domingo, 20 de julio de 2014

VAMOS DE TERTULIA

   Embebido en la película televisada,  a punto el desenlace, el corte para  largar publicidad a chorro estaba cantado. Lo sé por experiencia. Si no cambias de canal, prepárate  para veinte minutos -no menos- de cascada publicitaria. Así que,- dueño del mando a distancia- me fui de tertulia.
   Me falla la retentiva,  olvido los nombres, y conozco más a los tertuliantes por lo que dicen y cómo lo dicen, que no por sus señas de identidad. Era en la Sexta, y me gusta por que la dirige un joven que se las ve y las desea para aparecer  neutral. ¡Honradez euskérica! A este chico lo conozco de la  tv-vasca y hace lo que puede para que no se le desmande la charlatanería.
    Me quedé  enganchado a la emisora por Pablo, que habla muy bien, en corto, y lo hace para cautivar, no a sus contertulios - a  los que nunca convencerá -, sino a los televidentes, de donde le pueden llegar los votos. ¡Buen político! ¡Cuánto por aprender les queda  a las mesnadas derechoides o izquierdosas!   
   Y, al fin,  me desenganche de la Sexta porque me aburre un señor que nunca se cansa de exhibir  su sapiencia, lo mucho que lee, lo tanto  que enseña,  sus títulos, su amor a la docencia... Es capaz de aburrir a un muerto. "Cada cuatro horas un universitario emigra; se va de España"  - dramatizó, mientras se vanagloriaba de su amor a  la estadística.
   Es sabido que todo el que emigra desde la pobreza, lo pasa, entre extraños, peor que en su patria; y si lo hace y acepta el sacrificio es con la esperanza de mejorar su situación. A eso nuestros abuelos le llamaban "hacer las Américas" y se dejaban de pamplinas lacrimógenas. Emigraban españoles, irlandeses, polacos,  italianos, griegos, alemanes... según las circunstancias y por ser libres para poder hacerlo. De Cuba casi nadie emigra.
    Ahora me explico por qué Pablo sube y gana en votos, y otros los pierden y andan de capa caída. Con voceros así, no es extraño. Algunos partidos políticos -los dos principales sobre todo- necesitan una doble limpia: de corruptos y de inútiles; aunque presuman de  ser profesores universitarios y cosas parecidas.

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