miércoles, 23 de julio de 2014

DEL AGUA QUE NO BEBERÁ..

   Entre las tareas urgentes que preocupan al secretario  general electo del PSOE, don  Pedro Sánchez, está la de no establecer alianza alguna con el PP. Así lo ha manifestado,  con olvido del viejo principio que reza: "no digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre".
   La política, como dicen que dijo Fraga, te lleva a tener que aceptar a muy extraños compañeros de cama. ¿Quién le iba a decir que  se daría el abrazo de Vergara (prototipo de la mutua conveniencia que pudo llegar al beso, y menos mal, no se lo dieron) con su cordial adversario el Sr. Carrillo?
   Pero el Sr. Sánchez  (dicho con la mejor intención, con todos mis respetos, con ánimo de ilustrar pero nunca denigrar) no deja de ser un novicio. Ya aprenderá. Como --según cuentan y hasta pudo ser verdad -- de aquel rey, Enrique IV, francés de natura, al que le ofrecieron una paz idílica  si, más o menos, se convertía  a la religión verdadera. ¿Y qué pasó?  Que  con  todo ser un rey, dijo aquello de "Paris bien vale una misa" y cambió de casaca como quien se quita una boina.
   "La política es el arte de lo posible", dicen que dijo Mussolini aunque  yo no me lo creo. Y en efecto, Sr. Sánchez, no se preocupe por lo que tiene dicho. Siempre entra dentro lo posible el chaqueteo. No olvide que sus mayores al referirse a la OTAN proclamaron aquello   "de entrada no" y luego les costó una FILESA desdecirse para organizar un refrendo que les  permitiera hacer lo contrario.

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