miércoles, 16 de enero de 2019

POLÍTICA TRASNOCHADA

   
     Confieso que mi forma de pensar no está basada en experiencias de laboratorio; por tanto he de razonar  cuanto expongo con cierta lógica. Y con el ánimo dispuesto a  no engañar en beneficio de terceros y mucho menos en favor de uno mismo.
      Voy a empezar por dar a entender al lector interesado que a muchas naciones -entre ellas España- la llamada "globalización" las ha pillado por sorpresa y sus políticos no han valorado -en su mundo- por donde sopla el viento. Dicho en prosa llana,  para que todos entiendan, la estructura del poder político que se ejerce sobre los ciudadanos por su respectivos Estados (que incluye los valores económico-sociales) está pasando a dominarse y ejercerse por grandes empresas multinacionales (apátridas) en beneficio de sus socios o de las gentes de su cuerda.
      Por citar un ejemplo de cómo esto sucede voy a referirme al caso de la energía eléctrica, que se vende en España bajo tarifas que parecen impuestas desde un  poder mercantil supra-nacional,  sin que nuestros políticos -cualquiera que sea su ideario- se decidan a meterle mamo a tal supuesto abuso.
      Si nuestros prometedores políticos dieran la importancia que tiene a esta realidad -que por otro lado es un fenómeno que impide el desarrollo de pequeñas empresas energéticas con perjuicios laborables donde el paro es una plaga- no estaríamos dedicando tiempo y dinero en predicar chorradas que ni me atrevo a enjuiciar, ¡qué ya es decir!,  por miedo a los que defienden la libertad de expresión.
      El Estado (o los Estados) tienen que modernizarse si de verdad luchan por el bien de las mayorías. Le llaman democracia al viejo truco de vestir a un santo, dejando en pelota picada a otros.

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