HÁBITOS Y COSTUMBRES.- Hoy he oído decir, desde una predicadera mediática, que los vascos tienen distintas costumbres que el resto de los españoles. Dicho con desparpajo y buena fe, como es el caso, convendrán conmigo en que ya no quedan vascos/as o no se ven menudear por las calles, que se distingan ni por la boina (ellos) o por el adorno de la pañoleta (ellas) ni por las abarcas y calcetines de lana cruda (ambos), prendas que aún siendo también usadas en los ambientes rurales de otras provincias norteñas, en la Vasconia peninsular solían utilizarlas siempre salvo excepciones y ahora resultan folclóricas.
Si ustedes cogen mil vascos del montón, entre los que andan por calles y plazas de pueblos, villas y ciudades vascongados, y los ponen a vivir en un país centro europeo, a la semana los identifican como españoles, si es que no entran en juego otros signos de identidad que el de sus hábitos y costumbres -reitero intencionadamente- de todos los días. Lo cual es tan lógico como insignificante: llevamos siglos viviendo intercaladas las gentes de distintos pueblos de España, -más de lo que muchos piensan- y por fuerza los cruces genéticos son inevitables; el mestizaje surte sus efectos y nos iguala en lo bueno y en lo malo. Los ejemplos están a la vista.
Es dudoso si fue un alemán o un soviético (en cualquier caso al servicio de una dictadura totalitaria) el autor de la frase: "una mentira repetida mil veces termina siendo verdad". Pero es para dudar que, a estas alturas, existan personas capaces de dar suelta a simplezas como la citada y que se cuelen a través de una emisora de TV. Y sin embargo las echan a volar como si fueran inocentes palomitas, sin advertir que también defecan. Y sin tener en cuenta, de igual manera, que -ya entre personas- la ignorancia (si ese fuera el caso) empieza a no favorecer al equilibrio de todo colectivo social en el que democráticamente debe primar la igualdad.
Claro que el "somos distintos" favorece a unos y perjudica a otros y si bien uno es partidario de la equidad (dar a cada cual lo suyo con arreglo a sus méritos como se hace con los futbolistas de carrera por darle patadas a un balón, con el aplauso de las masas), la tal medida -la equidad- nada tiene que ver con la pertenencia a uno u otro pueblo.
¿O no?
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