Estamos asistiendo, como espectadores, a un forcejeo entre contendientes de distintos partidos, para ocupar los cargos políticos vacantes que están en juego después de las últimas elecciones municipales y autonómicas.
Para ennoblecer la pelea, los afectados pretendientes y sus líderes nos dicen: el pueblo ha votado cambio y aunque hay una lista mas votada, si sus contrarios se unen para sumar más votos, quedan legitimados para barrer a su oponente mayoritario.
Concertarán entre todos un nuevo programa, del que los electores no tenían repajolera idea cuando fueron a votar. ¿No querían cambio? No se quejaran: les damos cambio. No el anunciado, pero al fin y al cabo cambio. ¡Y todos contentos!
Se tiraron estos partidos y líderes a degüello en el período electoral, se insultaron, se negaron, se pusieron verdes o como no digan dueñas -que decían los clásicos- y ahí los tienes besándose a los que antes se daban rejonazos, se ponían banderillas de fuego o se machacaban las partes mas sensibles del cuerpo humano. Todo un ejemplo, toda una cartilla de aprendizaje para los políticos en plena evolución a los que pedimos limpieza y ejemplaridad. "No es esto, no es esto" que dijo el filósofo.
Los partidos demócratas que ganan votos combatiendo a la corrupción económica, se han olvidado de la corrupción democrática en la que están incursos desde un punto de vista ético. Todos mojados y bien mojados en esta movida. Un ventaja: el pueblo sigue dejándose engañar por las promesas. Todo por no ir a buscar remedio en la política, con las mismas precauciones con que acuden al prestamista.
Nunca es tarde. Entre tanto, ¡Dios nos ampare!
,
No hay comentarios:
Publicar un comentario