lunes, 27 de julio de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA IX

     TELEVISIÓN Y POLÍTICOS.-  No hay en nuestros días espectáculo más interesante y sádico  - a la par que gratuito  y demoledor - que ver  un  careo televisado entre un periodista dado a la búsqueda de fama y alta catalogación crematística y un político entregado a la recolección compulsiva de votos en periodo electoral.
     Prevengo al lector, para que no se llame a engaño,   que un servidor  suele ser muy elemental en sus juicios por  lo que pido disculpas; resulta que soy de pueblo y desde que eres niño aprendes  a separar el grano de la paja. Presumo, en consecuencia, que para mantener la clientela de una empresa televisiva hacen falta un gran capital  y mucho ingenio y un público con derecho a voto al que darle gusto. Los políticos ayudan.
     Decía Lope de Vega:  “Y escribo por el arte que inventaron/ los que  el vulgar aplauso pretendieron, / porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto.”

      No digo tanto; los tiempos han cambiado pero no me negarán que el coloquio entre periodistas y políticos tiene morbo y para dárselo hay que poner contra las cuerdas al más tonto de la clase. Esto, llena la canchas  y éste es el mejor gancho del que colgar la publicidad. "Poderoso caballero es don dinero" (Quevedo).
     "¿Qué haría usted puesto en el  trance de hacer de punch-ball?". "¿Yo? Huir a la carrera". "¿Y si no pudiera escurrir el bulto?".  "Pensaría tal que Umbral: Yo he venido aquí para hablar de mi libro". Y aprovecharía la ocasión  -si fuera del PP- para hablar de lo bien  que estamos saliendo de la crisis, para reconocerle al periodista su profesionalidad y para aconsejarle que pidiera a su empresa un aumento salarial".
      No le volverán a molestar. Puede perder popularidad, pero no votos. 
   

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