El Gobierno Vasco reincide en facilitar el ingreso, en distintos centros universitarios, a los aspirantes que tengan buenas notas en el idioma vernáculo. Se deduce que los resultados -en cuanto a la divulgación y dominio del idioma euskériko en general- no satisfacen a gran número de vascos. El español se utiliza mayoritariamente en las conversaciones de calle, en la vida real y en la oficial, sin recibir ayuda alguna a estos fines.
Solo trato de constatar hechos, y de paso quiero quitar morbo y pasión a esa realidad. Debe tenerse en cuenta que el español es un idioma que sube mundialmente; y si cada día se habla por mayor número de personas, es porque obedecen -sin conciencia de ello- a la ley del mínimo esfuerzo: es más fácil, o menos enrevesado, -al parecer- hablar y entenderse en español que en otros idiomas.
Por otra parte, para la difusión masiva de un idioma no son tan eficaces. como se piensa, algunos métodos didácticos: la gran divulgación suele ir unida a causas genéticas -aumento de la prole que hable el idioma- y mucho más si entre las nuevas generaciones, portadoras de la lengua, se producen grandes migraciones que, generación tras generación, sin proponérselo y sin ayuda alguna, la mantienen intacta. Es el caso del ladino hablado por los judíos que fueron expulsados de España; conservaron el español de la época en la que soportaron esta injusticia.O el caso de los emigrantes hispanos en los EE.UU.
De cualquier forma, en la actualidad hay algo que conduce a dejarnos perplejos: cada día hay más personas dispuestas a deificar algún idioma. Lo idolatran. El idioma, en un principio, tuvo que surgir por puro instinto: vino a ser la superación del grito, del aullido, de la señal de aviso, para no desaparecer; al paso del tiempo, pudo mejorarse la marca, sirviéndose de un desarrollo intelectual o de un sentimiento creativo que activara el entendimiento.
Llegar a deificar un idioma es algo sublime. Y lo sublime es propio de las creencias religiosas. Los nacionalismos, cuando llegan a ciertos extremos, suelen verse tentados por la sublimidad.. La "patriolatría" no deja de ser un sucedáneo religioso.
Multiplicar los peces y los panes evangélicos, nunca dejó de ser un milagro. Hacer algo parecido con un idioma, ¡es más difícil! Y no puede confundirse la política con los efluvios sobrenaturales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario