jueves, 27 de marzo de 2014

TIEMPOS DE CAMBIO

A mis diez años, con muy elementales datos sobre el significado de algunas banderas políticas, conocí y reconocí la grata sensación que la "ikurriña", enseña del Partido Nacionalista Vasco, generaba entre los niños de mi edad. Me hice amigo de unos escolres bilbainos, veraneantes en mi pueblo natal, cuyo padre, maestro de primera enseñanza, resultó ser un militante destacado de ese partido.= El maestro organizaba excursiones veraniegas con la participación de sus hijos y otra muchachada entre la que me ví incluido. Todos nosotros aprendimos diversas canciones, entre las que el maestro colaba algunas de marcado carácter nacionalista vasco.= Durante los siguientes años, continuó la amistad con el grupo bilbaino, pero a medida que madurábamos y los partidos de toda codición politica radicalizaban sus actitudes (eran los años de la II República), alcancé a enterarme de que mis padres no eran nacionalistas y -claro está- a fuerza de preguntas comprendí las razones aducidas en mi familia para sentirse españoles; sin mas, me identifiqué con la forma de pensar de mis mayores.= En aquellas jornadas veraniegas comprendí que el afán de todo nacionalista era, y es, alcanzar la independencia de su territorio, es decir del habitado mayoritariamente por vascos, en razón al hecho diferencial que lo distinguía de otros pueblos. Cualquier conquista autonómica sería admitida como provisional -un pago a cuenta-, sin que esto significara conformidad con el avance que pudiera suponer una concesión autonómica.= Por si alguno dudara de esta interpretación, le invito a leer la disposición adicional recogida y aprobada en el Esatuto Vasco que reza: "La aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico". Ahora, como siempre, la única forma de arreglar con carácter definitivo las diferencias existentes entre los nacionalistas vascos y catalanes, frente a una mayoría de españoles, es mediante la concesión de la independencia a cada uno de estos territorios, para dar pie al nacimiento de dos nuevas naciones: Catalunya y Euskadi.= Todo lo que no sea la independencia total es pan para hoy y hambre para mañana. Los partidarios que siempre surgen para que se abra un diálogo con los nacionalistas -en este caso catalanes- ya saben lo que se juegan en ese envite: todo contra nada. Sobre este supuesto: dando todo a cambio de nada, ya se sabe a quién le toca perder más. Pero el hecho cierto es que perderemos todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario