miércoles, 16 de agosto de 2017

LOS ESPAÑOLES PIERDEN VOTOS EN EL PAÍS VASCO

 

                                                                 I

     Pierden votos en el País Vasco y en Cataluña. Se supone que me refiero a  los partidos políticos centristas de España, de izquierdas o derechas. .
     Y esta es la pregunta: ¿Por qué muchos partidarios españoles de centro no  votan a los suyos?
      Respondo: porque no dan credibilidad a las iniciativas que ponen en juego  para defender sus ideas: la de sus votantes; no la de los partidos. Es más: niegan a los  suyos un remedio que luego se lo entregan complacientes a sus adversarios. Eso pasó con el Concierto Económico, que pudo devolverse a los vascos al tiempo, por ejemplo,  que se legalizaba el Partido Comunista (demostración de que era posible) y  se lo negaron a los suyos que lo pidieron.
    ¿Por qué tanto en Cataluña como en el País Vasco sucede lo mismo desde hace cuarenta años?
     Es de fácil explicación:  la conducta de los partidos centristas de ámbito nacional, quiso templar gaitas con sus adversarios, creyendo que sus votantes eran muñecos insensibles al desprecio.
      La UCD de Álava, en las primeras elecciones democráticas de 1977, surgió de  un colectivo electoral que se proclamó alavés, foral e independiente y ganó el envite  con clara mayoría. Los alaveses centristas implantaron una  marca que estaba señalando el camino a seguir:  defender las ideas vascas forales, debidamente  actualizadas y compatibles con los derechos de los demás territorios de España. Era posible y sigue siéndolo. El Estatuto Vasco se aprobó atendiendo a las ideas nacionalistas, por  encima de las foralistas. Es que esas últimas no se concretaron,  no se debatieron, no se divulgaron, no se hizo escuela.
     Los políticos centristas, faltos  sensibilidad  foral, nunca llegarían a advertir que para enfrentarse al nacionalismo hacen falta en Vasconia  argumentos vasquistas y no había otros -ni los hay hoy- que los que pueden hallarse en los archivos de cada territorio foral,  debidamente actualizados y debidamente racionalizados.
     Años más tarde surgió  Unidad Alavesa, que también cosechó sonadas victorias electorales con argumentos foralistas,  muy torpemente manejados por algún directivo que terminó por defenestrar el invento con la disolución del partido.
     Y reincidiendo en el tema, el PP. alavés, dirigido con posterioridad por Ramón Rabanera, cosechó nuevos triunfos por defender, bajo ideas forales la política hegemónica -hasta donde era posible- de la Diputación Foral de Álava.
     Volviendo al período constituyente. los comentaristas más  agudos del momento, coincidieron en esta apreciación:  los nacionalistas  vascos y catalanes desean una generosa  autonomía como base inicial preparatoria de una futura independencia,  con la que constituir sendas naciones soberanas.
      Y -no se olvide- los nacionalistas vascos y catalanes  seguirán defendiendo esta idea secesionista, en tanto no surja un partido de signo opuesto que los derrote electoralmente  con un mejor ideario   basado en los valores autóctonos que no tienen por qué ser separatistas.
      ¿Están los aludidos haciendo algo parecido en los días que corren?
       No. Pero cuidado: lo que sucede  no es achacable a los nacionalistas. Ellos están a lo suyo y defienden sus derechos. Es el  resultado de una política de bajo estilo, de subsistencia, de ir tirando ejercida por los políticos que dicen ser españoles.
        Entonces ¿a quién se acusa?
        No se acusa;  simplemente, se constatan hechos. .
        Ya se verá.
         (Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario