viernes, 26 de junio de 2015

ESCANDALERA EN ANDALUCÍA

    Escandalera viene de escándalo y esta palabreja de continuo uso lo mismo significa  alboroto, tumulto, ruido, que desenfreno, desvergüenza, mal ejemplo. Para el caso que nos ocupa vale esa doble acepción.
    Pero no me voy a ocupar de unos hechos que ya están siendo comentados (y debatidos casi a estocadas) en los medios de comunicación y propaganda, porque de algo hay que hablar y esto, además, tiene su morbo y sus encantos, sin negarle actualidad.
   Lo que debe preocuparnos son las consecuencias de esta publicidad negativa que afectará sin duda al PSOE (como es lógico) y al PP,  a este último por vía comparativa: ¿Quién es más corrupto el PP o el PSOE?
   Esto pudo haberse evitado si ambos partidos, hace ya algún tiempo (varios años), hubieran ido de acuerdo en destapar la realidad, en descubrir la basura escondida  bajo la moqueta y, después de haberla barrido, en proceder a una catarsis de la que,  de  verdad,  hubiera salido un "¡Se acabó!"    rematado con aquel  "¡Nunca más!" con el que tanto se recrearon las mesnadas de la izquierda porque así chingaban a la derecha.
   Creo que algo parecido se suscitó desde el PP, al invitar al PSOE para -de común acuerdo- promover  el estudio de unas leyes  anti-corrupción,   a lo que respondieron los socialistas poco menos que con un corte de mangas.
   Así está la cosa: el PSOE hundido en sus miserias con un líder que no da la talla  que. cuando no sonríe sin causa, al menos farolea;  y el PP rodeado de enemigos que lo acosan y luchando por dar credibilidad  a sus promesas, ganando batallas en  el exterior y perdiéndolas en España.
   Por ahora, a pesar de la escandalera y otras minucias,  el  paisanaje de centro -el caladero de votos más importante de España- está indeciso; por ahora el PP va por delante pero con poca ventaja  y con puntos sensibles  que lo  pueden debilitar.  Tres metas a alcanzar por el PP en poco más de tres meses: la social, la autonómica, la cultural. Y tres pruebas para convencer: tener razón, saberla exponer y que se la quieran dar. ¡No es nada lo del ojo!

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