miércoles, 19 de marzo de 2014

UNA DEMOCRACIA DESNORTADA

Cualquier miembro de una comunidad de propietarios, si se detecta una gotera en el tejado de la casa común y actúa con deseos de acertar, lo primero que intenta es asesorarse sobre los medios más eficaces y económicos que se han de poner en marcha para remediar el mal existente, y así volver a la normalidad; en segundo término tratará de hacer valer este argumento ante los demás copropietarios.Si hay dudas, intentará sumar votos a su propuesta. Y por pura lógica, la gotera se suprime en un tiempo prudencial. Si salimos de ese plano, es decir de la diaria realidad, y al copropietario de marras lo hacemos político y lo mandamos al Parlamento español -que es donde se deciden las soluciones para los problemas de nuestra casa llamada España- lo primero que hacen los parlamentarios es armar la bronca y no ponerse de acuerdo a la primera en casi nada;salvo en un punto: cuando se trata de sus remuneraciones y bienes colaterales. Ahora urge el problema de la inmigración y de los coladeros de Ceuta y Melilla. ¿Acaso se ve o se adivina que quieran esos parlamentarios entenderse los unos con los otros? En cuanto les llega la ocasión se tiran a degüello y, entre tanto, el agujero, la gotera, cada día es más grande.O se busca una disculpa: en nuestro caso, Europa. Europa tiene que sacarnos del apuro porque también a Europa le afecta la gotera. Mal asunto poner a Europa de pantalla y de esta forma correr el riesgo de que el problema se agigante y el agujero sea más difícil de tapar. Afrontemos el problema ya que esto no impide que Europa colabore. Tenemos, sí, una democracia a la española. Una democracia irresoluta y desnortada. ¡Así nos va!

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