sábado, 26 de agosto de 2017

NINGUNEAR AL PUEBLO ESPAÑOL

   ¿Hay diferencias entre los españoles de Cataluña y los del resto de nacionalidades y regiones de España? Supongamos que sí. O mejor aún: reconozcamos que, en efecto, hay grandes diferencias .
     El argumento, para los secesionistas, es elemental: hablamos distinto idioma, luego somos diferentes. Y dada esa premisa, es fácil deducir que los catalanes tienen derechos y deberes distintos al resto de los españoles. Es que, -según sus tesis- son catalanes forzados a ser españoles.
     A partir de ese credo, los que no se sienten españoles promueven el uso de los distintivos que favorecen aquello que les distingue;  y ningunean lo que les confunde. De esta práctica hacen un sentimiento, una religión con la que se identifican pasionalmente.
     La forma de entenderse tanto con los catecúmenos como con los veteranos practicantes de una creencia cargada de valores sentimentales, es adoptar la actitud del indiferente. Lo demás es como el viento a la contra; lo único que se consigue es que vuele más alto la cometa.
     Pero esta actitud que conduce al  ahorro de debates inútiles a cambio de una indiferencia reflexiva, no excluye la discreta promoción de valores  prácticos, en  favor de todos: en especial de los que son catalanes sin perjuicio de ser españoles. Algo parecido a lo que hacen los suizos que se entienden en tres  idiomas con lo que consiguen, desde hace ya años, ahorrarse peleas  y alcanzar  los más altos niveles de bienestar.
     Lo  que no es admisible es que con el pretexto de "por la paz un avemaría" se acabe por ningunear al pueblo español.
     Y en eso están incurriendo nuestros sufridos gobernantes.  
     ¡Pueden decirlo hasta los agentes a  quienes se confía la seguridad del pueblo español!

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