lunes, 27 de octubre de 2014

PRÓXIMAS Y DECISIVAS ELECCIONES

          ¿Quien nos gobernará tras las primeras elecciones generales? Tratemos primero de eso que llaman la imagen que proyecta un partido político y de cómo la recrea y asume  la opinión pública, es decir los  votantes. Puede  deducirse que si la imagen no es buena el fracaso está cantado.
           En las elecciones de 1977, para el período que luego se llamó constituyente, se presentaron enfrentados a las izquierdas dos grupos políticos importantes: AP, con Manuel Fraga a la cabeza, y la UCD, coalición liderada por Adolfo Suárez.
           Suárez tuvo la habilidad dialéctica de situarse ante los electores en el centro el espectro político, anticipando un futuro cargado de promesas reformistas, frente a una AP , situada muy a la derecha, que quería prevenirnos del peligro de un descalabro social y territorial que se veía venir por unos y que  pocos lo tuvieron en cuenta; no se lo creían. En estas circunstancias, la UCD de Suárez, con su  “puedo prometer y prometo”,   resultó ser más atractiva que el “España es lo único importante” de Fraga, eslogan que trascendía  una lejana apreciación de la realidad. 
          Mientras, la UCD desapareció de escena,  AP quiso rectificar errores. Vieron los suyos,  que les convenía dar una imagen más centrada para ganar votos hasta alcanzar mayorías absolutas. Mientras, el POSE se vio envuelto en borrascosas componendas, corruptelas  y fracasos que limitaron su briosa popularidad. Lógicamente, su desprestigio y su mala imagen,  tuvieron efectos electorales.
          En nuestros días la demoledora corrupción afecta a los dos principales partidos políticos españoles. Lo que peor perdona el elector es que alguien,  quien sea, se aproveche del poder que le otorga la política en su propio beneficio. Los resultados electorales serán la crónica de un descalabro anunciado, por más  que les pese a socialistas y peperos. 
         ¿Tiene arreglo esta situación? Difícilmente. Solo sabemos  que, además de la confesión de boca, habrían de dar, ambos partidos, claras muestras de sincero arrepentimiento y promover una satisfacción de obra convincente, (esto enseñaba el catecismo entre cristianos) para borrar esas torpezas puestas en evidencia con demasiados indicios de culpabilidad, teniendo en cuenta que tanto se peca por acción como por omisión, en este caso de los encargados de cumplir y hacer cumplir las leyes. 
        Me dirán que otros también han pecado. Ciertamente. Pero los españoles estamos en manos de socialistas y populares y, después de habernos  hecho cargar con la cruz, solo nos falta abrir un nuevo episodio de parecidas características. Los que llegan vienen desnudos y cargados de promesas. Eso lo han hecho todos al principio, pero sin garantías de  terminar con los deberes cumplidos. El resultado es que, cuando incumplen lo prometido, el elector se queda con el culo al aire y el elegido, salvo excepciones pocas pero honrosas, termina -cuando menos- con el riñón bien cubierto.
       El hombre es el único animal que tropieza dos veces y más en la misma piedra.
        

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