jueves, 16 de febrero de 2017

LA CUEVA DE ALI BABA SIGUE ACTIVA

     El arte del birli birloque es fruto de la ley del mínimo esfuerzo. No hagamos de un hecho que tiene sus orígenes en  una ley que avala la supervivencia del género humano, lo que un portavoz de la TV reinante llamaría un "escandalazo".
     Lo expresó muy bien una buena señora de misa diaria, a la que abordó -camino de la iglesia en plena campaña electoral- un periodista pesquisidor con esta pregunta: "Y usted ¿a quién va a votar?". "¿Yo? A los que ya están?". "¿Cómo  es posible?"."Pienso que habrán robado  todo lo que pudieron y que otros nuevos están expuestos a la tentación de volver a empezar".
     En resumen, los politólogos -fruto inesperado que cuestan lo suyo- y sus seguidores, se quedaron sentados de culo cuando vieron cómo, en dos tacadas seguidas, las elecciones se ganaban por el partido mas vituperado  en el correr de los  siglos.
     ¿Y por qué ganaron? Muy sencillo. Porque pensaban como la  mujer que iba a misa. O tal vez, porque la chispa popular española tiene respuestas para todo. Nadie se explica por qué la "Zapatones" -del imaginario español- prostituta de oficio, insultaba a su vecina, acusándola del mismo pecado, si bien la "Zapa" era más antigua en el escalafón.
     La cueva de Ali Baba sigue abierta y no se cerrará -lo digo en serio- hasta que todos los políticos españoles -incluidos los  de más valía  -vale más  honra sin barcos que barcos  sin honra- hagan un acto colectivo de contrición y se pongan a inventar otro cobijo para privilegiados: por ejemplo  un paraíso fiscal para españoles de las mejores familias.
     Porque la política, mientras no se demuestre lo contrario, es un terreno abonado para montar trampas.
     Y si no, que se lo pregunten a los comprometidos en esta faena por tierras de Cataluña.
      ¡No parece que hayan recibido el mismo trato!



   

No hay comentarios:

Publicar un comentario