Una opinión muy extendida entre políticos y medios de opinión, atribuye a la organización autonómica española el mérito de su progreso durante los últimos treinta años. Sin embargo, al escuchar otras voces, se advierte que las autonomías, tal y como vienen funcionando, constituyen un lastre que no podrán soportar los españoles durante mucho tiempo; para aliviarnos de tanto peso, habrá que racionalizar el sistema autonómico, aunque pocos (por no decir nadie) saben cómo.
De lo que no hay duda, y pocos lo asumen, es que España empezó a prosperar al integrarse en la hoy llamada Unión Europea, de la que recibió sustanciosas ayudas para modernizarse; ayudas que ya ni se recuerdan o se tienen en cuenta porque la amnesia es la enfermedad de los desagradecidos.
A España le llegaron los días de las vacas flacas y la crisis, que afectaba a muchos otros países por causas conocidas, se instaló en nuestra tierra como cualquier epidemia; era una epidemia global, aunque tuviera efectos locales, como sucede siempre con las epidemias. El caso es que, tuvieren su culpa la derechas o las izquierdas (lo probable es que ambas cometieran errores), el mal afectó a los pobres, a los desvalidos, a los débiles.Esto es una injusticia intolerable. Entonces aparecieron, como es lógico, los que podríamos llamar "redentoristas".
Los redentores -tan viejos en la historia como el Diluvio-, casi todos se tienen por modernos y, por añadidura se consideran progresistas... ¡Dime de lo que presumes...! En el fondo el problema es universal, pero hay que encontrar los culpables de la maldad entre conocidos, entre los de casa; y de entre ellos tiene que salir el chivo expiatorio. Buscar tal chivo fuera de casa, no tiene gracia ni dejaría a las muchedumbres satisfechas.
En Grecia sufridora de una epidemia llamada recesión, (mal de muchos) están luchando por hallar soluciones transfiriendo la carga que llevan encima a los demás países de la Unión Europea. Desde esa Europa unida le responden -todo tiene un límite- que la solución han de darla ellos buscando los chivos expiatorios entre los suyos. Los griegos no se resignan y se plantan poniendo su dignidad como nación, su dignidad nacionalista frente a la intolerancia europea.
Queda bien, pero surge una duda. ¿No estaremos asistiendo al ocaso de las naciones? Las patrias necesitan unirse y antes de nada habrá que repensar el sistema. ¿No tendrán, si han de unirse, que admitir un código de conductas igual para todas las patrias? ¿Qué dicen los partidarios de la igualdad?
La solución, a medias, el próximo domingo. España está en Europa, no lo olvidemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario