El común -palabra poco utilizada en nuestros días- viene a señalar unos bienes que son de todos y no son nadie. Los bienes comunales -propios, del común- no daban derecho a un uso indiscriminado de tales bienes.
En mi pueblo -Espejo (Álava)- existía un bien común situado a la orilla derecha del río Omecillo, conocido por el "sesteadero" (vocablo olvidado,que viene de siesta) destinado exclusivamente al ganado vacuno de tiro que sesteaba en aquella pradera con el buen tiempo. Ya no funciona porque no hay bueyes. Hoy es un paraje olvidado por la mayoría.
Esto está pasando en España con pueblos enteros,. Se mueren en la soledad más aburrida y destructora.
Uno piensa si no estamos viviendo en un país que no se desquicia del todo gracias a un pequeño lote avanzado y exigente, un lote que destaca y huye de la política, un lote de paisanos que aborrece la masificación y el olor a macho. Lote de escaso poder, es una pena.
España se merece un cambio. Pese a ser un país que lo manejan cuatro partidos políticos abusando del voto prestado por unas mayorías acomodaticias, éstos terminan por hacernos creer que vivimos la democracia. Y no es verdad. El descontento llegará a la calle y no se conformará con esa tolerancia, con la conducta de esa morralla que nos domina. ¡Otro abuso de poder!
Porque hoy nos dominan las masas que saltan al "común" - a la calle, un bien de todos- pasándose bajo la entrepierna a la autoridad competente. Y la dominan en beneficio propio y con olvido de esa llamada democracia.
Algún día sonará la hora del cambio.
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