jueves, 18 de junio de 2015

TRES PROBLEMAS DE ESPAÑA

   De forma elemental, porque lo dice el sentido común, un Estado se justifica  cuando consigue y permite que una sociedad viva en concordia, con prosperidad,  gozando de los derechos y cumpliendo los  deberes aprobados mayoritariamente por ley.
   Las instituciones creadas para este fin, son un instrumento y los partidos políticos también. Cuando los partidos políticos empiezan a encresparse hasta el punto de recurrir a la trampa para triunfar, la concordia empieza a temblar y si tiembla demasiado es un terremoto. Esto pasó en el 36, pero el dislate se venía cociendo desde mucho antes. Los unos a los otros, no querían convencer, sino vencer a toda costa, primero con trampas, al fin a tiros. Y si bien se mira, los azules no derrotaron a los rojos, sino que entre rojos y azules nos derrotaron a todos; y todos sufrimos la derrota. Unos más que otros, cierto, pero no por el  el color de sus enseñas, sino por las circunstancias personales de cada uno, que todavía es  más grave.
   Me siento inmerso en un  centro derecha constructivo; el mismo centro derecha que hizo posible la democracia en 1976-77.   Democracia que, - no lo olviden las izquierdas de hoy, del color que fueren- de no haber sido reorientada la evolución, como lo fue desde dentro de aquel Gobierno, - con muchos desgarros y sorteando peligros -  de centro derecha presidido por Adolfo Suárez, no habría sido posible sino a largo plazo y viviendo no sabemos qué episodios dolorosos. No fue una victoria de guerra la que trajo la democracia a España, ni una victoria electoral mal interpretada como sucedió con la II República. Fue una justa iniciativa propiciada en favor de todo un pueblo que quería concordia y prosperidad de la buena, sin joder al prójimo por  sistema, que es lo que ya se anuncia ahora,  no con palabras, sino con hechos. Y no cargo la culpa a nadie porque es de todos.
    Al centro derecha actual (y  veo por lo menos dos partidos en juego que pueden representarlo) le corresponde dar  un vuelco a la política en marcha. Por lo menos hay tres problemas graves que sólo pueden combatirse con una economía próspera: el social, el autonómico y el cultural. Ahí está la, clave de política que puede traernos la solución.
    Es más positivo preocuparse en resolver estos problemas que andar a la greña. La mayoría terminará por reconocerlo. Pero esto exige un gran cambio de actitudes. Es lo que hizo Suárez en su tiempo. No lo olvidemos.
   Como entonces, toca hacer política.

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