jueves, 9 de octubre de 2014
MANEJO DE MULTITUDES
Estaba pensando en el perro de la auxiliar de enfermería afectada por el virus ébola: una cariñosa mascota capaz de enternecer a las montañas rocosas y hacer que las multitudes se manifiesten en la vía pública para salvarle la vida.
Desde la ciencia aconsejan que, en estos casos de contagio, lo mejor y más seguro para todos, incluidos sus dueños, es aplicarle un narcótico que duerma para siempre al animalito, y no mantenerlo vivo bajo el riesgo de que contamine a una o varias personas con esa terrible enfermedad.
Pero Dios me libre de caer en la tentación de sugerir la muerte de un chucho. Un perro viene a ser uno más de la familia, una compañía, sólo le falta hablar. Ponerse en favor de la vida de una mascota supone tener muchos seguidores que te puedan aplaudir.
Por ahí se empieza. Para que las masas le sigan a uno, ha de darles la razón halagando sus sentimientos. Razón y sentimiento. La primera es fría; el sentimiento es cálido. El arte radica en utilizar la razón para dirigir el sentir de las personas: por ejemplo, afirmando una y otra vez que el perro es el mejor amigo del hombre, cuando como se decía en "La Codorniz", es al revés: el hombre es el mejor amigo del perro.
Un alcalde catalán decía muy convencido: "estoy de acuerdo con lo que quieran y pidan mis conciudadanos". Es un buen principio. Sobre todo si pidieren: "¡qué se supriman los impuestos!". Sentimiento muy generalizado.
Con todo, no es suficiente esta adhesión al sentir de las masas. Los políticos para hacerse creer, han de ser auténticos actores. Han de fingir con verosimilitud. Si así lo hicieren, arrastrarán al elector y ganarán siempre las elecciones. Sucede con los nacionalistas catalanes y vascos. También con don Pablo, el de "Podemos". Obsérvenlo: es un artista y siempre dice lo que las gentes sienten y además quieren oír. Llegará lejos. Les juego un descafeinado.
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