben entenderse  para sofocarlo unidos. Claro que para obrar así, hace falta una cierta grandeza y olvidar rencillas.