viernes, 12 de junio de 2015

DEMOCRACIA MEJORABLE


   Sólo he creído a medias en la democracia española por una razón muy sencilla: en España, donde todos los votantes somos "muy listos" (lo proclaman a diario por TV los pregoneros de turno), apenas si hay demócratas. Presumimos de serlo, pero pocos  superan la prueba del algodón. Aquí, pese a todas las evoluciones,  intrínsicamente hay amos y siervos y un reducido número de españoles que escapan a esta clasificación. Me explicaré.
    Todos los partidos o agrupaciones electorales que concurrieron a las pasadas elecciones municipales y autonómicas, tenían declara su fe democrática y adquirido un compromiso respetuoso   a carta cabal de los ideales democráticos. Como es sabido estos ideales tienen un doble sentido político y moral.
    Los ideales democráticos, con razonables tendencias, suelen  plasmarse en sendos programas de actuación aprobados  por cada partido o agrupación electoral. En esos programas  cobran sentido (dicho de otra forma)  los principios y valores universales de la democracia, para que el elector pueda evaluarlos de forma consciente y responsable; es decir, de forma razonablemente democrática.
    El principio favorable a que prosperen los criterios de  la mayoría es propio de una sociedad compleja,  donde el pluralismo de intereses es contradictorio. La prioridad de este principio viene compensada con el derecho de las minorías no sólo a existir,  sino a no estar sometidas una presunta dictadura de la mayoría como ya ocurre y -según proyectos ya expresados- y ocurrirá  allí donde gobiernen algunos populistas.
    Pues bien (o mal, según se mire), aquí en España, además de pasarnos  bajo  el arco  pélvico el derecho de la mayoría (allí  donde el PP ganó), se han consumado alianzas bajo  nuevos programas de los cuales, sus votantes,  no tenían la mas mínima idea.   Ustedes me dirán si los votos socialistas emitidos en Madrid para elegir alcalde, tienen  algo que ver con las condiciones impuestas por una dictadura populista desde la que, además,  habían puesto a parir al candidato socialista señor Carmona;  un candidato que se  las daba de avisado y al que no solo  barrieron, sino  del que además se rieron.
   ¿Esto es  democracia? ¡Ustedes me dirán!

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