jueves, 10 de agosto de 2017

SOMOS DIFERENTES

     Sí. Nos parecemos los unos a los otros, pero somos diferentes. Y los políticos, conscientes de nuestros deseos, lo primero que prometen a su clientela, para ganarse el voto, es la igualdad. 
     Pueden decir que la igualdad por ellos prometida, y deseada por la mayoría,  es la económica, puesto que no hay derecho a que existan esas diferencias salariales o remuneradoras que se dan en realidad.
     Los que sufren esta injusticia -una mayoría de pacientes seres humanos- han vivido experiencias tan amargas, que terminan por  creerse esas promesas; mejor dicho, terminan por ser selectivos para concluir en este axioma: el cambio para todos es imposible, pero si llega para mí, ya es suficiente.
    Yo no digo que todos los que se dedican a la política estén en esa onda, pero no me negarán que en las filas de los que predican la justicia social y otras bienaventuranzas subyace esa tentación de servirse de la política para mejorar su situación social.  
      Ahora mismo, en nuestros días, podrán ir viendo cómo los predicadores de la igualdad se desgañitan ofreciendo la  igualdad a sus votantes, hasta "dejarse la piel" según dicen con harta frecuencia.
       Una mirada hacia atrás suele ser muy instructiva: ¿cómo vivían? ¿Cómo viven?
        Es igual. Los cambios llegarán a través de la política -y del fútbol y otros menesteres-, para unos pocos. También es divertido ver como disfrutan unos pagando la entrada en taquilla y otros echando el voto en la urna.
       Hay sitio para todos.


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