martes, 11 de marzo de 2014

HAY POCOS DEMOCRATAS

Me refiero a España, pero podría decirse de otros países: hay pocos demócratas. Partimos de que todos los sistemas de gobierno son malos, si bien como dijo W. Churchill, la democracia es el mejor, o el menos maleado, entre todos los que funcionan en el mundo. Lo primero que necesita un país para ser catalogado como democrático, es que sus moradores sean y se comporten como demócratas. Sin esta materia prima, no hay democracia. España es una democracia de segunda fila, porque los españoles -tomados a granel- no saben comportarse como tales demócratas; si se comportaran democráticamente una gran mayoría de ellos, se habría impuesto el criterio de ir unidos, olvidando los intereses de partido, a reducir los efectos de la crisis que nos atenaza y afecta principalmente a los desempleados que carecen de los medios necesarios para vivir dignamente. Incluso gran parte de los elegidos para regir los destinos de España o sus Comunidades Autónomas, no dudan en mantener y proclamar su deslealtad a los principios legales, pese al juramento o promesa de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella dimanan. Nos demuestran su escasa voluntad para ejercer el poder como demócratas. Incluso la legislación vigente, aprobada bajo la protección constitucional, se aplica con deficiencias señaladas, que conducen al absurdo de que en la práctica no todos los españoles sean iguales ante la ley. Son muchos los que creen que todo se arreglaría cambiando las leyes. Craso error. Las injusticias se corregirían, por lo menos en parte, si los españoles cambiaran su forma de ser. Es decir, si fueran demócratas libres y solidarios en porcentajes muy altos. Algo así como los suizos, por citar un ejemplo no muy lejano.

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