lunes, 15 de septiembre de 2014

EL PARO SE ENQUISTA

     Enquistar un asunto es ni más ni menos que paralizar un proceso activo de lo que fuere. Y paralizar es detener, entorpecer  o impedir la acción  o el movimiento de algo.
     El paro en España  alcanzó unas cotas, desconocidas en los países de su entorno, porque  al estallar la burbuja del ladrillo y paralizarse la construcción, no supimos o no pudimos dar con empresas de repuesto capaces de absorber la oleada de parados que vomitaban las compuertas de este sector, abiertas de par en par por causa  de la crisis.
     Ahora, digan  lo que digan los políticos,  el ritmo de llamada al tajo es lento y exasperante; ni reduciendo escandalosamente el coste de la hora salarial se consigue reanimar la espera del parado, por más que sostengan algunos que hay datos optimistas que indican  lo contrario.
     No se sabe si son los sociólogos, los economistas,  los políticos o todos juntos los llamados a poner remedio a la cosa. Lo cierto es que si los particulares no arriesgan sus ahorros en crear empresas, la cosa va para largo.
     ¿Por qué no arriesgan? Porque tienen miedo a perderlo todo ya que, tal y y como estamos viendo, no hay seguridad jurídica que garantice una vida serena y ordenada necesaria para crear puestos de  trabajo que produzcan  beneficios legítimos a los emprendedores.
       Como dónde no hay cecina todo se vuelve mohína, ¡adivinen ustedes quien puede, en tales condiciones, atreverse a poner el cascabel a esta pantera disgregadora que anda suelta por la piel de toro!
       Va para largo.

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