viernes, 4 de agosto de 2017

ATAQUE AL TURISMO EN MARCHA

    Por los años cincuenta del pasado siglo los españoles de a pie vieron cómo  los precios subían por el ascensor, cuando los sueldos se estancaron y no podían pasar del primer descansillo de la escalera. 

    Pese a la dictadura del nacional catolicismo en marcha, tuvieron cierta resonancia las huelgas laborales organizadas en protesta, y se quiera o no, acabaron con el racionamiento alimentario implantado al término de la guerra. Y ¡oh casualidad! la España de fronteras cerradas y autárquica hasta las cachas, empezó a recibir turistas que con el "bikini" a cuestas (ellas),  trajeron los primeros principios de libertad. ¡Tal y cómo lo cuento aunque el dato pase desapercibido para los historiadores!

      Luego llegaría Fraga a dirigir el Ministerio del  ramo y ¡lo que son las cosas! Se hizo popular el dicho de "con Fraga hasta la braga". Casualmente se acabó el hambre. Justo es decir que por el año de 1953 se firmó un concordato entre la Santa Sede y la España de Franco;  gracias a tal acuerdo, pudo ir  -según viejas tradiciones- como Jefe de Estado,   bajo palio. O sea que todos contentos. Los españoles, ya se sabe, o curas hasta en la sopa o sopa de curas. Tienen su turno. Lo malo  es ir por  medio. ¡No se lleva! Basta seguir a los apóstoles de la democracia.... ¡joder que tropa!

       Pero... me alargo, y no es cosa.  Sólo quería decir que, según parece, hay que arrear estopa al turismo llegado a España en demasía -cierto- cuando lo aconsejable es moderarlo, sin matar a la gallina de los huevos de oro. 

        A  no ser que el tal turismo venga a ser la salvación del odiado gobierno al que yo admiro porque a diario ha de enseñarnos sus intimidades en demostración de limpieza. 

         ¡Vamos  a ver el espectáculo!

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