jueves, 31 de agosto de 2017

UN PAÍS MUY CABREADO

     No es de mi agrado participar en las peleas patrias y menos cuando rezuman odios insatisfechos. Hay, en España,  muchos  "patriotas" -sobre todo entre políticos de ambos sexos-;  están ideando cómo hacer, unos para conservar y otros para alcanzar el poder.
     Quiero colocarme ante hechos ya pasados y otros que se anuncian como inevitables, en actitud neutral. Pero es imposible : las pasiones humanas pueden con todo. Vivimos y vemos cómo se atacan sin  piedad; cómo  se ponen tibios los unos a los otros. No se perdonan, sin que eso impida alianzas circunstanciales y endemoniadas,  para medrar, con los que ayer se cruzaban  insultos.
      Según  dicen, se fragua un alianza -tipo frente populista- para echar del poder a los enemigos, tildados de heredo fascistas sanguinarios y de ladrones consumados.  Funcionan las predicaderas mediáticas de ambos bandos a toda pastilla. Hay muchos intereses en juego. Van en serio.
      Se anuncia una moción de censura  para salvar a la Patria,  y a los fieles patriotas promotores del cambio; de un desastre irremediable.
      Los enemigos -que no adversarios-  también patriotas, tienen en sus manos los mandos de una respuesta que les asusta: cortar por lo sano sin anestesia. La respuesta que esta medida pueda ocasionar, se desconoce. Pero las cicatrices son duraderas.
     Soluciones prácticas: ninguna.
     ¿Estado de bienestar?  Para unos cuantos, como siempre.
      El que más chifla, capador. De ahí, no pasamos.


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