martes, 8 de agosto de 2017

NO SUBEN LOS SALARIOS

     ¿Por qué? En primer lugar actúa la ley de la oferta y la demanda: cuando abunda la primera, -mano de obra a pasto-  los salarios se envilecen. Es el caso de España. Y para complicar la cosa, el número de parados puede volver a desmadrarse con el incontrolado arribo de migrantes.

     En segundo lugar, actúa el no poder competir con empresas extranjeras. Los costes de fabricación de un mismo producto de cierta  calidad o la prestación de un mismo servicio técnico, es mas caro en España por la razón que fuere. Casi siempre, porque en otros países emergentes,  el índice de productividad rinde al máximo y aquí no.

     Al empresario de España no le salen las cuentas y al trabajador tampoco. Desaparecieron miles de empresas y millones de trabajadores se quedaron sin trabajo y sin ingresos.

      A los afectados sólo les quedan dos vías:  abaratar el producto o  el servicio, mejorando  la productividad de cada tarea -para subsistir-, o cerrar el chiringuito. Lo más fácil era cerrar.  Y cerraron. Tal actitud  acentuó  la crisis, vinieron los conflictos y, hasta donde se pudo, aumentaron las subvenciones en favor de algunos damnificados. Y aumentó la presión tributaria. No obstante, la mayoría se vio desamparada. Surgió la contratación clandestina a precios tirados.  La vida se encareció para todos. Y cada uno se las arregló como pudo. ¿Incluso robando? ¡Claro que sí! Y  el contagio llegó a la política. ¡En esas esas estamos! 

        El cambio  de políticos y políticas es un sueño, pocas veces tan deseado y pocas veces tan inútil. Servirá para poco. Tienen que cambiar los principios, los valores. Y esa es tarea de escuela. Y la escuela lleva su tiempo.

El horizonte no está despejado. ¡Lo siento!


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