miércoles, 17 de septiembre de 2014

SE PASAN AL ENEMIGO.

      La actitud de los llamados demócratas constitucionalistas, en 1978, al crear el Estado de las Autonomías, fue no tanto reflexiva como concesiva y tolerante. Y luego, en el ejercicio del poder, los Gobiernos que se sucedieron, fueron aún más blandos, hasta dejar que pasaran cosas que aún avergüenzan a quienes las padecieron. (Recuerdo los vergonzosos traslados a escondidas de muchas víctimas de ETA).
      Como todo lo  heredado de la dictadura era malo,  todo lo que se hiciera  bajo el  sello de la democracia sería  bueno por definición. Creyeron por tanto que, frente a la doctrina unitaria, la solución para lograr el sosiego de los nacionalistas estaba en otorgar autonomías generosas y en  ser buenos y amables con ellos hasta el final; tan buenos  como para dejarles interpretar sus Estatutos, sobre todo en Cataluña y Vasconia,  con suma liberalidad.
     Pues bien, pasado el tiempo y vividas toda suerte de experiencias, una mayoría de españoles estamos convencidos  de que a los movimientos nacionalistas les va la escalada. y la música. En medio de un jolgorio multitudinario, los soberanistas catalanes nos  anuncian que en un día señalado, a una hora determinada,  van a cantar el "adiós a España" . Claro está, lo hacen por amor a la democracia, y así termina por ser un episodio hermoso. Y  ahí te pudras solo, amigo español, ya que, como  vienen demostrando, eres distinto y tienes derecho a tu mundo, pero no al catalán,  a no ser que como buen converso estés de acuerdo con las doctrinas separatistas. Esto es democracia y no el cumplimiento de unas leyes que se aprobaron bajo la influencia franquista, aunque el titular estuviera muerto y desautorizado, por esos tiempos,  hasta por quienes le hacían la pelota.
     Y cuando los separatistas  amenazan con pasarse la ley por la sobaquera y desde el Gobierno advierten "la ley hay que  cumplirla", van,  se cabrean y responden  que eso no es democrático.
.     Puestos en este trance, todavía hay españoles que siguen creyendo que la mejor respuesta es el mimo (la zanahoria)  al soberanista, y  al español, por tonto, un buen palo en la entrepierna, para que aprenda a no fiarse ni de su padre.   
   Como muchos de estos escarmentados  ya prevén  la derrota del Gobierno y el triunfo de los secesionistas,  no es extraño que estén buscando protección bajo la estelada, su bandera. ¡Ha pasado siempre!

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