martes, 5 de agosto de 2014

EL SUSPENSO DE LOS POLÍTICOIS.

   Hay algo que los políticos no quieren entender y, en consecuencia al resto de las gentes les llega un mensaje que induce al error.
   Al  designar a "los políticos" me estoy refiriendo a los que ejercen como profesionales de la política y viven a expensas de esta dedicación tomada por ellos como oficio.
    Su principal error radica en que  sabiendo que nadie les ha ungido para actuar  como apóstoles de la verdad,  y por tanto mensajeros de lo cierto, creen -- pensemos que de buena fe --, que su verbo da en la diana y, en consecuencia,  ha de hacerse lo que ellos dicen, sobre todo si el voto les favorece.
    Para legitimar su actuación este es su argumento: basta con tener el voto de las mayorías. ¿Y eso tiene algún valor? El voto depende de muchos factores, pero casi nunca viene inducido por una justa apreciación de lo que vale cada político.
    Verán: las encuestas pueden,  para detectar esta valía de cada personaje  político,  ser más exactas que los votos.  Y no es casualidad que las encuestas den a todos nuestros jerifes  las más sustanciosas calabazas.
     Si el voto fuera justo ninguno de ellos podría gobernarnos.  Y sin embargo, ahí están, impartiendo doctrina.
     !Algo no marcha en la farándula formada por figuras de la política!

     ME VOY DE VACACIONES.
     UN AFECTUOSO SALUDO A TODOS.
     ¡¡¡HASTA LA VUELTA!!!
   

lunes, 4 de agosto de 2014

CUANTO PEOR, MEJOR..

   Cuando algunas familias  bilbaínas  venían a veranear al pueblo -una aldea alavesa de trecientos habitantes la mayor parte de los cuales no había visto el mar- nos parecían ricas sólo porque sus niños llevaban un sombrerito para el sol, pantaloncillos de mil rayas sin petachos en el culo y unas sandalias,  mientras  los niños aldeanos  vestían ropas muy gastadas y con remiendos y calzaban alpargatas   deshilachadas. Luego, ya mayor, supe la verdad: sus padres eran trabajadores del sector servicios, una clase media baja, que venían al pueblo en busca de  una atmósfera limpia de impurezas -no como Bilbao-, haciendo un sacrificio para que  sus hijos  respiraran aire puro y se les abriera el apetito.
   Todo era relativo, pero estos veraneantes ya vivían un estado del bienestar respecto a muchos de sus convecinos; algo de lo que se hablaba  poco y se hacía menos en la vida real. ¿Saben qué pasaba en esos años de la II República? Sencillamente, vivíamos los efectos de una crisis mundial y, mucha gente, no tenía para comer y menos para vestir. Esta situación era insostenible y la vida de cada cual tenía muy poco valor. Las diferencias sociales se ventilaban, en demasiadas ocasiones, a  tiro limpio y en las calles. El paro no se cifraba en estadísticas pero en cada pueblo, si quedaba vacante un puesto de trabajo, jamás se daba a un forastero: la prioridad  beneficiaba  a uno del  municipio. Y nadie hablaba de discriminación
   Aquella situación se agravó y terminó en una guerra civil para no solucionar nada. Me hice pacifista, en plena  guerra, de puro miedo. Mi quinta -de durar más la contienda- habría sido movilizada.  Y esa coña marinera te metía el susto en el cuerpo.
   Por eso, en nuestros días me asombra   lo difícil que  resulta  para los políticos unirse a su adversario cuando se trata de sofocar un mal generalizado, un incendio que perjudica a todos. No quieren ni un mal arreglo. Sus esperanzas están en que  se pudra el malestar, para ellos alcanzar el poder con promesas de difícil cumplimiento..  ¡Ya es triste! ¡Cuánto peor, mejor!

sábado, 2 de agosto de 2014

CLASES MEDIAS Y CLASES TRABAJADORAS..

   A los socialistas de nuevo cuño les tenemos oído citar reiteradamente  las clases medias y  trabajadoras;  señalan así dónde está su caladero de votos.
   A fuerza de estudiar idiomas regionales, el manejo que hacen del idioma español los políticos -y otros muchos que se mueven en los alrededores de la política- no puede ser más deplorable. Con decirles  que el otro día el propio presidente del Gobierno se refería "a las miles de personas" afectadas por sus declaraciones televisadas, está dicho todo.
    ¿Que hay de malo en decir "las miles de personas"? Sencillamente: el mismo mal que se daría si dijéramos  "la pedazo de sandía!". En fin... para más  saber  está Salamanca con su astuta rana en la fachada de la Universidad, por cierto - esta última - cargada de derechos históricos.
    Las clases medias existen y decir que son trabajadoras es una redundancia. ¿Dónde están las clases medias que vivan como Adán antes de ser expulsado del Paraíso?
    Las clases trabajadoras pueden serlo de alto nivel, de medio, bajo  y miserable nivel social. Si el PSOE se preocupa por las clases trabajadoras en general, sobra lo de clases medias.
    No saben lo que dicen. Por eso hablan tanto de la España federal.   

EL HOMBRE LOBO EN PALESTINA

    "El hombre es lobo para el hombre" si llega el caso y, al parecer, el sitio elegido para demostrarlo  en nuestros días, es Palestina.
     ¡Quién lo diría! Las víctimas de ayer (o sus parientes más próximos), tan sádicamente exterminadas por los dirigentes políticos de un pueblo que se tenía por superior (el  ario), tienen la ocasión de ver cómo los suyos (los israelís) que se consideran pueblo elegido, matan a mansalva  a personas inocentes, víctimas  hoy de una rivalidad que no se merece ni una sola muerte.
   El  hombre no evoluciona pese al esfuerzo de tanta gente piadosa y compasiva. Lo único que  preocupa a un amplio sector de la humanidad es la riqueza, o sea una forma de materializar el poder. Cuanto mas tengo más quiero, porque esto me asegura, no el bienestar -- ya que  todo tiene un límite y éste ya ha sido asegurado -- sino  ser más fuerte, tener más  dominio, ser el amo.
  Alcanzada esta situación, una vez despierta la bestia que conlleva todo ser humano, es muy difícil encauzarla y  que vuelva al sano instinto de marcar el terreno para evitar la tragedia. Porque -- lo que no pasa entre  cuadrúpedos --, hay muchos intereses cruzados  y el hombre,  astuto para lo bueno y  para lo malo, defiende una u otra idea según le convenga. A lo mejor detrás de todo esta conflagración,  está el petróleo del quinto carajo (¡yo qué sé!) y ciertos países que podían frenar la tragedia, se llaman andana.
   La barbarie está a la vista y los que la sufren tendrán que aguantarla, ¡Mala suerte!
 

viernes, 1 de agosto de 2014

ESPAÑA NO ROBA

   Después de lo sucedido en Cataluña (confesión parcial y tramposa de unos "pecadillos" por parte del político catalán más célebre de las últimas décadas) ha quedado en evidencia toda una falsa doctrina: "España nos roba".
   Los nacionalistas son muy dados a colectivizar las culpas, como también lo hacen con  sus presuntos derechos.
   Que conste que distingo la diferencia existente entre nacionalista y patriota. Patriota es aquel que ama limpiamente a su tierra natal; nacionalista, el que la ama patológicamente, y esto incluye un sectarismo innecesario; el sectarismo es  una enfermedad que se da muy corrientemente entre gentes poco escrupulosas.
   De esa patología patriótica proceden frases  como la de "España nos roba"; los nacionalistas deciden cargar la culpa sobre  todos los españoles,  causa de que exista España, en vez de buscar al ladrón con su DNI, o sea con nombre y apellidos. Soy y me siento español -como millones de seres humanos- y nunca aprobaré que se cometan injusticias  que perjudiquen a catalán alguno y menos a Cataluña.
   Al sostener "España nos roba", se está generalizando  la culpa y esto no sucede inocentemente; se colectiviza  para magnificar  el latrocinio. No es lo mismo que te robe un ministro a que lo haga  toda una nación. En este caso caemos en la patología de pensar que tal cosa sucede porque Cataluña es una colonia de España. Y esto es muy grave. Cataluña pide -en consecuencia-  justicia,  y lo mismo que se  hizo con el Congo o con Zambia, colonias en algún tiempo, pide la autodeterminación, creada precisamente para redimir los territorios colonizados.
   Ahora que en Cataluña han identificado  al  ladrón, podría darse por demostrado que no hay robo colectivo,  que no es España la que roba a Cataluña; que como sucede con toda suerte de pecados siempre hay alguien con nombre y apellidos:  el pecador, bien sólo o acompañado por otros de su ralea.
   Tan solo quería decir que España no roba. Y que los derechos, como las responsabilidades, no se pueden colectivizar. Son personales. La Carta de las Naciones Unidas  así lo reconoce.