sábado, 12 de julio de 2014

LA DEUDA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.


   Hace unos días se publicaron las deudas que atenazan a los partidos políticos españoles. No se salva ni uno de los que tienen  algunos años de historia. Sus acreedores, como es lógico, son organizaciones bancarias en manos de potentes
grupos financieros.
   Un minuto para responder a esa pregunta: ¿Qué independencia de actuación, en materias sensibles para esos  financieros, pueden tener unos partidos políticos endeudados cuando se ven constreñidos a tomar decisiones?
   Esto explica -entre otras cosas- la existencia de paraísos fiscales en los cuales hallan refugio, para eludir el pago de  impuestos, estos prestamistas  del carajo que menudo favor están haciendo a la democracia.  Nadie hace prestamos a cambio de nada.
   Pero no echemos la culpa a prestamistas y prestatarios. Los  tontos somos, o son, quienes se creen las mismas mentiras de siempre y no saben que cuando toda la cosecha está podrida, solo  tiene algún  provecho el fruto menos maleado.
  Lo primero que ha de demostrar un partido político es que sabe administrar lo propio para, por añadidura ser un buen gestor de lo ajeno. Ya me dirán que confianza se merecen quienes año tras año siguen endeudados hasta las pestañas.
  Una buena administración se basa en el ejercicio de su tarea honestamente, con austeridad,  competencia y  disciplina, para promover el bien de los administrados.
  Ya ven el resultado. Ustedes perdonen que les ponga ante tan triste realidad: cuando un partido político no sabe administrar lo propio, ¿que garantías ofrece para gestionar lo intereses de todo un país?

No hay comentarios:

Publicar un comentario