Se tiene por axiomático que la unión hace la fuerza. No es cierto del todo. Lo que de verdad nos hace fuertes es contar con la unión, sí, pero bien organizada. Un ejército unido por la vistosidad uniformada de numerosa tropa, puede rendir mucho menos y tener menos fuerza que una guerrilla desarrapada, pero bajo una organización modélica y con potencia de fuego debida a un armamento sofisticado y moderno.
Si recurro a esta imagen es, primero, para reconocer que el principal problema de España lo constituye hoy el afán secesionista de un importante número de catalanes; y segundo, para constatar que, bajo un sentimiento independentista, esos catalanes se han unido y su organización va por delante de la que pudiera existir para defender la nación española soberana que heredamos de nuestros mayores.
No voy a discutir la legitimidad de unos y otros para entrar en la lucha, porque interesa muy poco indagar sobre quiénes son podencos y cuáles galgos. Para vislumbrar el futuro lo importante es saber quiénes esta mejor organizados - tanto dialécticamente como sentimentalmente-: si los defensores de la Cataluña separatista o los de la España unionista.
Creo que llevan ventaja los catalanes separatistas, porque sus políticos han sabido movilizar a las muchedumbres. Creo que van por detrás los españoles unitarios, porque integran multitudes huérfanas de un liderazgo capaz de conectar con ellas, con su sentimiento nacional español; y de dotarlas de una eficaz organización para cobrar auténtica fuerza.
¿Otra guerra? ¡Nada de eso! Organización pacífica y democrática, capaz de vencer a los secesionistas dialécticamente y en las urnas.
Alguien está siendo responsable de esta situación aunque no lo quiera reconocer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario