lunes, 20 de octubre de 2014

UN SEPARATISTA CATALÁN EN ANDALUCIA

       Jordi Evole, elige y sitúa a los personajes en un escenario lleno de contrastes y   maneja con gran acierto los hilos del tinglado,  de forma que, con una neutralidad impostada, los títeres se descubren y aparecen como realmente son. Don Jordi Evole y sus representaciones valen más que mil palabras.
       A Oriol Junqueras lo situó en el centro más visible de una familia andaluza y de sobremesa.  Evole suscitó una cruce de valores dialécticos. Y a mí, interesado desde muy joven por los nacionalismos periféricos de España,  me sorprendió el Sr. Junqueras: ¡Que buena persona! Pero qué tonterías dijo: "Yo no soy nacionalista; soy independentista"; "No quiero la independencia de Cataluña, sino unas nuevas relaciones con España".
     Se supero así mismo  -todo un profesor universitario y autor de varios libros- cuando quiso demostrar que la independencia de Cataluña -esa nueva y fructífera relación de los catalanes con el resto de España -, sería buena y positiva tanto para ellos como para los demás españoles Nadie saldría perdiendo.
     Yo, que no pinto nada en estas contiendas, tampoco lo sé, pero no me atrevería a decir si por Navidades -una vez confirmada la separación- obsequiaría  a mi familia con una caja de cava catalán.
     Si sé que la Cataluña independiente, quedaría fuera de la Unión Europea y que los productos catalanes,  para venderse en España (como en el resto de la Europa unida) pagarían un impuesto arancelario. Un impuesto que controla y cobra la UE, ya que se trata de uno de sus principales ingresos presupuestarios. En suma el cava catalán me saldría más caro que el auténtico champán francés.  Así con todos los productos catalanes que pasarían a ser exóticos en la Europa unida. Y la peseta, decían los viejos catalanes, es la peseta y lo demás son puñetas. No sería lo mismo, Sr. Junqueras.
      Nadie, en la reunión con los andaluces en  familia,  puso al Sr, Junqueras ante esta contingencia. Pero habría sido igual. su argumento era muy sencillo Puesto ante una evidencia, se limitaba a decir, más  o menos: "No contemplo esa posibilidad, luego me niego a discutirla".
      ¡Así, cualquiera...!


    
    

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