martes, 30 de junio de 2015

GRECIA Y ESPAÑA

   ¿En qué se parecen Grecia, España y otros países mediterráneos europeos,  si cuánto mas cerca están  de ese mar históricamente surcado por pueblos que hicieron historia,  más se  alejan por sus conductas?
    Se parecen en su clima y su luminosidad;  en  sus gentes extrovertidas y llenas de fe y esperanza en un futuro mejor,  sobre todo si ese maná llega  del cielo;  en sus ganas de vivir bien aunque sea  en hogares sobrios rodeados de calles alegres... Pueden, sus gentes, ser desconfiadas,  pero al mismo tiempo  crédulas; pueden ser agnósticas pero sin renunciar a  recursos y pasiones sobrenaturales; y hasta ser pícaras, pero a un tiempo algo ingenuas y capaces de hacerse trampas en el solitario.
    Ahí están, unos al borde de la quiebra  y a la espera de un milagro y todos pidiendo solidaridad   para mantenerse y vivir sin agobios,  aunque con sus habas contadas.
     Bien, aunque la vida sea difícil todos tienen  sus políticos para resolver sus problemas, pero resulta que no se ponen de acuerdo. Unos son  "populistas" y otros llamados con desprecio  "austericidas", en realidad son "posibilistas",  dispuestos a utilizar aquello que convenga  a unos fines prácticos para superar la recesión.
     Los unos, "populistas",  prometen salir adelante por la vía de la igualdad, fortaleciendo las arcas del Estado a base de más y nuevos impuestos sobre los pudientes, para poder subsidiar a los más necesitados y desfavorecidos y así implantar la justicia social.
    Y los otros, los posibilistas prometen  prosperar por la vía del control del gasto público para generar reservas en favor de la iniciativa privada  con la que fomentar la promoción de puestos de trabajo y poder así  crear un futuro en el que cada ciudadano  perciba su parte con equidad y colabore a mantener con sus aportaciones los fondos que demanden la justa atención de desvalidos y jubilados.
    La primera solución es posible sacrificando a base de impuestos  a las clases medias hasta hacerlas desaparecer. La segunda solución, permite una estabilidad y un equilibrio duradero y justo  entre las clases sociales para atemperar la presión fiscal a la prosperidad del país.
    A Grecia, sus profetas, la han embarrado con la primera fórmula y desde la UE les han dicho: "Así no es". Un paso más y le dirán: "Así, no". Otro pasito y exclamarán: "Así es" . Todo tiene arreglo.
   Pero lo que suceda en Grecia va a servir de lección para los paìses europeos ribereños del Mediterrámeo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario