viernes, 29 de mayo de 2015

CUANDO EL PODER DA SUFICIENCIA

     La suficiencia -acepción segunda del diccionario RAE- refleja  "presunción, engreimiento, pedantería" y está próxima, y se confunde a veces,  al envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás. Algo muy corriente entre políticos. Basta ver a dos competidores por la alcaldía de Madrid: Doña Esperanza Aguirre y Don Miguel Ángel Carmona: dos ejemplares vivos que no podrían, como lo han demostrado, vivir en la misma jaula sin contaminar a los restantes moradores de la grillera. Como es lógico no se han puesto de acuerdo para ir unidos, tal y como  ha pasado en otros países europeos (gobiernos conjuntos  de liberales y social demócratas) conciliando ideas e intereses ante nuevas contingencias o asechanzas.
    Me  podrán decir: "Fue Doña Esperanza,  promotora de este maridaje,  la que puso la primera piedra del fracaso". Sí, ciertamente, pero si los precedentes electoreros estuvieron cargados de dinamita por la parte femenina,  no es menos es cierto que Don Miguel,  sofista calificado con más moral que el Alcoyano F.C., nunca anduvo  con miramientos en las respuestas. Hubo de recurrir al ego para rechazar la alcaldía que le brindó la señora más votada: yo soy yo y mi circunstancia.
    No hay duda que pudiendo el Sr. Carmona ser alcalde y lucirse proponiendo un  programa a la medida del pueblo de Madrid con  criterios socialistas,  ha preferido -esclavo de sus sofismas- irse por los cerros de Úbeda a correr  riesgos inútiles.
    En todo ello también influye el jefe de la tribu socialista, Don Pedro Sánchez,  que no atina a saber la que le viene encima. La nueva izquierda va a fagocitar al PSOE, como lo ha hecho con IU y con UPyD, cuyos votantes se han ido mayoritariamente a "Podemos". El original se  impone siempre a la copia.
   Aunque parezca otra cosa, tanto el PP como el PSOE se han visto privados del apoyo de unos votantes  no muy satisfechos que han negado el voto, unos  al centro derecha y otros al centro izquierda, en los que ya no confían. Esta es la razón de que Ciudadanos y Podemos hayan aparecido en escena. Ambos saben donde está su caladero de votos y van por ellos. Por eso el PP y el PSOE están condenados a entenderse o a ir perdiendo clientela a chorros.
   La suficiencia  de algunos solo servirá para retrasar el proceso. Si los perdedores se unen mediante un ejercicio de humildad, podrán defenderse si, además, cambian el rumbo para mejorar y convencer. Solo un golpe de timón para dar con  el viento a favor sin perder el velamen, podrá corregir un rumbo y cambiarlo por otro que ofrezca nuevas esperanzas. Miremos a Europa. Pero al PSOE no le importa el velamen.

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