domingo, 26 de octubre de 2014

LOS MARTIRES COMO CORAZA


      Recuerdo el impacto violento del asesinato de Don José Calvo Sotelo en 1936: lo hicieron mártir y esto motivó que se adelantara la fecha del golpe militar y que se sumaran  muchos civiles al movimiento que calificaron de salvador.
      Mucho más tarde, en 1976, recuerdo las huelgas de Vitoria y cómo en un acto represivo murieron violentamente cinco trabajadores, a quienes también hicieron mártires los mismos que estaban combatiéndolos. Fueron el punto de arranque de un cambio político que acabó con el régimen salvador instaurado hacía cuarenta años.
      La situación política de nuestros días y las contadas intervenciones -mínimas hasta pecar de imprudentes- del poder central para reprimir los excesos de los secesionistas catalanes, hacen pensar que estos últimos quieren mártires y que el Gobierno central no está dispuesto a proporcionárselos.
     El caso es digno de análisis ya que el promotor número uno de la movida, que se ha proclamado astuto siguiendo una conducta zorruna y mal  oliente, ha cedido el protagonismo de la ejecución de un ilegal referéndum  a unos voluntarios del pueblo llano, que van a actuar de macheteros para rematar un toro con el que no puede el espada de turno, es decir el Sr. Mas.
     Al parecer de muchos contribuyentes (que  son los que pagan los desafueros), ha llegado el momento de aplicar el artículo 155 de la  Constitución, que da facultades al Gobierno central para poner las cosas en sitio. ¿Y quién le pone el cascabel al gato? Porque a nada que se descuiden  las "fuerzas represoras", movilizadas por ese Gobierno para hacer cumplir la ley en Cataluña, las veremos apaleando a los nobles y patrióticos  voluntarios  que al fin serán los responsables de mantener abiertos los centros de votación, mientras el Sr. Mas y conmilitones comprometidos se escaquean a mayor gloria de la ansiada independencia.
    O sea que el zorruno catalán busca mártires y el astuto  gallego no quiere morder la morcilla envenenada. Y hace bien.
    Más bien -si mi  opinión valiera para algo, que ya sé que no, y si en mis manos estuviera- pondría fuera de juego, aplicando el dicho artículo 155 constitucional , tanto al señor Mas como a algunos de sus  compañeros cómplices, por la mala administración de las finanzas catalanas, lo cual atenta "gravemente al interés general de España".
    Así podría,  el susodicho Sr. Mas,  hacer tiempo para reflexionar sobre la astucia y las diarreas mentales a las que puede dar pretexto.

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