jueves, 14 de mayo de 2015

EL FÚTBOL AL PARO.

   ¿Es un deporte, un espectáculo, una empresa, un símbolo, una religión...? Estamos ante un hecho importante que mueve millones de euros e ingentes masas de aficionados. Hablamos nada mas y nada menos que de y del fútbol.
   Mi afición al fútbol,  encarnada en el Deportivo Alavés, acabó en el otoño de 1939, cuando se reanudaron las competiciones de liga y copa, una vez terminada la guerra. Iba a cumplir dieciocho años y era tal mi desengaño que decidí no ir a partido alguno donde los futbolistas cobraran dinero.
   El Alavés tuvo un equipo apañadito, durante los años de la guerra,  que competía con otros de la región en la que se llamó Copa de las Brigadas de Navarra. Jugaban: Quincoces, Ciriaco, Olivares... y otras figuras, "ficharon" por el Alavés y  ganaban los partidos "de calle".  Pero cuando terminó la guerra y los grandes equipos reclamaron la presencia de sus estrellas, todos se fueron, porque el dinero, era el dinero. Y  yo, patriota alavés, por eso no pasaba.
   No era mi equipo  el que perdía; era el equipo de Álava, el que se diluía por falta de numerario. Y con esas cosas no se juega. Acto seguido dejé de interesarme  por un fútbol que mezclaba los intereses patrióticos con los económicos. ¡Que se vayan al quinto pino!, y no volví por uvas.
   Le preguntaba a mi conciencia (y le pregunto aún): ¿Tienes o no tienes razón? Creo que sí, pero no estoy seguro.
   Ahora, anuncian que se van de huelga. No sé quiénes ni por què, pero veo que hay futbolistas de alta nómina. Supongo que con el paro defienden sus intereses económicos. Si es así creo que mi decisión fue razonable, cuando casi  imberbe me alejé para siempre  de los campos y estadios del fútbol negocio.
  ¡Joder que tropa!,  que decía el Conde de Romanones cuando intentó ingresar en la Real Española, como académico de  la lengua y le dejaron sin voto muchos de quienes se lo habían prometido. No estaba preparado para esos trotes.

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