jueves, 17 de julio de 2014

EL GATO FEDERAL NO ES UNA LIEBRE

      La política como arte de lo posible, no puede confundirse con el pasteleo  que nos lleva  a mitigar dulcemente  el apetito de hoy y a hundirnos en el hambre del mañana.
     No nos engañemos y no nos dejemos engañar. Hay varias verdades ineludibles que han de tenerse en cuenta.
     Los nacionalismos tienen una razón de ser: Lograr la  independencia y que su pueblo sea soberano. Desean su propia Constitución o Carta Magna o como se quiera llamar.
     En tanto no consigan la independencia, solo aceptarán, a beneficio de inventario, todas aquellas competencias que acerquen a su pueblo al goce de ese derecho soberano. Así actuaron cuando  se les brindó la autonomía estatutaria. No les gustaba, pero menos da una piedra. Era  un conato de independencia y así  lo entendieron y ejercieron sus derechos los jerifes nacionalistas. Pero nunca renunciaron a sus fueros   históricos, que al final se traducen en constituir una nación soberana.
    Una federación, supone la aprobación de un solo texto constitucional  para todos los territorios federados. Y eso nunca lo pueden aceptar los nacionalistas -hoy mayoritarios en Cataluña y el País Vasco- porque acabaría con sus derechos  soberanistas.
    Admitirían una confederación, donde cada territorio gozara de  su Constitución  soberana. Ellos, los nacionalistas, serían entonces los llamados a ceder  algunas competencias al ente confederado. Y eso si les gusta. Ellos no admiten  el gato federal como si fuera una liebre independentista.
    Además, los promotores de ideas federadas, no saben donde se meten. Pero ese es  otro tema.

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