sábado, 9 de mayo de 2015
ADIVINOS, MAGOS Y JUEGOS MALABARES
"Mucho ratón y poco queso" era la frase predilecta de un jugador de ventaja vitoriano, que montaba unas timbas clandestinas durante el primer franquismo, para echarle picante a la rutina del hambre que, para más chinchar, vino acompañada del escarabajo de la patata. Cuando hago una valoración comparativa entre aquellos y estos tiempos, me siento de culo para no caer de bruces y me digo: "Con lo que nos ha costado... ¿ya podremos reservar algo de queso?"
Con la frase "mucho ratón...", el avisado tahúr se recreaba morbosamente, dándonos a entender que, pese a todo, entre tanta birlonga era el rey y al final el poco queso iría a su talego.
Cuando contemplo la política española y todo el mundillo que la rodea - incluídas prensa, radio y televisión - , les confieso que me pierdo porque viendo y oyendo a unos y otros, llego a dudar si ese maremágnum del poder y sus consecuencias no es un "club" (como llaman ahora a las casas de mala nota) en la que los (y las) más listos y caraduras siempre llevan las de ganar.
La señora vicepresidenta del Gobierno, para confirmar mi dudoso aserto (si la política es o no una casa de lenocinio), nos informa que el aligeramiento de organismos públicos innecesarios ha supuesto un ahorro de veinte mil millones de euros para España. ¿Es posible?
Me echo a temblar cuando pienso que toda la izquierda española quiere aumentar la participación del sector público para traer la felicidad a los hogares españoles.
¿Será posible?
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