martes, 16 de junio de 2015

TODO TIENE UN PRECIO

    Entre los nuevos oferentes políticos -prometedores de cambios- destacan  aquellos que ponen sobre el tapete las injusticias nefandas e indignas que sufren las capas más débiles de nuestra sociedad. Al prometer su solución no suelen decir cómo acabarán con el mal ni qué medios pondrán en  juego para alcanzar sus fines. Tal es el caso de los desahucios.
   La ya alcaldesa de Madrid, populista bien acogida por "Podemos" con el aliento del PSOE (que como buen ayuda de cámara ya  ha dejado de ser  "casta"), inició conversaciones  con el director de una afamada entidad bancaria para  que cediera viviendas propias, en régimen de alquiler social (renta de veinte o treinta euros al mes), en favor de los desahuciados acogidos a su merced.
   La entrevista, entre la  hoy alcaldesa y el banquero, discurrió en tono amable y constructivo y se daba por supuesto que la demanda de la nueva regidora del municipio de Madrid, había  caído como semilla en tierra fecunda.
    En realidad el baquero vino a decir, "todo tiene un precio",  respuesta anfibológica, figura que consiste en emplear adrede voces o cláusulas de doble sentido.
   Este problema de contar con viviendas de renta social - salvo los casos resueltos mediante ayudas caritativas-  está sin resolver en muchas partes del Mundo,  si bien en las naciones totalitarias, las democracias populares  arbitraron un sistema de reparto que tuvo más inconvenientes que ventajas. 
   En el fondo de esta política subyace esta idea: sacar  dinero, que se juzga sobra a los pudientes, en favor de los necesitados, plan que suele abordarse preparando  un censo de viviendas vacías, partiendo de este hecho: no es justo que existan pisos desocupados entre tanto estén muchas familias pasando necesidades y habitando en las calles o poco menos.
   Para evitar esas injusticias la Constitución vigente dispone (artículo 47) que "todos los españoles tienen derecho a  una vivienda digna". Pero, de nuevo surge la advertencia del banquero, "todo tiene un precio".
   El pulso está anunciado. Los nuevos partidos van a poner en juego todos sus resortes -que no  son pocos- porque, en el revuelo, la ganancia de cazadores de votos está a la vista. Soy tan escéptico que pienso en un PP dormido que no sabe la que le viene encima. ¿O creen que la toma de ayuntamientos con dudosas artes -digan lo que digan- va a salirle gratis al centro derecha? Todo tiene un precio.
   Lo lamentable sería que, ante una realidad como ésta, el PP no viera que ha de tomar la iniciativa si no quiere verse barrido en la próxima convocatoria electoral.

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