viernes, 12 de septiembre de 2014

NO QUIERO SER ESPAÑOL

     Hay un viejo refrán patrio, poco conocido, que reza: "A quien Dios no le dio bragas las costuras le hacen llagas".
     Viene a cuento porque en la fiesta soberanista catalana, celebrada ayer (11/09/2014) con masiva asistencia (recordaba las manifestaciones multitudinarias hitlerianas proclamando la grandeza alemana),  hubo un jerife de la cosa, que manifestó enfáticamente: "yo no quiero ser español". ¡Y tiene la desfachatez de decirlo, ahora, en nuestros días, cuando los españoles ya estamos en Europa! ¡Ahora,  cuando los  europeos del norte -europeos hasta las cachas- nos han reconocido el mínimo derecho a llevar  bragas!
     Cosas veredes, Sancho, que harán fablar  las piedras. Resulta que es posible dejar de ser español a voluntad propia. España tiene reconocida la condición de apátrida para casos especiales como el de este sujeto que reniega de la nacionalidad española. Bueno es que se vaya enterando. A lo mejor, el deseo de ese catalán,  multiplicado por esos cientos de miles  de catalanes que no quieren ser españoles, es la solución de este conflicto que  atenaza a millones de compatriotas.
    En rigor, un separatista catalán, no tendría porque estar votando o dirigiendo instituciones que  como la Generalitat son españolas. Si fueran consecuentes los tales secesionistas, estarían voluntariamente combatiendo a estas instituciones desde fuera; porque al fin son organismos que emanan y han sido posibles gracias a una Constitución española, aprobada por millones de españoles que asumieron e hicieron que fueran españolizados  genuinos inventos catalanes.
    Pero ya ven, para algunos (para la mayoría no, por favor) lo que no son pesetas, son puñetas, y pasan por todo. La vida es así. Pero esta vez estos pasantes se pueden quedar sin pesetas y sin euros. Conste que lo digo sin mala intención.

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