martes, 9 de septiembre de 2014

EL TURISMO BASURA.


    En España las publicaciones oficiales y los medios de comunicación privados, propenden a informar con delectación sobre el número millonario de turistas que visitan España. Queda implícito que cuantos más turistas vengan, mejor para los españoles.
    La información así servida,  induce al error. No es los mismo que visiten la barraca cien personas y entre todas dejen cien euros, a que la visiten diez que dejen la misma cantidad.
   No es por llevar la contraria, pero nadie negará que España ha cobrado fama, entre la juventud (o jumentud) de tierras extrañas, por ser un putiferio donde el  consumo de  bebidas alcohólicas y otras drogas es accesible a titulares de fortunas modestas. Por eso, los tales se presentan en manada en lugares de fácil  acceso, se ponen tibios de ingerir toxinas y cuando  no pueden más organizan la de Dios es Cristo: gritan, cantan, berrean, se tiran por los balcones, excrementan, vomitan y hasta follan en la vía pública al grito de viva la madre superiora.
     Todo tiene un límite, naturalmente, hasta las arcas de donde al fin sale el dinero  que limpie la casa de la basura que dejan las visitas. Y ese límite, si no lo pone el administrador de turno, lo pone la dura la realidad del día a día: no hay dinero para recoger tanto desecho ni cargar con tanto muermo turístico; dinero que al fin sale de los  bolsillos del modesto vecino que procura no manchar por lo cara que sale la limpieza.
     El turismo malo desplaza al bueno. Por eso harían bien las autoridades en fomentar el turismo cultural -fácil para un país lleno de escenarios históricos- en vez de entregarse tan de lleno a fomentar el popular atractivo de la pandereta, el marisco congelado y la fiesta del sábado sabadete...
    Al fin y al cabo el turismo es la única industria segura que mantiene a buen numero de trabajadores en España. No chinguemos a la peladita,  que no hay otra.
    
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