sábado, 26 de enero de 2019

LOS CAMBIOS Y LA CLASE MEDIA

       Desde la más sincera convicción hemos de reconocer que la década (2008-2018) nos ha dejado la herencia que podría llamarse "crisis del bienestar social-demócrata"; ha puesto patas arriba  las razonadas teorías dedicadas a mejorar la convivencia entre los seres humanos. 
       Los votantes, los electores en general, al darnos los gobiernos y la oposición que tenemos, hemos fracasado  y hecho válido el refrán de "eramos pocos y parió la abuela". Además de acoger como buenos -toda idea tiene algo de bondad- idearios sin estrenar se ha celebrado con alegría cómo saltaban al escenario un buen número de caraduras sin remedio.
      En resumen, tengo muchos conocidos (y conocidas) metidos (y metidas) en el oficio y me digo, ¡por algo será!
      Dicho lo cual, uno piensa: ¿por qué tenemos tanta burocracia, tanto parlamento, tanto papeleo, tantas oficinas, tantos automóviles oficiales, tantos viajes y ceremonias y festejos,  tanto tiempo perdido y, como consecuencia,  tanta deuda pública?   ¿Por que muchos contribuyentes de clase media y baja corren cada día que pasa el riesgo de vivir sometidos a una caridad escasa, dudosa y mal parida?
      Nuestra sociedad política, solidaria de boca y egoísta de corazón, no lo duda: y ahí está labrando su porvenir. (Salvo las excepciones de rigor. En España muy pocas).

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