miércoles, 29 de octubre de 2014

NUNCA SE CONTÓ EL NÚMERO DE CORRUPTOS

    Verán: era muy joven todavía en aquellos años de la guerra mundial, cuando Franco movilizó a un millón de españoles, para algo que aún no está muy bien explicado. Entre aquellas mesnadas,
me perdía el defecto de indagar los pequeños sucesos del diario quehacer.
     Enseguida percibí que gran parte del rancho sobraba por incomible;  pero no se perdía por eso la comida, puesto que iba a una gran cochiquera donde  alimentaban a un centenar de marranos. ¿La pregunta incontestada era: ¿Quién se come estos cerditos?
     Indudablemente, aquella cochiquera era un nido de corrupción colectivo. Ahí se paró mi curiosidad. Seguir adelante, tenía sus peligros.
     Luego, en la vida civil, advertí que las iniciales de mi nombre y apellidos,  aparecía en las chapas de matrícula de los coches oficiales: PMM (Parque Móvil Ministerios) y pensé: ya es desgracia; en cada coche de estos que llevan mis iniciales, viaja -por lo menos- un corrupto en potencia. Y como, contando al conductor, siempre -por lo menos- lo ocupan dos personas, calculé que un cincuenta por ciento de la nómina oficial con derecho a viajar en los PMM,  estaba compuesta por  corruptos en potencia. Si cuentan ustedes el número de coches oficiales de tantos y tantos organismos como hay en España,   les saldrá la cuenta exacta 
     Pues bien, puesto el Presidente el Gobierno, a  pedir perdón por los chorizos que le han crecido como setas hasta en la entrepierna, va y nos dice con dos  "pelés" que, afortunadamente, son pocos.
¿Y quién  lleva la cuenta? Salvo mis cálculos, que pueden estar errados por defecto, no conozco otros. ¡Ya me dirán! No veo que sean tan pocos.

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