martes, 15 de enero de 2019

DEBATE INÚTIL Y CARO

      Al paso de los años va uno comprobando, poco a poco, la imposibilidad del acuerdo entre seres humanos,  cuando  se da el caso  ineludible del empate. Ineludible, sobre todo, porque una de las partes se vale, para razonar, de un argumentario dogmático.
       La división entre cristianos se hizo posible y es duradera, - jugándose el Cielo, que ya es decir - por hacer que los dogmas intervinieran en la solución de diferencias materiales. Algo parecido sucede en España, de momento con Cataluña, cuando para debatir materialidades se tienen en cuenta diferencias dogmáticas basadas en teorías étnicas de las que dimanan argumentos raciales. La victoria es total  o no es victoria.
       ¿Cuál es la respuesta lógica al dogma, por los que no lo aceptan? La indiferencia. Usted, creyente, se queda con el dogma, es decir con símbolos y cánticos, que otro se encargará de administrar el poder derivado de bienes y servicios útiles para la vida misma.
       ¿Han visto,  han comprobado ustedes, si las autoridades españolas se han servido, para  desarrollar su política, ante exigencias sectarias, de la más constante indiferencia ante el dogma, y proyectando el favor sobre todos los que cumplen la legislación vigente?
       ¡Vaya tropa! Están haciendo todo lo contrario.
        Me lo dijo un fraile marista:  "El mayor enemigo de la Iglesia católica es la indiferencia". No es aconsejable fusilar a nadie.
        Y claro está: la indiferencia no está reñida con el fiel cumplimiento de las leyes.

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